Ilse Loango: construir futuro e identidad cultural con el cacao de Guapi
Creadora de la primera marca que elabora chocolate con materia prima del puerto del Pac¨ªfico caucano, no solo da empleo en un municipio afectado por el conflicto armado y la falta de oportunidades, sino que mont¨® espacio de formaci¨®n acad¨¦mica y cultural para los hijos y sobrinos de sus colaboradoras
¡°El cacao se peg¨® en mi piel hace seis a?os¡±, dice Ilse Loango con una voz dulce y ese contoneo de las s¨ªlabas que tiene la gente de su natal Guapi, una tierra a orillas del mar Pac¨ªfico, en el Cauca. Suena alegre, con la cadencia entusiasta de los currulaos, arrullos y alabaos con los que creci¨®.
Tiene 30 a?os, es mam¨¢ de Jhojan David (12) y gracias a una idea que se le ocurri¨® en 2018, en la que persever¨® y a la que dio forma, hoy 20 mujeres de los barrios Puerto Cali, San Mart¨ªn y Las Am¨¦ricas viven de la fabricaci¨®n de chocolate de mesa y chocolatinas, que se producen con el cacao que 20 cultivadores cosechan en medio de la manigua. ¡°?Cacao de Guapi!¡±, recalca.
Chocomueic es el nombre de su empresa (Chocolate elaborado por mujeres emprendedoras con identidad cultural), que ya tiene una capacidad de producci¨®n de m¨¢s de 12.000 unidades mensuales de cada uno de los 20 productos que genera, y puntos de venta en Bogot¨¢, Cali, Buenaventura, Popay¨¢n y Cartagena, adem¨¢s de conversaciones para ofrecerlos en Medell¨ªn.
En agosto pasado la invitaron a Nairobi (Kenia) para participar en la asamblea global de Gobernanza de Reparaciones Clim¨¢ticas, organizada por Taproot Earth. All¨¢ ech¨® el cuento y aprendi¨® de otras iniciativas que florecen en el mundo entero, siempre buscando resignificar la importancia de la vida, y con ella la de la naturaleza; la recuperaci¨®n de la dignidad, y opciones de crecimiento personal y profesional.
Loango habla con esperanza, cree que las cosas van a mejorar y est¨¢ convencida de que apuestas como la suya contribuyen a la construcci¨®n de paz, ¡°pues brindan esas oportunidades econ¨®micas que a veces son limitantes para tener una vida digna¡±.
Guapi y las dem¨¢s poblaciones del Pac¨ªfico profundo han sido escenario constante del conflicto. All¨ª creci¨® ella, la segunda de cuatro hermanos por parte de mam¨¢ y pap¨¢. Su padre, Sebasti¨¢n Loango, era vigilante en la Universidad del Pac¨ªfico. Su madre, Hilda Mar¨ªa Hern¨¢ndez, trabajaba como auxiliar de farmacia en el servicio de salud para los docentes: ¡°Un hogar con mucho amor, donde los valores primaron. Mi pa¡¯ y mi ma¡¯ eran referentes en el pueblo, pues siempre los buscaban para ser padrinos, por haberse casado y conformado una buena familia¡±.
El primer recuerdo de chocolate en su paladar es el del Milo, que cada noche le mandaba a comprar su pap¨¢, con dos bolsas de leche para el desayuno. Creci¨® con ba?os de mar y de r¨ªo, comiendo mamey y caimitos, bogando por las tardes con su grupo de amiguitas. Perdi¨¦ndose entre los manglares, cuando a escondidas desamarraban las peque?as embarcaciones de madera llamadas potrillos, que eran de quienes ven¨ªan de zonas rurales a hacer diligencias en la cabecera municipal.
Es normalista y ha trabajado como docente. Hace seis meses se gradu¨® en Ciencias Sociales. Durante varios a?os fue asesora pedag¨®gica en Vive la Educaci¨®n, un programa del Consejo Noruego para Refugiados: ¡°Acompa?¨¢bamos el acceso a la educaci¨®n, la permanencia y el ¨¦xito escolar de ni?os, ni?as, adolescentes y adultos, tanto urbanos como rurales de Guapi, Timbiqu¨ª y L¨®pez de Micay. Estando all¨ª me cuestion¨¦ de que muchas mujeres y j¨®venes, si no era por la llegada de proyectos al territorio, no ten¨ªan otra fuente de ingresos¡±.
Cuando el proyecto termin¨®, en un viaje a Cali vio a su cu?ada haciendo chocolates. Al regresar a Guapi les cont¨® a su mam¨¢ y unas t¨ªas de ese negocio. A ellas, en alg¨²n momento les hab¨ªa o¨ªdo hablar del cacao que se produc¨ªa en la regi¨®n, que a peque?a escala y para consumo de sus respectivas casas, cosechaban, tostaban, pelaban y transformaban en bebidas.
Se volvi¨® vendedora de plantas el¨¦ctricas e insumos para navegaci¨®n y comenz¨® a ahorrar 200.000 pesos mensuales de los 900.000 que ganaba. La pandemia la dej¨® sin empleo, pero con m¨¢s tiempo para maquinar.
¡°Convers¨¦ con personas del territorio ¨Ccuenta¨C. Entre ellos, Gerardo Baz¨¢n, que ten¨ªa una finca cacaotera. Le dije que quer¨ªa que el chocolate se vendiera en las tiendas de Guapi, que pod¨ªamos transmitir un concepto de identidad cultural con un producto de nuestra tierra¡±. Hasta entonces, muchas de las cosechas se perd¨ªan, pues no hab¨ªa qui¨¦n las comprara. Loango pidi¨® apoyo en el SENA. Para que abrieran un curso de chocolater¨ªa y confiter¨ªa artesanal tuvo que conseguir a 25 interesadas, que se convirtieron en el semillero de su empresa.
Con sus c¨®mplices de Chocomueic cre¨® el club de lectura y espacio seguro Semillas de mi terru?o, en la biblioteca de Las Am¨¦ricas, atendido por trabajadores sociales, psic¨®logos y maestros de la Normal Superior, instituci¨®n con la que hicieron convenio. M¨¢s de cuarenta ni?os, entre hijos y sobrinos de las integrantes de Chocomueic, reciben fortalecimiento en lectoescritura, habilidades de comunicaci¨®n y formaci¨®n art¨ªstica. ¡°La idea es crear equilibrio entre vida personal y laboral, de modo que no sea un conflicto para nosotras trabajar y cumplir el rol de cuidadoras familiares que tenemos¡±.
Tambi¨¦n tumb¨® parte de la casa de sus padres para crear el centro cultural Constructores de Paz, que inaugurar¨¢ este mes: ¡°Es un lugar para aportar a la reconstrucci¨®n del tejido social en un barrio marcado por el reclutamiento y la violencia de grupos armados al margen de la ley¡±.
Las mujeres de Chocomueic han avanzado mucho desde que comenzaron con el cacao. Recuerda cuando lograron, con sus manos hinchadas por el descascarillado, las primeras bolas de chocolate en cubetas para hacer hielo, con t¨¦cnica rudimentaria. Ya tienen maquinar¨ªa y han aprendido de administraci¨®n y mercadeo gracias a la gesti¨®n de Loango. ¡°?El sue?o? Que nos posicionemos y generemos m¨¢s de 500 empleos dignos para nuestra gente en lo comunitario¡±.
*Apoyan Ecopetrol, Movistar, Fundaci¨®n Corona, Indra, Bavaria y Colsubsidio.
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