Los ind¨ªgenas arara intentan recuperar la dieta tradicional que fulminaron el hombre blanco y una hidroel¨¦ctrica
La hipertensi¨®n y la diabetes llegaron a sus aldeas en la Amazonia brasile?a con los alimentos procesados. Un men¨² escolar busca combatirlas
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Los escolares de las aldeas arara, una etnia ind¨ªgena de la Amazonia brasile?a, tienen un nuevo men¨² escolar que se parece mucho m¨¢s a lo que com¨ªan sus abuelos que a los alimentos procesados con los que crecieron sus padres. El almuerzo que les da la escuela ha rescatado, de la mano de una ONG, saberes de sus mayores ya olvidados para recuperar platos tradicionales e intentar revertir los estragos causados por el desembarco de la sal, el az¨²car y las comidas procesadas en esta tribu que vive a orillas del r¨ªo Xing¨², en el estado de Par¨¢. Estos indigenas fueron abandonando su milenaria dieta de caza y vegetales sobre todo en la ¨²ltima d¨¦cada a partir de la construcci¨®n de la hidroel¨¦ctrica Belo Monte. Con ese cambio, enfermedades nunca vistas como la hipertensi¨®n o la diabetes llegaron tambi¨¦n a su rinc¨®n de la selva amaz¨®nica.
Los arara son un pueblo conocido por su belicosidad ¡ªsol¨ªan hacerse collares con los dientes de sus enemigos¡ª y por su facilidad para interactuar con el mundo exterior, seg¨²n la detallada base de datos sobre los pueblos ind¨ªgenas de Brasil del Instituto Socioambiental, la ONG que ahora les ayuda a recuperar su dieta original. Los dieron por extinguidos en los a?os cuarenta, pero segu¨ªan all¨ª aunque no se dejaran ver. Corr¨ªan los ochenta cuando la carretera Transamaz¨®nica cruz¨® hasta su territorio. Dinamit¨® su universo y trajo los primeros contactos con los blancos. Bien entrados los 2000 recibieron m¨¢s dinero del que jam¨¢s hab¨ªan imaginado como contrapartida por la nueva hidroel¨¦ctrica ubicada en la ciudad de Vitoria do Xing¨².
Por primera vez aparecieron en las aldeas de esta tribu de reciente contacto las galletas rellenas, el caf¨¦, la pasta adem¨¢s de sal, az¨²car¡ el impacto fue brutal. Su dieta cambi¨® radicalmente. Y, en poco tiempo, los da?os a la salud fueron evidentes. En la ¨²ltima d¨¦cada, los m¨¦dicos que pasan consulta a los 400 ind¨ªgenas arara han diagnosticado 45 casos de hipertensi¨®n y diabetes, lo nunca visto por all¨ª. Conocemos estos datos porque el medio digital Infoamazonia los consigui¨® a trav¨¦s de la ley de transparencia brasile?a.
Leonardo de Moura, asesor t¨¦cnico del Instituto Sociambiental en este proyecto, recalca que el plan nacional del men¨² escolar es un instrumento crucial para combatir el hambre y mejorar la nutrici¨®n en Brasil, pero se?ala que ¡°es una pol¨ªtica inadecuada para los ind¨ªgenas¡± tal y como est¨¢ dise?ada. Fue una de las principales puertas de entrada a las aldeas de alimentos industrializados porque la alimentaci¨®n escolar llega hasta el ¨²ltimo rinc¨®n de los territorios ind¨ªgenas, incluso los m¨¢s rec¨®nditos, pero ¡°para llegar hasta all¨ª sin estropearse, no suele llevar nada perecedero, nada de fruta, nada verde, ni fresco¡±.
Como el men¨² escolar se convirti¨® en una de las v¨ªas de entrada de los alimentos procesados, ese es el frente en el que ahora quieren revertir la tendencia. Desde hace unos meses, la chavaler¨ªa come en la escuela nuevos platos, que en realidad son los de toda la vida, como w¨¤t tynondem (pescado al horno envuelto en hoja de pl¨¢tano), karak¡¯kur¨¦um (hojas de una planta prote¨ªnica llamada hojas de elefante que hay que identificar con cuidado porque otra similar es venenosa), y onatji magarapa (bizcocho casero de ma¨ªz). Son alimentos que ya consum¨ªan sus abuelos, pero cayeron en desuso ante el atractivo de alimentos de sabores desconocidos o envasados en llamativos envoltorios.
El caso de los arara ilustra el alcance de los da?os colaterales de una planta hidroel¨¦ctrica que genera el 9% de la electricidad que Brasil consume. Belo Monte, un proyecto que llev¨® a Marina Silva a dimitir en 2008 como ministra de Medio Ambiente, un cargo al que ha regresado, fue ¡ªy sigue siendo¡ª muy pol¨¦mico.
Explica Leonardo de Moura por tel¨¦fono desde los alrededores de Altamira (Par¨¢) que los ni?os de los arara, un pueblo que anta?o aprovechaba los frutos de ocho tipos de palmeras porque tardaron en asentarse y cultivar sus huertas, ya no conocen muchas de las palmeras de su entorno y sus m¨²ltiples usos o buena parte de los frutos silvestres cotidianos para la generaci¨®n de sus abuelos.
El mecanismo para dar la vuelta a la dieta escolar fue el siguiente: primero, encargaron a j¨®venes arara que les preguntaran a sus mayores de 50-60 a?os ¡ªcrecidos sin contacto con los blancos¡ª c¨®mo se alimentaban en aquella ¨¦poca. Sus respuestas fueron la base sobre la que se elabor¨® el nuevo men¨². ¡°Son saberes tradicionales que ahora mismo podr¨ªan estar siendo catalogados¡±, afirma De Moura. Y lamenta que, ¡°cuando se habla de bioeconom¨ªa, se habla de mapear genes¡± mientras cada d¨ªa desaparecen infinidad de conocimientos milenarios, cada vez que fallece un anciano ind¨ªgena. ¡°Antes para ellos la selva era su escuela, es innegable la importancia de la educaci¨®n, la cuesti¨®n es c¨®mo adaptarla para que adem¨¢s contribuya a fortalecer su cultura¡±. Moura a?ade que, gracias a este proyecto, los cr¨ªos arara han redescubierto frutos silvestres, palmeras y hasta c¨®mo construir trampas para pescar.
La idea es que este sea un proyecto piloto replicable en otras aldeas. Que las autoridades, en vez de llevar desde la ciudad los productos del men¨² de los colegios, compren la materia prima a los ind¨ªgenas y que ellos elaboren las comidas. As¨ª se crear¨ªa un c¨ªrculo virtuoso con una alimentaci¨®n m¨¢s saludable, unos ingresos para los nativos y la preservaci¨®n de saberes tradicionales que desaparecen de manera imparable.
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