?Qui¨¦n va ganando en la pelea por ser el antiPetro?
Con el candidato de izquierda con un puesto asegurado en segunda vuelta, la cuesti¨®n que se dilucida en el debate y el resto de la campa?a es qui¨¦n le acompa?ar¨¢
Hace cuatro a?os que Gustavo Petro espera su oportunidad para ser presidente de Colombia. Casi nadie duda de su liderazgo en la carrera actual. Pero su victoria est¨¢ lejos de ser segura. En cualquier competici¨®n por una mayor¨ªa absoluta (de la mitad m¨¢s uno) como la que marca la Constituci¨®n del pa¨ªs para alcanzar la presidencia, la concentraci¨®n del voto en torno a dos candidaturas es inevitable. El sistema de dos vueltas termina de concretar la batalla: ?qui¨¦n pasa a la final contra el candidato de la izquierda? Esa cuesti¨®n se dilucida en dos dimensiones: por un lado est¨¢ la viabilidad, es decir, qui¨¦n dispone del poder de atracci¨®n de votos para llegar. Por otro est¨¢ el contenido, esto es, qui¨¦n mantiene posiciones y promesas m¨¢s cercanas a los deseos de una mayor¨ªa de los votantes.
Con las encuestas fuera de foco por la prohibici¨®n que mantiene la ley electoral, los debates, como el que hoy ha tenido lugar en esta casa entre los cuatro cabezas de carrera, se vuelven un instrumento central para que los ciudadanos reciban informaci¨®n que les permita equilibrar su deseo de voto ¨²til con el de voto cercano a sus principios. Y, cuando la carrera tiene un l¨ªder destacado, eso quiere decir una pelea entre los dem¨¢s por ser quien le compita en la recta final.
Para dilucidar qui¨¦n va ganando la carrera sin caer en actos de adivinaci¨®n (pero movi¨¦ndonos siempre, e inevitablemente, en el terreno de la hip¨®tesis) podemos hacer un ejercicio de comparaci¨®n: entre las posiciones expresadas durante el debate y las demarcadas por los propios votantes en el reciente estudio de term¨®metro social practicado por EL PA?S.
Estas son las m¨²ltiples distribuciones de la ciudadan¨ªa en una serie de asuntos que marcan el debate general del pa¨ªs, y marcaron el particular de hoy entre los candidatos. ?C¨®mo encajan con los tres que andan en competencia por ese segundo puesto que permite pasar a la final?
Fico Guti¨¦rrez lleva desde el inicio de 2022 repitiendo un discurso articulado en torno a valores conservadores: familia, empresa, seguridad y tradici¨®n como pilares para sostener un progreso basado en el crecimiento econ¨®mico desde el sector privado y la protecci¨®n de esos valores. Viene, adem¨¢s, de aceptar el apoyo de uno de los sectores m¨¢s establecidos de la ¨¦lite pol¨ªtica colombiana: el que se re¨²ne en torno al expresidente Uribe. De esto ¨²ltimo no alardea necesariamente, pero la conexi¨®n de sus posiciones expresadas hoy (id¨¦nticas a las del resto de la campa?a) con lo que siempre se defendi¨® desde esas instancias es obvia. El problema para ¨¦l es que no parece estar donde se encuentra una mayor¨ªa de colombianos, que le pasan muy por la izquierda en materia econ¨®mica, algo por la izquierda en valores y libertades, y se encuentran en una situaci¨®n de insatisfacci¨®n con las instituciones y no alineamiento ideol¨®gico que no casa bien con un discurso que es, en esencia, lo que representa la derecha colombiana de toda la vida.
El pa¨ªs parece estar en un punto distinto al que tiene ahora Fico. Eso no quiere decir que no sea competitivo electoralmente: lo es; en primera vuelta, porque entre un 20% y un 30% de votantes compartir¨ªa sus posiciones a la luz de los datos de la radiograf¨ªa ideol¨®gica. En segunda, de pasar, tambi¨¦n lo ser¨ªa gracias a que Petro est¨¢ a su vez escorado a la izquierda. Pero desde luego su posici¨®n no parece la mejor ahora mismo. Consciente de ello, uno podr¨ªa leer varias de sus intervenciones en el debate de hoy (especialmente en materia de justicia, pero tambi¨¦n su inter¨¦s en subrayar su propuesta de ¡°renta b¨¢sica para cinco millones de colombianos¡±) como un intento de moderarse, de buscar el nuevo centro de gravedad de la ciudadan¨ªa colombiana. Sin embargo, la mochila que carga, que es la que ha construido la imagen que tiene entre los votantes, parece demasiado pesada.
Si el pa¨ªs est¨¢ por una mayor redistribuci¨®n econ¨®mica, relativamente abierto a libertades individuales (con matices), a favor de la protecci¨®n del medio ambiente... ?no es eso lo que representa Sergio Fajardo? ?No han sido esas sus banderas en el debate de hoy, o al menos algunas de ellas? La paradoja que se da con Fajardo es que, efectivamente, no est¨¢ lejos de las mayor¨ªas en ciertos asuntos clave. Pero el trabajo de Fajardo no era tanto estar cerca del centro colombiano como cerca del centro de quienes demandaban cambio. Por as¨ª decirlo: si excluimos a ese 20% aproximado que siempre va a escoger al candidato que est¨¦ a su derecha, resulta que Fajardo deber¨ªa mantener posiciones algo m¨¢s decididas en redistribuci¨®n y cambio institucional/corrupci¨®n para ser competitivo en primera vuelta. Su adagio del cambio tranquilo, repetido hoy una vez m¨¢s en todas sus variantes, le autoanula en esa batalla.
Queda, pues, Rodolfo Hern¨¢ndez. A diferencia de Fajardo, ¨¦l s¨ª tiene acceso al voto conservador por la naturaleza de su discurso que a muchos les parece descuidado, trufado de salidas de tono, pero que en realidad est¨¢ dise?ado para maximizar su conexi¨®n con sectores sociales. Es adem¨¢s especialmente competitivo en el eje de la insatisfacci¨®n con la democracia, por su pretensi¨®n de outsider del sistema. Consciente de su activo, decide no acudir a debates para subrayarlo: no es (o no es s¨®lo) por miedo a errores no forzados; es tambi¨¦n para reforzar su posici¨®n como ¨²nico que le puede competir a Petro por ese 85% de colombianos que est¨¢n bastante o muy insatisfechos con la democracia. Por ¨²ltimo, mantiene una combinaci¨®n de posiciones conservadoras en lo social (pero no militantes ni banderas de su movimiento, como s¨ª le sucede a Fico) e intervencionistas en lo econ¨®mico (pero sin da?ar las ideas de productividad ni de propiedad privada, como s¨ª se percibe a Petro). Y desde ah¨ª puede llegar a muchos rincones, a muchas bolsas de votaci¨®n. Le resulta m¨¢s f¨¢cil, eso s¨ª, cuando no somete estas posiciones a examen directo. Una raz¨®n m¨¢s para evitar el debate de este jueves.
Podemos, y de hecho debemos, criticar estas posiciones de Hern¨¢ndez por su contenido. Tambi¨¦n su ausencia. Y sus referentes: ha mencionado en alguna ocasi¨®n a Nayib Bukele, cuyo Gobierno est¨¢ transitando velozmente hacia el autoritarismo en El Salvador. Pero lo que parece dif¨ªcil de negar es que resulta competitivo electoralmente. Es m¨¢s, para criticar de manera m¨¢s afinada y fundamentada el fondo de su discurso, es necesario conocer c¨®mo la forma encaja con la competici¨®n pol¨ªtica colombiana. Sin ese ejercicio previo, las cr¨ªticas solo alimentar¨¢n el discurso antiestablishment que empuja a Rodolfo hasta la primera l¨ªnea de esta pelea electoral por plantarle cara a Gustavo Petro.
Mientras, Fajardo y Fico usaron este jueves sus palabras con el mismo cuidado con el que probablemente andan contando sus votos en las encuestas internas que las campa?as pueden seguir haciendo, aunque no se publican. Y a Petro, l¨ªder pero no ganador, solo le queda esperar los siguientes golpes sin tener claro de d¨®nde van a venir, pero siempre desde la trabajada trinchera de su ret¨®rica que lleva una d¨¦cada construyendo argumento a argumento: proteccionismo, redistribuci¨®n, paz, y asalto al ¡°establecimiento corrupto¡± (el sintagma cambia, la idea permanece). Esa trinchera es la que le permite ser competitivo en debates, y tambi¨¦n en votos cuando se trata de lograr una base fuerte. Pero es al mismo tiempo su barrera principal para llegar a esa mitad m¨¢s uno sin la que no lograr¨¢ ser presidente. Por eso en los debates siempre se le observa c¨®modo (se le not¨® desde su tard¨ªa bienvenida), controlando su espacio ret¨®rico bien defendido, pero los argumentos y las ideas que lanza durante su duraci¨®n no alcanzan a proyectarse m¨¢s all¨¢ de su esquina del cuadril¨¢tero. All¨¢ hay muchos votantes, como tambi¨¦n lo corroboran los datos de posicionamiento ideol¨®gico, hoy m¨¢s que hace cuatro a?os. El pa¨ªs se ha movido a la izquierda. Pero, por ahora, no hay una mayor¨ªa absoluta.
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