¡°Ecuador quiere hacer de la Amazonia una zona de sacrificio¡±
El abogado espa?ol Antonio S¨¢nchez G¨®mez lamenta la impunidad de las empresas petroleras, tras una sentencia que ped¨ªa el cierre de 447 mecheros que queman gas y contaminan a las comunidades
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La ventana del cuarto de Leonela Moncayo (12 a?os) siempre ha dado al mismo paisaje: grandes ¨¢rboles, peque?as casas como la de ella y un enorme mechero negro encendido indefinidamente. ¡°Llueva, salga el sol, de d¨ªa o de noche. Est¨¢ siempre prendido¡±, cuenta por videollamada. Este es uno de los 447 artefactos met¨¢licos usados para la quema constante de gas natural salpicados por la Amazon¨ªa ecuatoriana que fueron denunciados por nueve ni?as en 2019, por los da?os que provocan en la salud y el medio ambiente. En agosto de 2021, una sentencia hist¨®rica les dio la raz¨®n y oblig¨® a que las empresas petroleras apagaran los que estaban m¨¢s pr¨®ximos a zonas pobladas antes de marzo de 2023. ¡°No han hecho nada, se olvidan de que nosotros tambi¨¦n tenemos derechos y que nos estamos enfermando por su culpa¡±, denuncia.
Los mecheros queman gas natural a una temperatura aproximada de 400 grados cent¨ªgrados, como parte de la extracci¨®n de crudo. Fueron instalados inicialmente por la multinacional Chevron-Texaco en los 60 y, desde entonces, se han ido multiplicando, principalmente en la zona de Sucumb¨ªos y Orellana. La combusti¨®n de gas emite millones de toneladas de CO2 a la atm¨®sfera y es uno de los mayores contribuyentes del cambio clim¨¢tico. Los efectos en la salud tambi¨¦n son devastadores, principalmente para las mujeres.
La Uni¨®n de Afectados por Texaco (Udapt) y la Cl¨ªnica Ambiental llevan a?os registrando los casos de tumores diagnosticados en ambas comunidades, una zona de apenas 170.000 habitantes, en la que han documentado 451 casos de c¨¢ncer, el 71% de ellos en mujeres, generalmente de ¨²tero. ¡°Nunca ha habido un inter¨¦s real en terminar con los mecheros¡±, lamenta Donald Moncayo, coordinador de la Udapt y pap¨¢ de la joven activista. ¡°Hemos visto a ni?os enfermos y a muchas mujeres que pierden la vida por la actividad petrolera¡±. Estas cifras son, seg¨²n ha apuntado el doctor Adolfo Maldonado, responsable de la Cl¨ªnica Ambiental, en otros medios, las m¨¢s altas en proporci¨®n de todo el continente latinoamericano. Si bien, despu¨¦s de la sentencia de agosto de 2021, Petroecuador anunci¨® haber ¡°apagado¡± una centena de mecheros, los vecinos de la zona expresan que esos ¡°ya estaban en desuso¡±.
¡°Para Ecuador, no hay c¨¢ncer en la Amazonia¡±
¡°El Gobierno ecuatoriano pretende convertir la Amazon¨ªa en una zona de sacrificio, dar v¨ªa libre al extractivismo salvaje, bajo las directrices del norte global¡±, dice en entrevista con Am¨¦rica Futura Antonio S¨¢nchez G¨®mez, un abogado espa?ol que form¨® parte del equipo de redacci¨®n de la acci¨®n de protecci¨®n que presentaron las nueve ni?as. S¨¢nchez G¨®mez us¨® esa experiencia para escribir la novela Derrotero, que retrata las vidas cruzadas por el extractivismo y la resistencia pac¨ªfica de las comunidades. ¡°Como no hay un centro oncol¨®gico en la Amazon¨ªa, todas las mujeres van a Quito a tratarse y quedan registradas como residentes all¨¢. Para Ecuador, no hay c¨¢ncer en la Amazon¨ªa. Por eso no hay datos oficiales, no interesa. Pero es palpable¡±, denuncia.
Leonela no esconde su pavor: ¡°Tengo una t¨ªa operada por un tumor y otra prima con un c¨¢ncer en el seno. Tengo mucho miedo a una enfermedad de la que no me pueda curar. Ser¨ªa penoso. Por mi salud y por la econom¨ªa en mi casa¡±, dice.
Papel mojado
La sentencia que obligaba a apagar los mecheros fue hist¨®rica por dos factores en particular: porque la acci¨®n de protecci¨®n la presentaron nueve ni?as menores de 15 a?os y porque el Estado les dio la raz¨®n. Ambas fueron posibles porque Ecuador tiene una de las Constituciones m¨¢s progresistas de la regi¨®n. ¡°Al menos en el papel¡±, dice S¨¢nchez. ¡°Luego hemos visto que la norma sigue siendo la impunidad. La Constituci¨®n permite que los adolescentes denuncien, los juzgados le dan la raz¨®n, pero despu¨¦s no se ejecuta. La demanda no solicitaba que se parase con la producci¨®n petrolera, sino que se estableciera un plazo a las compa?¨ªas para que adaptasen sus instalaciones para tratar el gas y dejasen as¨ª de violar los derechos constitucionales a la salud, a la soberan¨ªa alimentaria y a un ambiente sano y equilibrado¡±. Para Donald, lo ¨²nico que no se est¨¢ tocando son los negocios entre el Estado y las petroleras: ¡°Estas se est¨¢n mofando de la justicia. Recuerdo cuando era chiquito y las empresas estaban reci¨¦n llegando, nos dec¨ªan que el petr¨®leo era medicinal. La gente, por desconocimiento, se lo echaba en la piel, pens¨¢bamos que ellos eran profesionales y responsables. Pero ahora ya sabemos todo lo que nos provoca. Ya sabemos la verdad¡±.
Leonela recuerda a Antonio con mucho cari?o. Se conocieron cuando ella ten¨ªa apenas siete a?os, pero la lucha ha sido la misma. ¡°Ha sido una experiencia muy bonita y de mucho aprendizaje. Nos han explicado c¨®mo nos afecta a la vida, cu¨¢les son nuestros derechos¡ Son m¨¢s que abogados, tambi¨¦n son defensores¡±. Si bien, se convirti¨® en activista casi sin saberlo, dice que a¨²n es pronto para saberlo ¡°porque solo soy una ni?a¡±. ¡°Pero ser¨ªa grandioso ser defensora de mayor¡±. De decidirlo, esta joven de 12 a?os se expone a una realidad hostil en el continente m¨¢s mort¨ªfero para ser ambientalista.
Derrotero, una novela sobre un dolor cotidiano en Am¨¦rica Latina
Publicado en España, Argentina y Chile a mediados de 2022 y pendiente de publicar en Perú y Costa Rica, Derrotero es más un testimonio que una novela. En la obra, cuatro defensores medioambientales latinoamericanos que asisten a una convención en Lago Agrio, un pueblo de la Amazonía ecuatoriana, personifican el saqueo de tierras, la cara más oscura de la industria petrolera en todo el continente y encarnan la “común procedencia del dolor”. Un dolor cotidiano en Latinoamérica.
En las 224 páginas, el lector se adentra en la selva, en el verde de una vegetación ingente, el sonido de los ríos y la fauna y el humo negro que estropea la postal. Pero además de ser un recorrido por la Amazonia, es el relato del miedo de quienes defienden este u otros territorios. “A Berta Cáceres le dieron el premio Goldman y poco después dos tiros en la cabeza”, se lee en un fragmento de la novela. “Al abogado de esta mañana, también premio Goldman, le mataron al hermano confundiéndolo con él. Alguien contó que recientemente lanzaron una granada contra la compañera Francia Márquez. No fue su Goldman lo que la salvó. El terror corporativo fluye por la Amazonía con más libertad que sus ríos”, continúa el libro.
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