Los refugiados clim¨¢ticos de Panam¨¢ a¨²n no tienen escuela
Tres meses despu¨¦s de la reubicaci¨®n de 300 familias del archipi¨¦lago Guna Yala a tierra firme, los alumnos siguen yendo a la isla a estudiar. Los maestros temen que aumente la deserci¨®n escolar
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Los alumnos de octavo A y octavo C esperan en fila a embarcar en unas peque?as lanchas a motor con los apuntes de ingl¨¦s en la mano. En los 20 minutos que tardan desde la isla de Cart¨ª Sugdub hasta la tierra firme a¨²n les da tiempo de repasar algo para el examen. Antes de subir a la barca, Blanca, de 13 a?os, se lleva una mano a la cabeza y sale corriendo. ¡°Se me olvid¨® la mochila en la casa¡±, grita mientras corre entre los callejones de esta isla superpoblada del caribe paname?o en riesgo de desaparecer por el cambio clim¨¢tico. ¡°O vienes r¨¢pido, o la lancha se va sin ti¡±, amenaza su profesora.
En el bote, los compa?eros la esperan con las mochilas en las rodillas y los nervios en el rostro, no solo por la prueba de ingl¨¦s. Esta ma?ana de principios de junio es el simulacro de la nueva escuela en el continente, a donde los mudaron por el riesgo de inundaci¨®n. Esta es la sede que pensaban empezar a usar pronto, pero ninguno pens¨® que no volver¨ªan a pisarla en los siguientes tres meses. Las instalaciones se mantienen cerradas a¨²n, ir¨®nicamente, por falta de agua.
Si bien hace m¨¢s de 10 a?os que Panam¨¢ se preparaba para convertirse en el primer pa¨ªs latinoamericano en reubicar a toda una comarca como consecuencia del calentamiento global, la educaci¨®n de unos 600 menores qued¨® en un segundo plano. Las aulas en la isla est¨¢n deterioradas y tampoco son inocuas a las inundaciones, la humedad o las brisas. ¡°Es muy com¨²n que se nos mojen las sillas y que haya filtraciones de agua¡±, explica la profesora Bernadeth Navarro, docente de educaci¨®n especial. ¡°Tenemos muchas ganas de mudarnos a la otra escuela. Es urgente, pero una escuela as¨ª de grande no se puede abrir sin agua¡±.
En este colegio, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), est¨¢n contempladas 120 habitaciones para alumnos de otras islas del archipi¨¦lago que no puedan estar yendo y viniendo a diario. ¡°Voy y vuelvo para llevar a mi ni?a. Y cruzar es un reto por la marea. Muchas veces llegamos mojados. Tambi¨¦n tenemos que madrugar m¨¢s¡ No es f¨¢cil¡±, dice la maestra. El miedo de los docentes es que la deserci¨®n escolar aumente ante estas dificultades. En 2022, m¨¢s de 100.000 ni?os y j¨®venes paname?os hab¨ªan dejado la escuela antes de tiempo. Estos menores se concentraban en la capital y las zonas donde predomina la poblaci¨®n ind¨ªgena. Las dificultades para trasladarse tienen mucho que ver con las cifras de las comunidades originarias.
El simulacro de los alumnos de octavo coincidi¨® con un d¨ªa agridulce para los vecinos de la isla. Ese mismo 3 de junio, los habitantes de Cart¨ª Sugdup fueron reubicados en un barrio creado exclusivamente para ellos en tierra firme y dejaban atr¨¢s la vida que conoc¨ªan. El aumento del nivel del mar a causa del calentamiento global est¨¢ haciendo inhabitables muchas de las islas del paradis¨ªaco archipi¨¦lago de Guna Yala. As¨ª, el Gobierno de Laurentino Cortizo materializ¨® un proyecto que llevaba en conversaci¨®n desde los anteriores dos mandatos: reubicar al menos a 63 de las 365 islas paname?as. De acuerdo a los estudios liderados por Ligia Castro de Doens, directora de Cambio Clim¨¢tico del Ministerio de Ambiente de Panam¨¢, ninguna de ellas ser¨¢ habitable para 2050. La de Blanca fue la primera en mudarse.
Adem¨¢s de la reubicaci¨®n de las viviendas, el Gobierno se comprometi¨® a crear una escuela multiling¨¹e y multi¨¦tnica a poco m¨¢s de un kil¨®metro de Isber Yala, el barrio donde ya se ha mudado gran parte de las 300 familias de Cart¨ª. La mayor¨ªa, cuentan algunos vecinos, van y vuelven a la isla, pero duermen en el continente.
El cambio de Gobierno de julio pasado, con la asunci¨®n de Jos¨¦ Ra¨²l Mulino, dej¨® expectante a la comunidad educativa. Por eso, una decena de madres le imploraban en una visita a la isla a la antigua ministra de educaci¨®n, Maruja Villalobos, que ¡°pase el mensaje¡± a quien siguiera. ¡°No se olviden de nuestros ni?os¡±, ped¨ªa una madre agarrando del brazo de la exministra. ¡°En este Gobierno hemos querido tomarnos esto en serio¡±, dice Gregorio Green, director nacional de Educaci¨®n Intercultural Biling¨¹e. ¡°Esperamos inaugurar a finales de agosto. Tal vez en septiembre ya puedan ir a clases a la escuela modelo con un curriculum multi¨¦tnico¡±, explica. Algunos isle?os como Atilio Mart¨ªnez, historiador guna y l¨ªder comunitario, son menos optimistas y creen que hasta el pr¨®ximo a?o no habr¨¢ clases all¨¢.
Con menos de un mes en el cargo, Green cuenta por tel¨¦fono que est¨¢n llevando a cabo un plan piloto para llevar material en guna, bri bri o bungl¨¦, entre otros, a las zonas rurales donde est¨¢n radicadas las ocho comunidades ind¨ªgenas del pa¨ªs. Aunque en la ciudad no se tendr¨¢ en cuenta esta agenda plural. ¡°Cuando llevemos los textos y hagamos las formaciones a los profesores, s¨¦ que para muchos no ser¨¢ novedad, porque ya lo hac¨ªan. Pero ahora queremos darles seguimiento. Y hacerlo bien¡±, narra. Este plan cuenta con un presupuesto de 65.000 d¨®lares y est¨¢ enfocado en que la ley 88 no quede solo en el papel.
Esta normativa, aprobada en 2010, reconoce la diversidad cultural como un valor hist¨®rico y patrimonio de la humanidad e insta a que las instituciones educativas dise?en planes que contemplen la lengua materna y espiritualidad de los pueblos ind¨ªgenas de Panam¨¢. ¡°Para nosotros es mejor no perder nuestras tradiciones¡±, explica la maestra. ¡°No podemos decirle a los ni?os que vienen de otros lados, tenemos que amar lo que los ancestros nos dejaron. Adem¨¢s, contamos con algo que en la capital no hay y es la forma en la que amamos la naturaleza. Eso lo tenemos que ense?ar tambi¨¦n en las escuelas¡±.
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