As¨ª enfrenta el cambio clim¨¢tico una vi?a en Chile
El aumento de temperaturas est¨¢ cambiando la industria vitivin¨ªcola del productor de vinos m¨¢s grande de Latinoam¨¦rica. La vi?a Kingston, ubicada en el valle de Casablanca, es uno de los frentes de esta transici¨®n
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Cuando Courtney Kingston viaja al valle Casablanca, rumbo al vi?edo que dirige de la mano de su cu?ada en Valpara¨ªso, le gusta caminar hasta llegar al tramo superior de su terreno. All¨ª, dos reservorios capturan el agua de lluvia que luego riega parte de las 140 hect¨¢reas de parras de la Vi?a Kingston. ¡°Ahora mismo, el tranque superior est¨¢ desbord¨¢ndose,¡± dice Kingston, que es de la cuarta generaci¨®n de viticultores en su familia. Cuando est¨¢ lleno, el reservorio se llena de p¨¢jaros y refleja al cielo. ¡°Es incre¨ªble. Pero cuando voy all¨ª y est¨¢ completamente vac¨ªo, es un recordatorio claro¡±, contin¨²a Kingston, de que cada vez las lluvias de invierno comienzan m¨¢s tarde.
El problema no son solo las lluvias. Los ¨²ltimos a?os han tra¨ªdo consigo una serie de cambios en el ecosistema de Casablanca: los veranos son m¨¢s intensos, las noches m¨¢s fr¨ªas, las heladas m¨¢s impredecibles y el clima cada vez m¨¢s err¨¢tico. Casablanca, un valle sin r¨ªo dentro de la regi¨®n vit¨ªcola de Aconcagua, enfrenta una versi¨®n de los problemas que aquejan a la industria de vinos alrededor del mundo, desde la Provenza francesa hasta el Valle de Napa en California.
Las uvas son unos de los cultivos m¨¢s sensibles del mundo: es por ello que el terroir, que determina el car¨¢cter de un vino, no depende solamente del clima de una zona agr¨ªcola, sino tambi¨¦n del suelo, las precipitaciones, el ¨¢ngulo de la colina y las horas de luz solar que recibe la parra. Con el paso de las d¨¦cadas, las vi?as desarrollan sistemas cuidadosamente calibrados para interactuar con estas caracter¨ªsticas y darle una identidad propia a sus vinos. Pero el cambio clim¨¢tico est¨¢ alterando casi todos estos factores a un ritmo vertiginoso, y la industria de vinos de Chile, la m¨¢s grande de Latinoam¨¦rica y la quinta productora a nivel mundial, est¨¢ luchando por adaptarse a ellos con la misma velocidad.
¡°El sol de la tarde me va a cocinar la fruta¡±
Alrededor del a?o 2000, el valle recib¨ªa de 400 a 450 mil¨ªmetros anuales de lluvia. A lo largo de los ¨²ltimos a?os, el promedio ha oscilado alrededor de los 300, con algunos a?os rozando los 100 mil¨ªmetros. Luego de un par de temporadas de lluvias bajas, explica Andr¨¦s Campana, en¨®logo de la vi?a, los agricultores deben elegir qu¨¦ ¨¢reas regar y cu¨¢les no. ¡°Es por ello que, si hace 10 a?os el valle Casablanca ten¨ªa alrededor de 5.500 hect¨¢reas, hoy tiene alrededor de 3.000¡å, comenta.
La situaci¨®n es consecuencia tambi¨¦n de la sequ¨ªa que Chile ha atravesado en los ¨²ltimos 16 a?os. Si bien las Naciones Unidas han determinado que el cambio clim¨¢tico no es responsable de ella, la organizaci¨®n ha demostrado que este proceso ha aumentado las temperaturas en la regi¨®n, ¡°lo que probablemente ha reducido la disponibilidad de agua y empeorado los impactos de la sequ¨ªa¡±.
La cercan¨ªa al mar determina la humedad y las bajas temperaturas en el valle de Casablanca, conocido por sus vinos blancos. Estas caracter¨ªsticas, explica Campana, crean vinos livianos, con una menor concentraci¨®n de alcohol. Pero a medida que las temperaturas en el valle aumentan, es m¨¢s dif¨ªcil alcanzar este perfil. ¡°Si deshojo [las vi?as] en la ma?ana, el sol de la tarde me va a cocinar la fruta¡±.
Las altas temperaturas de la tarde disminuyen la acidez, concentran m¨¢s az¨²car, y crean vinos m¨¢s alcoh¨®licos y pesados. Como se?ala Jos¨¦ Alcalde, profesor asociado de agronom¨ªa y sistemas naturales en la Pontificia Universidad Cat¨®lica de Chile, este aumento en temperaturas tambi¨¦n disminuir¨¢ el frescor nocturno, lo que har¨¢ dif¨ªcil producir vinos con el perfil que caracteriza a la regi¨®n. El cambio, comenta Alcalde, afectar¨¢ particularmente a la variante chardonnay, el vino que hace famoso al valle. Los aromas particulares de esta variedad, que son ¡°florales y tropicales¡±, tienden a degradarse con las altas temperaturas.
El en¨®logo Campana a?ade que ahora los inviernos en el valle son m¨¢s secos y m¨¢s cortos, lo que significa que las plantas brotan m¨¢s temprano, cuando a¨²n est¨¢n propensas a sufrir heladas. Una helada fuerte puede destruir m¨¢s de la mitad de ciertas variedades, como el pinot noir ¡ªconocida como la uva del coraz¨®n roto por su sensibilidad al suelo y al clima¡ª y el chardonnay. Otras variedades, como el sauvignon blanc o el merlot, tienden a brotar m¨¢s tarde, lo que las vuelve menos vulnerables a estos cambios.
Hace 25 a?os era imposible cultivar ¡°un muy buen cabernet franc o malbec¡±, comenta el en¨®logo. Pero reconoce que, con el cambio en las condiciones clim¨¢ticas, ahora es posible considerarlo. Para ¨¦l, la resiliencia a los cambios del clima determinar¨¢ qu¨¦ variedades se pueden cultivar y vender: ¡°Tenemos que sentarnos y pensar en el futuro¡±.
Todos los vi?edos en Kingston son de irrigaci¨®n, explica Campana, as¨ª que por ahora su meta es aumentar la eficiencia del uso del agua. Desde comienzos de los 2000, la vi?a se ha visto obligada a reducir el uso de agua en un 30% o 40%. Una de las claves fue emplear un subsolador, es decir, un arado que rompe las capas endurecidas del suelo y genera fracturas en las que se alberga el agua de lluvia.
Campana comenta tambi¨¦n que existen alternativas con las que no cuenta su vi?a, como cables de radiaci¨®n ultravioleta que se atan a los alambres de las parras y se encienden cuando llega la helada para evitar que las bajas temperaturas da?en a las uvas.
Pero m¨¢s all¨¢ de la tecnolog¨ªa, sus actividades han cambiado al nivel de lo cotidiano. El en¨®logo ahora desoja menos, ya no con el deseo de exponer el racimo, sino de aumentar la ventilaci¨®n. Su vi?a ha transicionado a la agricultura org¨¢nica y ha incorporado biodiversidad a los cultivos de cobertura con la meta de volver m¨¢s eficiente su uso del agua. Tambi¨¦n han explorado la idea de plantar otras variedades. ¡°Este a?o replantamos un bloque que estaba produciendo algunos de nuestros mejores vinos¡±, dice. ¡°Fue muy dif¨ªcil decidir arrancar esas vides, pero no eran eficientes en el uso del agua¡±.
Como nota Narciso Novogratz, quien en los ¨²ltimos meses ha trabajado como aprendiz en la Vi?a Kingston, ¡°las estaciones ahora son menos predecibles, as¨ª que las habilidades de los en¨®logos y agricultores est¨¢n menos sintonizadas con las condiciones del vi?edo.¡± Esta imprevisibilidad hace que el conocimiento detallado de las condiciones de la vi?a sea m¨¢s valioso. A fin de cuentas, comenta, ¡°los en¨®logos saben jugar con esos cambios. M¨¢s que nada, es una cuesti¨®n de adaptarse¡±.
¡°Es necesario que el sector agr¨ªcola participe activamente¡±
Pero adaptarse no ser¨¢ tan f¨¢cil para los otros valles de Chile. En Colchagua, por ejemplo, el valle de Apalta es particularmente vulnerable a los cambios en los reg¨ªmenes clim¨¢ticos. Se espera que la zona, caracterizada por cultivar cepas como carm¨¦n¨¨re, experimente un aumento en sus temperaturas m¨ªnimas y m¨¢ximas en los pr¨®ximos a?os. El profesor de enolog¨ªa Alcalde comenta que, en aquel caso, es posible que las vi?as deban moverse hacia la costa o el sur en busca de condiciones m¨¢s favorables.
En un pa¨ªs donde la industria vitivin¨ªcola representa un 0,5% del Producto Interior Bruto nacional, el sentimiento de urgencia anima la b¨²squeda de apoyos a estos agricultores. Dado que la industria nacional est¨¢ orientada a la exportaci¨®n, a?ade Alcalde, ¡°el inter¨¦s de los privados es lo m¨¢s importante¡±.
Acota que se han tomado ciertas medidas para estudiar los retos que enfrenta la industria nacional, como la creaci¨®n de un consorcio de vi?as de Chile en asociaci¨®n con una serie de universidades y con apoyo financiero del Estado. El Consorcio I+D estudia los principales problemas y limitaciones de la vitivinicultura nacional y aspira a conectar las exportaciones con los fondos para la investigaci¨®n.
¡°Sin embargo, la confianza p¨²blico-privada es algo que a¨²n se necesita construir¡±, comenta el profesor. ¡°La iniciativa sigue siendo muy privada y depende de contratos directos entre las vi?as y las entidades de investigaci¨®n, como las universidades¡±.
Olga Barbosa Prieto, investigadora y profesora de la Universidad Austral de Chile y fundadora del programa Vino, Cambio Clim¨¢tico y Biodiversidad, aboga por una conservaci¨®n de la biodiversidad de la mano de la industria de vinos del pa¨ªs. Barbosa comenta que dos legislaciones, la Ley Marco de Cambio Clim¨¢tico y la Ley del Servicio de Biodiversidad y ?reas Protegidas, est¨¢n por ser implementadas. Como los reglamentos de ambas leyes a¨²n se est¨¢n desarrollando, explica la experta, hay cierta incertidumbre en el sector agricultural. Y dado que la industria de Chile es relativamente joven, las tendencias mundiales marcan el paso de los cultivos. En consecuencia, ¡°es un poco dif¨ªcil arriesgarse o tomar nuevos rumbos sin saber si habr¨¢ compradores que quieran apostar por esas variedades¡±.
Pero la cient¨ªfica, que tambi¨¦n es subdirectora del Instituto de Ecolog¨ªa y Biodiversidad, tambi¨¦n sostiene que no hay contradicciones entre la conservaci¨®n de la biodiversidad y el desarrollo de la industria vin¨ªcola en Chile, ya que son beneficios que se ver¨¢n a largo plazo. ¡°Es necesario que el sector agr¨ªcola participe activamente en la elaboraci¨®n de los reglamentos y en la implementaci¨®n de estas leyes,¡± concluye. A sus ojos, esto implica entender y adoptar pr¨¢cticas sostenibles que se alineen con los objetivos de conservaci¨®n y mitigaci¨®n del cambio clim¨¢tico.
Alcalde est¨¢ de acuerdo. ¡°La fama del vino se construye lentamente¡±, anota. Si un valle cambia con el tiempo, o si es necesario desarrollar nuevos valles, hacerlos connotados es un proceso lento. ¡°Hay futuro, pero hay que trabajarlo. A¨²n queda mucho por hacer.¡±
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