El plan de demarcaci¨®n de tierras ind¨ªgenas de Lula no es suficiente para las cacicas
El presidente de Brasil anunci¨® recientemente una medida para proteger seis de estos territorios, pero l¨ªderes nativas reivindican cientos de ellos m¨¢s al grito de: ¡°No existe soluci¨®n para la crisis clim¨¢tica sin tierras ind¨ªgenas¡±
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Con sus tocados de plumas y maracas moradas, danzan descalzas sobre la tierra roja ante la blancura de los edificios de Oscar Niemeyer en Brasilia. Estos monumentos de cemento, el Congreso, el Tribunal Supremo Federal y el Palacio de Planalto, fueron alzados en 1960; sus pueblos est¨¢n en estas tierras desde tiempos inmemoriales. Han viajado miles de kil¨®metros para llegar a la capital de Brasil, donde acampan en la explanada de los ministerios para exigir garant¨ªas para la salud y la educaci¨®n ind¨ªgenas y la demarcaci¨®n oficial de sus tierras originarias. A la vez han peleado mucho para llegar a los espacios de representaci¨®n pol¨ªtica dentro de sus comunidades. Son mujeres cacicas de los pueblos ind¨ªgenas de Brasil, las m¨¢s golpeadas por las violencias que la miner¨ªa ilegal, la deforestaci¨®n y la especulaci¨®n, sumadas al patriarcado, ejercen sobre sus comunidades.
El Campamento Tierra Libre (ATL), organizado por la Articulaci¨®n de Pueblos Ind¨ªgenas de Brasil (APIB), es la movilizaci¨®n ind¨ªgena m¨¢s grande del pa¨ªs que se repite anualmente desde 2004 en Brasilia. En esta edici¨®n, celebrada a finales de abril, se reunieron 7.000 personas de 180 de los 305 pueblos que habitan el gran pa¨ªs amaz¨®nico. Y es ah¨ª, en lo que muchos ya llaman ¡°universidad ind¨ªgena¡± por la cantidad de saberes, contactos e informaci¨®n que se intercambia en pocos d¨ªas, que se han encontrado, en sus espacios propios, miles de lideresas para articularse y tomar fuerza juntas. De hecho, uno de los lemas del encuentro fue ¡°mujerizar e indigenizar el Brasil¡±.
¡°Estoy en el ATL por cuarta vez y todos los a?os hemos hablado de derechos de las mujeres, de nuestro derecho al territorio, pero este a?o es muy importante, porque las mujeres ind¨ªgenas ya estamos ocupando los espacios de poder¡±, asegura firme Valdenira Kariany del pueblo Huni Kun¨ª, del Estado de Acre, fronterizo con Bolivia. No solo se refiere a ella, que se ha convertido en lideresa de su aldea, sino tambi¨¦n a Sonia Guajajara, designada responsable del nuevo Ministerio de los Pueblos Ind¨ªgenas, o a Joenia Wapixana, quien se ha convertido en la primera persona ind¨ªgena en ocupar la presidencia de la Fundaci¨®n Nacional de los Pueblos Ind¨ªgenas (FUNAI), ¨®rgano p¨²blico encargado de proteger las comunidades aut¨®ctonas. ¡°Es una maravilla tener a esas mujeres all¨¢, la representaci¨®n es muy importante¡±, asegura la cacica Ginjiba del pueblo Tupinamb¨¢ de Bahia, con su tocado de plumas del halc¨®n llamado carcar¨¤ en sus c¨¢lidas tierras.
Durante los ¨²ltimos cinco a?os, la FUNAI hab¨ªa estado dirigida por aliados del agronegocio, un pujante sector econ¨®mico, cuya expansi¨®n amenaza tierras ind¨ªgenas. La vuelta al poder del Partido de los Trabajadores (PT) de Luiz In¨¢cio Lula da Silva ha sido recibida por los pueblos ind¨ªgenas con esperanza tras cinco a?os de retroceso en derechos y libertades y pol¨ªticas en contra de estos grupos por parte de los expresidentes Michel Temer y Jair Bolsonaro, que prometi¨® no dar ni un cent¨ªmetro de tierra m¨¢s a los pueblos ind¨ªgenas y cumpli¨®.
Cientos de tierras esperan ser demarcadas
El 28 de abril pasado, coincidiendo con el ¨²ltimo d¨ªa de la gran movilizaci¨®n ind¨ªgena, el presidente Lula se present¨® ante una audiencia colorida y euf¨®rica de tenerlo delante para firmar la homologaci¨®n de seis tierras ind¨ªgenas. Pero seis son pocas: el movimiento ind¨ªgena tiene 680 proyectos de reserva esperando a ser homologados, y como afirma la carta que el ATL le entreg¨® al presidente progresista, ¡°sin demarcaci¨®n de tierras, no hay democracia¡±.
¡°Hemos venido aqu¨ª a exigir la demarcaci¨®n de nuestras tierras, la polic¨ªa ya ha matado a varios j¨®venes que luchan por nuestro pueblo Patax¨° en total impunidad¡±, asegura la cacica Arian del territorio Curumuxativ¨¢ del pueblo ind¨ªgena Patax¨° de Bah¨ªa, uno de los que a¨²n no ha logrado la demarcaci¨®n. ¡°Estamos rodeados de fazendeiros (latifundistas) acistas que han comprado tierras alrededor de nuestra aldea, que siembran con agrot¨®xicos, contaminan nuestra agua¡±, denuncia la lideresa. Aprovechando el largo viaje a la capital, su comitiva se reuni¨® con distintos ¨®rganos del Gobierno que han prometido avanzar en los tr¨¢mites de la demarcaci¨®n, un proceso que, como el mismo presidente asegur¨® en el ATL, a modo de excusa, ¡°es largo y complejo¡±.
La mayor¨ªa de las seis tierras ind¨ªgenas homologadas por el Gobierno cargan en la espalda d¨¦cadas de lucha, burocracia, visitas de t¨¦cnicos y antrop¨®logos y reiterados y costosos viajes a Brasilia para lograr este reconocimiento. La Tierra Ind¨ªgena Kariri-Xok¨®, por ejemplo, en el Estado nordestino de Alagoas, inici¨® su proceso de lucha en 1940 y solo 700 hect¨¢reas de sus iniciales 7.000 han sido oficialmente reconocidas. Otro de los territorios finalmente reconocidos es el de un pueblo que cuenta actualmente con solo dos familias vivas, los Av¨¢-Canoeiro, de Goi¨¢s. Marcada por una historia de masacres y suicidio, esta tribu con escaso contacto con la sociedad occidental, esperaba desde 1996 el reconocimiento de su tierra. El Estado ha esperado a que su poblaci¨®n est¨¦ en un grave peligro de extinci¨®n para conced¨¦rselo.
El clima del encuentro entre ministros y presidente y la plenaria con representaci¨®n de 180 pueblos fue festivo, pero no faltaron los gritos y c¨¢nticos con exigencias. Quienes ya llevan d¨¦cadas en la lucha por sus derechos recuerdan que, en sus dos mandatos pasados, entre 2003 y 2010, Lula tuvo la oportunidad de demarcar m¨¢s tierras. Seg¨²n el Consejo Indigenista Misionario (CIMI), en sus ocho a?os al frente del Estado brasile?o, Lula demarc¨® 81 tierras ind¨ªgenas con un total de 14 millones de hect¨¢reas mientras que sus Gobiernos predecesores, conservadores, homologaron m¨¢s de 30 millones de hect¨¢reas cada uno.
De hecho, en la continuidad del PT en el Gobierno, en manos de la presidenta Dilma Rousseff, el movimiento ind¨ªgena protest¨® reiteradas veces en la misma explanada de los ministerios de Brasilia contra lo que llamaron una ¡°Dilmasacre¡± por la violencia ejercida en los territorios durante la instalaci¨®n de proyectos extractivistas te¨®ricamente basados energ¨ªas ¡°limpias¡± como la megahidroel¨¦ctrica Belo Monte.
En la carta entregada ahora al presidente por parte del movimiento ind¨ªgena, tambi¨¦n se hace referencia a lo que llaman racismo ambiental: ¡°Somos las poblaciones que protegemos y defendemos el medio ambiente las que pagamos el precio m¨¢s alto de la crisis clim¨¢tica¡±, se lee en el documento. ¡°Decretamos en este campamento la emergencia clim¨¢tica, pues somos nosotros, los pueblos y las tierras ind¨ªgenas, la reserva para la vida en el planeta¡±.
Hoy por hoy, las 680 tierras ind¨ªgenas habitadas por las comunidades y ya documentadas por la FUNAI, van muy lentamente pasando todas las fases de identificaci¨®n, an¨¢lisis y delimitaci¨®n f¨ªsica hasta poder ser demarcadas oficialmente. ¡°Nosotros no deber¨ªamos tener ninguna obligaci¨®n de entender lo que los portugueses trajeron aqu¨ª, las leyes, que adem¨¢s est¨¢n todas en su lengua. Lo que venimos a reclamar aqu¨ª es algo sencillo, que nosotros s¨ª entendemos, y es nuestro derecho a vivir en nuestra tierra¡±, exclama la cacica del pueblo Patax¨°, con vehemencia. La cacica Ginjiba Tupinamb¨¢ manda un ¨²ltimo mensaje: ¡°Yo tengo el deseo en el coraz¨®n, como l¨ªder, como madre, como abuela, como hija de la tierra, como heredera de la identidad tupinamb¨¢ que me llega de los abuelos de mis abuelos, de ver mi tierra demarcada para que mis bisnietos puedan habitarla con m¨¢s libertad¡±.
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