La di¨¢spora uruguaya reclama su derecho al voto: ¡°Es un deber de nuestra democracia¡±
Junto a Surinam, es la ¨²nica naci¨®n sudamericana que no permite el voto a distancia. Este mecanismo ha contado hist¨®ricamente con el respaldo de la izquierda y la negativa de la centroderecha
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En Uruguay, votar es un derecho y una obligaci¨®n, pero para los miles de uruguayos que viven en el exterior todav¨ªa tiene precio. ¡°Se da el privilegio del voto a quien tiene posibilidades econ¨®micas de viajar y se castiga a quien no las tiene¡±, dice Carlos Caballero desde Noruega. El caso de este maestro uruguayo, de 77 a?os, es paradigm¨¢tico: para participar en las elecciones de 2019, debi¨® pagar un ticket a¨¦reo y recorrer los 12.000 km que separan Oslo de Montevideo. Fue la primera vez que consigui¨® votar desde que se march¨® empujado por la crisis econ¨®mica que atraves¨® Uruguay en 2002. Y para la cita electoral de 2024 deber¨¢ repetir ese trayecto, si su pa¨ªs no habilita el voto a distancia, como s¨ª lo han hecho todas las naciones de Sudam¨¦rica, menos la suya y Surinam.
En id¨¦ntica situaci¨®n a la de Caballero se encuentran alrededor de 600.000 uruguayos que residen fuera del pa¨ªs. Est¨¢n constitucionalmente habilitados para votar, pero solo pueden hacerlo si disponen de los recursos econ¨®micos y del tiempo necesario para viajar hasta Uruguay. ¡°En un mundo cada vez m¨¢s globalizado, cercenar este derecho es una actitud antidemocr¨¢tica¡±, se?ala Caballero a Am¨¦rica Futura. Para que esto cambie, considera que hace falta voluntad pol¨ªtica, pero tambi¨¦n un mayor conocimiento de la sociedad sobre la di¨¢spora uruguaya y el entendimiento de que se trata de un reclamo justo. ¡°No s¨®lo estamos informados, estamos comprometidos con el pa¨ªs¡±, dice Caballero, que en 2002 cofund¨® en Noruega la organizaci¨®n humanitaria Hjelpemiddelfondet.
Mientras m¨¢s de 126 pa¨ªses han avanzado en la instrumentaci¨®n del voto a distancia, Uruguay se mantiene firme en su posici¨®n adversa a generar un mecanismo que lo habilite. Desde el retorno a la democracia, en 1985, ha habido numerosos intentos, pero no tuvieron el suficiente respaldo pol¨ªtico y social. El m¨¢s notorio ocurri¨® en 2009, cuando se plebiscit¨® una reforma constitucional en aras de habilitar el voto epistolar o por correspondencia, pero el 63% de los votantes lo rechaz¨®. M¨¢s de una d¨¦cada despu¨¦s, en marzo de este a?o, fue presentado un nuevo proyecto de ley que busca habilitar el voto consular en las elecciones presidenciales y legislativas. Para ser aprobada, la iniciativa necesita los votos de dos tercios de las c¨¢maras, algo que no parece viable en el actual contexto pol¨ªtico, inclinado a mantener las cosas como est¨¢n.
¡°Es un debe de nuestra democracia que no cuaja con el esp¨ªritu tradicionalmente republicano del pa¨ªs, ni con su realidad econ¨®mica, social y cultural contempor¨¢nea¡±, dice desde Francia la uruguaya Fernanda Mora, doctora en Filosof¨ªa y consultora internacional. Mora recuerda que desde el Imperio Romano se ha facilitado el voto a la distancia y actualmente es un mecanismo ampliamente implementado en el mundo, donde la movilidad geogr¨¢fica es una realidad estructural. Asimismo, coincide con Caballero en que la resistencia uruguaya se debe en buena medida al escaso conocimiento de la opini¨®n p¨²blica sobre los impactos sociales, culturales y econ¨®micos de la contribuci¨®n de la di¨¢spora en el desarrollo sostenible del pa¨ªs.
El aporte de la di¨¢spora uruguaya al desarrollo
Entre los numerosos ejemplos citados por Mora, despunta la labor humanitaria que lleva adelante el propio Caballero. La organizaci¨®n de la que es cofundador ha enviado a Uruguay 140 contenedores con material valuado en 26 millones de d¨®lares, destinado a discapacitados y centros educativos y hospitalarios. ¡°No somos los ¨²nicos. Decenas de merenderos, ollas populares o escuelas rurales son apoyados desde hace a?os por la di¨¢spora, que siempre estuvo presente cuando ocurrieron cat¨¢strofes clim¨¢ticas¡±, dice Caballero. Apunta que ese aporte se suma al de otros miles de migrantes uruguayos que, seg¨²n el Banco Central de Uruguay, solo en 2022 enviaron remesas familiares e inyectaron a la econom¨ªa uruguaya 154 millones de d¨®lares.
Habitado por tan solo 3,4 millones de personas, Uruguay suele ser caracterizado como un ¡°pa¨ªs de cercan¨ªas¡±, en el que ¡ªal decir de muchos pol¨ªticos¡ª todos sus habitantes terminan por conocerse. Siguiendo ese razonamiento, la mayor¨ªa de ellos guardar¨ªa alguna relaci¨®n, parentesco o amistad, con los 600.000 uruguayos que viven fuera de fronteras. Seg¨²n los registros hist¨®ricos, una parte de ellos debi¨® marcharse en tiempos de persecuci¨®n pol¨ªtica durante la dictadura (1973-1985) y otra importante en la crisis econ¨®mica de 2002. Pero seg¨²n explica Mora, el flujo migratorio no ha cesado y se ha vuelto cada vez m¨¢s complejo. Entre la di¨¢spora sobresalen los astros del f¨²tbol, m¨²sicos y poetas, contin¨²a Mora, pero tambi¨¦n hay cient¨ªficos, obreros, acad¨¦micos, camareros, estudiantes, empresarios, que de una u otra forma participan en 25 consejos consultivos y 132 asociaciones, en por lo menos 20 pa¨ªses.
¡°Hoy en d¨ªa no solo hay m¨¢s personas migrantes en el mundo, 128 millones m¨¢s que en 1990. La tecnolog¨ªa, como las redes sociales y el fintech, les permite vivir vidas transnacionales manteniendo actividades sociales y econ¨®micas en dos o m¨¢s pa¨ªses¡±, le dice a Am¨¦rica Futura Roberto Cancel, especialista regional de la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones. Cancel recuerda que las personas migrantes ¡°tienden puentes¡± entre sus pa¨ªses de destino y origen, transfiriendo de esta manera importantes recursos de capital humano, social, cultural y econ¨®mico, que son motores de la estabilidad y el desarrollo sostenible. ¡°Una mayor participaci¨®n en la vida c¨ªvica del pa¨ªs en muchas instancias facilita estas contribuciones¡±, a?ade.
Una di¨¢spora tan diversa como los motivos tras de ella
A partir del reclamo de la di¨¢spora uruguaya, en 2013 y 2016 la Institucional Nacional de Derechos Humanos (Inddhh) rese?¨® en dos informes los fundamentos jur¨ªdicos, normas nacionales e internacionales, del derecho al voto en Uruguay y concluy¨® que la residencia en el exterior no es causal de cese o suspensi¨®n de la ciudadan¨ªa. ¡°Es necesario instrumentar un mecanismo para que se pueda ejercer este derecho consagrado constitucionalmente y amparado por los instrumentos internacionales¡±, rese?aba. La Inddhh ped¨ªa expresamente al sistema pol¨ªtico que superara los intereses partidarios a fin de promover los consensos para garantizar el ejercicio de este derecho ¡°esencial al funcionamiento del sistema democr¨¢tico¡±.
Lejos de superarse, los intereses partidarios permanecen en posiciones inconciliables. El voto de los uruguayos en el exterior ha contado hist¨®ricamente con el respaldo de la izquierda y la negativa de los partidos de centroderecha. Quienes se oponen arguyen que ese caudal de votos incidir¨ªa de tal forma que definir¨ªa el resultado de una elecci¨®n. En ese sentido, a¨²n est¨¢ muy extendida la creencia de que el voto de la di¨¢spora se inclinar¨ªa hacia la izquierda, con la mirada fijada en el exilio pol¨ªtico de los a?os 70 y 80. Ese pron¨®stico es rechazado por la Coordinadora por el Voto en el Exterior, porque, seg¨²n afirma, en pleno siglo XXI, la di¨¢spora es tan diversa como los motivos que hay detr¨¢s de su existencia. Adem¨¢s, remarca: ¡°El derecho ya existe, nuestra Constituci¨®n no impide el ejercicio del sufragio por el lugar de residencia¡±. Desde marzo, sus integrantes aguardan expectantes y siguen de cerca el tr¨¢mite del proyecto de ley por el voto consular que est¨¢ en el Parlamento.
Consultado por Am¨¦rica Futura, el constitucionalista Mart¨ªn Risso sostiene que no habr¨ªa limitaciones para establecer por ley el voto en embajadas o consulados, pero se?ala que ser¨ªa preciso determinar c¨®mo se instrumentar¨ªa de modo que no afecte el principio de igualdad, dado que no en todas partes hay representaciones diplom¨¢ticas uruguayas. Risso es partidario de una soluci¨®n ¡°a la italiana¡±, de ce?ir el voto desde el exterior a la elecci¨®n de un determinado n¨²mero de bancas legislativas que representen a la di¨¢spora. ¡°Creo que ser¨ªa la forma de que la voz de esos ciudadanos uruguayos fuera conocida y tuviera peso en Uruguay¡±, dice Risso. Esto requerir¨ªa, agrega, una reforma constitucional.
M¨¢s all¨¢ de una u otra modalidad, la Coordinadora por el Voto en el Exterior aboga por un cambio de pensamiento en favor de un concepto de ¡°ciudadan¨ªa inclusiva¡± que deje atr¨¢s el de ¡°ciudadan¨ªa territorial excluyente¡±. Desde Noruega, el maestro Caballero subraya que instrumentar este derecho es una cuesti¨®n de ¡°justicia y pertenencia¡±. ¡°Somos muy perseverantes en esta lucha porque sabemos que estamos exigiendo un derecho que la Constituci¨®n y la democracia nos confieren¡±, concluye.
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