La escasez de guardaparques pone en riesgo la conservaci¨®n ambiental en Chile
Ataques incendiarios, sueldos bajos, malas condiciones de vida. A pesar de contar con un 21% de ¨¢reas protegidas terrestres, Chile solo dispone de 500 guardaparques y no cuenta con los recursos necesarios para garantizar una adecuada protecci¨®n de esos espacios
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Prefiere no dar su identidad, por temor. A los 54 a?os, Francisco (el nombre fue cambiado), guardaparque en la regi¨®n de la Araucan¨ªa en Chile, dice que nunca en su vida, antes de mediados de noviembre pasado, hab¨ªa sentido tanto terror. En esa fecha, una noche, fue v¨ªctima de un ataque violento mientras trabajaba en un parque nacional de esa regi¨®n marcada por el conflicto territorial de las comunidades mapuches con el Estado chileno. ¡°No hab¨ªa sentido tan cerca la muerte como en este episodio¡±, cuenta tras explicar que prefiere mantener el anonimato porque ha recibido amenazas.
El ataque fue r¨¢pido: en poco m¨¢s de diez minutos, entre ocho y diez hombres armados entraron a la casa en la que se quedaba con un compa?ero mientras estaban de turno. Los enca?onaron, se llevaron lo que les serv¨ªa y destruyeron el resto. Antes de irse les entregaron un lienzo con un mensaje pol¨ªtico, les dijeron que conoc¨ªan a sus familias y luego quemaron la totalidad de las instalaciones que la Corporaci¨®n Nacional Forestal (Conaf) - la entidad chilena a cargo de administrar las ¨¢reas silvestres y la pol¨ªtica forestal - ten¨ªa en ese sector, incluyendo la casa y la camioneta con la que Francisco y su colega trabajaban. Ese no fue el ¨²nico ataque incendiario. En el marco de unos d¨ªas, se dieron varios en los parques de la zona.
Esta crisis de seguridad sin precedentes en los parques chilenos, el aumento de los incendios debidos al cambio clim¨¢tico y el repunte del turismo tras la pandemia han generado una tormenta perfecta para la protecci¨®n de las ¨¢reas silvestres del pa¨ªs. En noviembre, antes de los ataques, los guardaparques del Parque Nacional Torres Paine, en la Patagonia, iniciaron un paro de 20 d¨ªas que se extendi¨® a otras regiones. La iniciativa llev¨® al cierre temporal de 40 de los 106 parques, reservas y monumentos naturales del pa¨ªs, dej¨® a miles de turistas sin poder visitarlos y revel¨® los graves problemas que enfrenta Chile en el cuidado de sus ¨¢reas protegidas.
Falta de personal, sueldos bajos, condiciones de alojamiento y de alimentaci¨®n insuficientes, y nula capacitaci¨®n son algunas de las denuncias de los guardaparques, pero expertos y autoridades locales hablan de un problema estructural de gesti¨®n que va m¨¢s all¨¢ de la simple necesidad de responder a esas demandas.
¡°La situaci¨®n de los guardaparques es la punta del iceberg, pero el sistema tiene complejidades de gesti¨®n que si no se resuelven van a seguir existiendo¡±, dice C¨¦sar Guala, director de Austral Patagonia, un programa de la Universidad Austral de Chile que busca mejorar la conservaci¨®n en la Patagonia. A lo que Rodrigo Catal¨¢n, director de conservaci¨®n de WWF Chile, agrega: ¡°Chile es conocido por su capital natural. Tiene un liderazgo internacional por contar con el 42% de su mar y el 21% de su tierra protegidos, pero eso tiene que existir m¨¢s all¨¢ del mapa¡±
Parques de papel
Cuando comenz¨® a trabajar en Torres del Paine, en 2005, la guardaparque M¨®nica Quinchaman recuerda que eran 32. Hoy, aunque este lugar atrae cada vez m¨¢s turistas, son solo 27. Cada a?o la Conaf contrata a m¨¢s trabajadores para la temporada alta. Aun as¨ª, la ayuda es insuficiente, y este a?o la situaci¨®n se agrav¨® porque la Conaf no pudo llenar todos los cupos extra. Los trabajadores no tardaron en expresar su hartazgo.
¡°En vez de ir aumentando hemos ido bajando en n¨²mero, pero el trabajo es cada vez mayor. Tenemos una sobrecarga laboral importante, hay muchos guardaparques cansados y estresados. Por eso se decidi¨® ir a paro¡±, se?ala Quinchaman, quien es representante del cuerpo de guardaparques de Torres del Paine.
La escasez de personal es evidente. Cesar Bast¨ªas, guardaparque en los Saltos de Petrohue en la Regi¨®n de Los Lagos, cuenta que son 500 en todo el pa¨ªs, pero que existen estudios que indican que debieran ser al menos dos mil. Agrega que hay parques que tienen solo entre dos y cuatro personas trabajando a pesar de extenderse sobre miles de hect¨¢reas.
¡°Nosotros protegemos m¨¢s de 18 mil millones de hect¨¢reas; con la dotaci¨®n actual eso significa que un guardaparque protege unas 36 mil hect¨¢reas. Y hay varios parques que no tienen a nadie y que son los denominados ?parques de papel?: son catalogados ¨¢reas protegidas en un documento formal, pero no tienen guardaparques ni presupuesto para manejarlos¡±, dice Bast¨ªas, tambi¨¦n presidente del Sindicato Nacional de Guardaparques.
Eso implica que una serie de labores esenciales para la protecci¨®n de la biodiversidad no se hace. De norte a sur, Chile se enfrenta a desaf¨ªos mayores. En el norte, dice Bast¨ªas, est¨¢ la presi¨®n de las empresas mineras que se instalan en terrenos circundantes de las ¨¢reas protegidas y buscan captar el agua. Hay tambi¨¦n problemas de tr¨¢fico de veh¨ªculos, de personas y de drogas. En la zona central, los incendios forestales han ido en aumento, muchos de ellos intencionales. En el centro-sur se da la extracci¨®n de le?a y la ganader¨ªa ilegales. Y en el extremo sur surgen retos importantes por la presencia de empresas salmoneras dentro de las ¨¢reas protegidas.
¡°Los guardaparques son actores claves de conservaci¨®n. Pero como pa¨ªs no tenemos plan. Hay muchas ¨¢reas que no tienen ni siquiera un listado de actividades que hayan sido identificadas para monitorear la biodiversidad, cuidar el efecto de los visitantes en los parques o ver los efectos del cambio clim¨¢tico.¡±, dice Catal¨¢n, de WWF Chile.
Mar¨ªa Loreto Pedrasa, jefa de la secci¨®n Conservaci¨®n de la Diversidad Biol¨®gica en el Departamento de ?reas Silvestres Protegidas de la regi¨®n sure?a de Ays¨¦n, agrega que incluso cuando existen planes de manejo, eso no obliga el Estado a asignar un presupuesto para ponerlos en pr¨¢ctica. Eso significa, por ejemplo, que puede que el plan pida hacer patrullaje en bote o cuatrimoto, pero que los encargados no reciban los fondos para comprar esos veh¨ªculos.
El problema ha ido empeorando debido a la persistente reducci¨®n de los fondos entregados para la protecci¨®n de ¨¢reas silvestres. Seg¨²n datos de la Fundaci¨®n Terram, con la nueva Ley de Presupuesto para 2023, los recursos para el Sistema Nacional de ?reas Silvestres Protegidas del Estado presentan una disminuci¨®n del 21% respecto al 2022, pasando a poco m¨¢s de 22 mil millones de pesos chilenos.
Comparada con el resto de Am¨¦rica Latina, la cifra es baja. Seg¨²n informaci¨®n que maneja WWF Chile, en 2022 el pa¨ªs contaba con una inversi¨®n anual de 0,6 d¨®lares por hect¨¢rea protegida, versus 2,6 d¨®lares en Argentina y 6,5 en Per¨². Y seg¨²n un estudio del programa Austral Patagonia, la brecha presupuestaria realizada solo para 18 parques del Sistema Nacional de ?reas Silvestres Protegidas del Estado para tener una gesti¨®n efectiva es de 21 millones de d¨®lares anuales.
Guardaparques en riesgo
Esa falta de presupuesto no solo incide en la cantidad de guardaparques, sino que tambi¨¦n en sus condiciones de vida y su posibilidad de cumplir con sus metas laborales.
Los guardaparques ganan entre 500 y 580 d¨®lares l¨ªquidos al mes. Muchas veces tienen que pagar ellos mismos internet para poder conectarse con sus familias mientras hacen turnos de varios d¨ªas en zonas aisladas o complementar el uniforme que les dan si les toca ir a zonas de temperaturas extremas. En muchos lugares, dice Bast¨ªas, no tienen electricidad ni servicios b¨¢sicos como alcantarillado o agua potable, y duermen en instalaciones deterioradas.
Sin embargo, se espera de ellos que hagan educaci¨®n ambiental, monitoreo y mitigaci¨®n de las amenazas a la biodiversidad, atenci¨®n de visitantes y mantenci¨®n de infraestructura. ¡°Nosotros hemos hecho esto a puro ?eque (empe?o). Somos como los sacerdotes antiguos que caminaban sin detenerse y se las arreglaban solos en el caminos¡±, dice Francisco.
Los costos son altos. Seg¨²n el estudio ¡°Percepciones de Guardaparques: Am¨¦rica Central¡±, publicado por la organizaci¨®n Global Wildlife Conservation con apoyo de la WWF en 2018, en Am¨¦rica Central un 50% de los guardaparques ve a su familia solo entre cinco y diez d¨ªas al mes. El mismo documento para Am¨¦rica Latina publicado en 2019, indica que esa cifra alcanza a ser de cerca del 35% en la regi¨®n. Pero lo m¨¢s preocupante hoy, dicen los expertos, es que el problema de la seguridad de los guardaparques se ha agravado en Latinoam¨¦rica.
Los estudios citados indican que en Am¨¦rica Central, un 77% de los guardaparques se ha enfrentado a una situaci¨®n que puso en riesgo su vida y un 70% considera que no se les brinda el equipo adecuado para garantizar su salud y seguridad en terreno. Esos datos alcanzan un 80% y cerca de un 70% respectivamente en Am¨¦rica Latina.
Un art¨ªculo publicado en 2019 por Insight Crime despu¨¦s de que un guardaparque fuera herido por bala en Costa Rica y otro asesinado en Colombia se?ala que ¡°aunque la din¨¢mica criminal var¨ªa a lo largo de la regi¨®n, son comunes muchas de las econom¨ªas il¨ªcitas que atraen a (grupos armados) a esos parques alejados: el cultivo de coca, el narcotr¨¢fico, la miner¨ªa aur¨ªfera ilegal, la caza furtiva y la explotaci¨®n maderera ilegal¡±.
En Chile la situaci¨®n no llega a los extremos vistos en otros pa¨ªses, pero la presencia de los grupos armados radicalizados en la zona del conflicto mapuche y la existencia de actividades ilegales representan una amenaza creciente.
¡°Hay gente pas¨¢ndolo muy mal en los parques de este sector, porque estos grupos los marcan para tom¨¢rselos. Es como si pusieran una banderita que dice ?este parque lo vamos a atacar?. Tengo colegas muy asustados¡±, dice Francisco.
Cuenta que el lugar donde trabajaba sol¨ªa ser muy tranquilo, pero que desde marzo pasado, las cosas fueron cambiando progresivamente. Primero, hubo destrozos de la infraestructura del parque o de las ventanas de las casas de los guardaparques. Luego comenzaron los robos de paneles solares, bater¨ªas y otras cosas que ten¨ªan en las casas. La preocupaci¨®n de los trabajadores hizo que mandaran a sus familias fuera del parque y empezaran a dormir vestidos para poder arrancar r¨¢pidamente, de ser necesario. Desde el ataque, est¨¢n con licencia m¨¦dica y apoyo psicol¨®gico.¡°Es muy complicado. Si sigue as¨ª, va a haber alguna fatalidad porque todos los d¨ªas pasa algo¡±, comenta.
A fines de noviembre, la Conaf lleg¨® a un acuerdo con los huelguistas, asegur¨® la contrataci¨®n de m¨¢s guardaparques transitorios y garantiz¨® un aumento de sueldos. Despu¨¦s de los ataques de noviembre, anunci¨® adem¨¢s la creaci¨®n de una brigada de seguridad. Pero hay consenso en que son soluciones puntuales que no resuelven el problema de fondo.
Catal¨¢n espera que la actual discusi¨®n parlamentaria de una ley que crea un Servicio de Biodiversidad y ?reas Protegidas dependiente del Ministerio de Medioambiente permita mejoras. La Ley fue presentada en 2014, pero su tramitaci¨®n ha sido lenta. Actualmente, se est¨¢ discutiendo su presupuesto, un punto esencial. Este servicio permitir¨ªa centralizar la gesti¨®n de las ¨¢reas protegidas y hacerla m¨¢s eficiente, dice Catal¨¢n.
Sin embargo, no todos creen que eso ser¨¢ suficiente. Mar¨ªa Loreto Pedrasa, por ejemplo, teme que la creaci¨®n de esta nueva institucionalidad no traiga grandes cambios. En Chile, dice, a¨²n falta para que exista una noci¨®n real de la urgencia de cuidar el patrimonio ambiental.
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