Los sonidos que Am¨¦rica Latina est¨¢ dejando de escuchar
El ruido tra¨ªdo por la urbanizaci¨®n de la regi¨®n le est¨¢ ganando al de la selva, las monta?as y el campo. La comunicaci¨®n de especies de aves, insectos y mam¨ªferos se ve fuertemente afectada
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¡°Mis hermanos cuentan que, antes de que yo naciera, a¨²n se pod¨ªan meter a nadar en el lago. Yo de chico pescaba acociles [camar¨®n de r¨ªo] y nos los com¨ªamos. En las noches escuchaba lechuzas y de d¨ªa ve¨ªa parvadas enormes de aves. Ahora hay muy poco o nada de eso¡±. Mauricio Ordu?a tiene 42 a?os y ha vivido pr¨¢cticamente toda su vida en Xochimilco, uno de los reductos lacustres m¨¢s importantes del sur de la Ciudad de M¨¦xico, el cual a¨²n conserva un entorno natural megadiverso, pero que va cediendo al aplastante ritmo de urbanizaci¨®n.
Ordu?a es un artista multidisciplinario que trabaja con el sonido y otros recursos multimedia. ?l rememora sus d¨ªas de infancia cuando se pod¨ªa pasear en lancha sobre los brazos del lago, a escasos minutos de su casa: el sonido del agua que corr¨ªa, el canto de distintas especies de aves, el ruido blanco de abundantes insectos nocturnos y los chillidos de algunos cacomixtles (mam¨ªfero similar al mapache) fueron parte de una memoria sonora que ha sido sepultada por planchas de cemento.
Desafortunadamente, esta mutilaci¨®n del paisaje sonoro natural no es algo reciente ni exclusivo de Xochimilco. La expansi¨®n de la mancha urbana est¨¢ afectando de forma alarmante los ecosistemas de Am¨¦rica Latina, la regi¨®n con el ritmo m¨¢s veloz de urbanizaci¨®n en el mundo (m¨¢s del 80% de su poblaci¨®n vive en ciudades), aspecto que vuelve complicado cuantificar los efectos de poner una plaza comercial o un parque industrial ah¨ª, justo en donde antes hab¨ªa un cerro, un lago o un ¨¢rbol gigantesco.
Adem¨¢s del impacto ambiental, social y econ¨®mico que genera a una comunidad el perder su paisaje sonoro, a una escala mayor esa distorsi¨®n trae implicaciones a¨²n m¨¢s serias. Desde la ecoac¨²stica, o ecolog¨ªa del paisaje sonoro, se han podido monitorear y estudiar aspectos como la comunicaci¨®n ac¨²stica entre especies animales o la degradaci¨®n natural del entorno.
¡°La expansi¨®n urbana y agr¨ªcola desplaza a las especies que dependen de ciertas condiciones de h¨¢bitat para sobrevivir y reproducirse. El ruido producido por muchas de las m¨¢quinas y medios de transporte obstaculiza la comunicaci¨®n efectiva entre individuos de muchas especies, afectando negativamente su capacidad de reproducci¨®n¡±, explica el chileno Francisco Rivas Fuenzalida, doctorante del Centro de Paisajes Sonoros Globales en el departamento de Silvicultura y Recursos Naturales de la Universidad de Purdue, en Indiana, Estados Unidos.
Si la selva est¨¢ en silencio, algo anda mal
De acuerdo con la Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (la UICN), de las 44.000 especies animales en peligro de extinci¨®n en el mundo, m¨¢s de 14.000 habitan en Am¨¦rica Latina, entre las que figuran la vaquita marina, el delf¨ªn rosado, el ping¨¹ino de Gal¨¢pagos o la nutria gigante.
¡°Latinoam¨¦rica tiene especies end¨¦micas de aves, anfibios, insectos, mam¨ªferos y muchas de ellas producen sonidos que no se pueden escuchar en ninguna otra parte del mundo¡±, explica Rivas Fuenzalida. ¡°Algunos de esos sonidos son caracter¨ªsticos de una regi¨®n. Pensemos en la rana Coqu¨ª en Puerto Rico, el Bienteveo o Bichofu¨¦ en muchos pa¨ªses de Am¨¦rica Central y del Sur, o en el canto del Chucao en la Patagonia de Chile y Argentina. Estos sonidos son ef¨ªmeras expresiones de la naturaleza que pueden ayudarnos a identificarnos con nuestro terru?o¡±.
El egresado de la licenciatura en Biolog¨ªa y t¨¦cnico en sistemas computacionales por la UNAM, Esa¨² Toaki Villarreal, quien comanda el proyecto ORNITRONIK, enfocado al desarrollo de tecnolog¨ªa y sistemas con ¨¦nfasis en el monitoreo ac¨²stico de la fauna silvestre, apunta que el mundo de los sonidos naturales se puede abordar hoy en d¨ªa desde muchos puntos de vista, gracias a los avances tecnol¨®gicos, en donde incluso grabarlos se ha vuelto m¨¢s accesible, aportando informaci¨®n valiosa de sonidos perceptibles o los de dif¨ªcil acceso.
¡°Los ecosistemas submarinos, por ejemplo, est¨¢n llenos de sonidos que, aunque inaudibles para nosotros sin equipo especializado, son fundamentales para la vida marina. Muchas especies de peces son¨ªferos como los meros, se comunican a trav¨¦s de sonidos para defender su territorio, encontrar pareja o advertir sobre la presencia de depredadores¡±, explica Esa¨² Toaki Villarreal.
Si bien la megadiversidad es motivo de orgullo y fascinaci¨®n, tambi¨¦n es un factor que complejiza la labor de su registro e investigaci¨®n. Para la compositora, artista sonora e investigadora mexicana Tania Rubio, el cambio provocado por la huella humana debe ser motivo de alerta.
¡°Si t¨² encuentras que en la selva hay silencio, ?peligro! Porque entonces hay algo que est¨¢ faltando, digamos, que es toda esa vida. Y justo los sonidos te dan esta perspectiva de d¨®nde est¨¢s, qu¨¦ especies hay, qui¨¦nes habitan ah¨ª, c¨®mo son las relaciones de estas especies yendo y viniendo¡±, advierte Rubio. ¡°Los cambios en Latinoam¨¦rica son mucho m¨¢s r¨¢pidos incluso de lo que se pueden medir. Si est¨¢s llevando a cabo una investigaci¨®n, necesitas recopilar muchos datos, requieres tiempo para hacer los an¨¢lisis, procesarlos, etc¨¦tera. Pero en ese tiempo puede ser que ya lleg¨® una inmobiliaria que devast¨® todo, y ya en una semana, en un mes, no existe m¨¢s ese ecosistema. Esos cambios son muy radicales y a m¨ª me han impactado, porque pareciera que no s¨®lo no hay conciencia sino que realmente el ritmo del progreso es tan acelerado que la gente ni siquiera se detiene a pensar en ello¡±.
Ante la pertinencia y relevancia que tiene el saber escuchar, registrar, medir, analizar y preservar los sonidos de la naturaleza de Latinoam¨¦rica, las iniciativas colectivas, ciudadanas e interdisciplinarias no han sido pocas. El uso insostenible de recursos de la regi¨®n es un llamado a registrar esos sonidos existentes, para crear o recrear l¨ªneas de base ac¨²sticas y monitorear cambios, adem¨¢s de utilizar esos registros para poner en valor los sonidos de la naturaleza en el imaginario colectivo, promoviendo con ello actitudes y acciones que ayuden a protegerlos o recuperarlos.
El tiempo, el cambio y el silencio
El Informe Planeta Vivo 2022 del Foro Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en ingl¨¦s) apunta que las actividades humanas en la naturaleza han provocado una disminuci¨®n aproximada del 69% en la poblaci¨®n de mam¨ªferos, reptiles, aves, peces y anfibios de todo el mundo, en donde Latinoam¨¦rica y el Caribe, una de las regiones m¨¢s biodiversas del planeta, registra el declive regional m¨¢s dram¨¢tico, con una disminuci¨®n de 94% en las poblaciones monitoreadas.
¡°Cuando hay un cambio en el uso de suelo se afectan todas las din¨¢micas de un ecosistema, y ¨¦stas son audibles¡±, sostiene Tania Rubio, tambi¨¦n directora y fundadora del Laboratorio de Ecolog¨ªa Ac¨²stica en M¨¦xico.
Rivas Fuenzalida explica que la expansi¨®n de las ciudades, ¨¢reas agr¨ªcolas y cultivos forestales disminuye o elimina la diversidad vegetal y, con ella, el h¨¢bitat que permite la sobrevivencia de la fauna son¨ªfera. Adem¨¢s, apunta, existe otro tipo de desaparici¨®n, la cual podr¨ªamos llamar ¡°desaparici¨®n perceptual¡±, en donde los sonidos que a¨²n existen ya no son percibidos por las personas, producto de la contaminaci¨®n ac¨²stica y la disminuci¨®n del tiempo que pasamos apreciando la naturaleza. Pensemos, por ejemplo, en las personas que gustan de ir a parques, pero lo hacen escuchando m¨²sica a todo volumen.
El doctorante del Centro de Paisajes Sonoros Globales dice que los sonidos de la fauna silvestre son un reflejo de la salud de los ecosistemas. ¡°Nuestra regi¨®n ha perdido alrededor de 300 millones de hect¨¢reas de vegetaci¨®n natural en los ¨²ltimos 40 a?os. Es un ¨¢rea inmensamente grande. Para que nos hagamos una idea, esto equivale a 1.972 veces el tama?o de S?o Paulo, o 2.007 veces la Ciudad de M¨¦xico, o 4.680 veces el de Santiago de Chile, o 14.778 veces el de Buenos Aires¡±, apunta el acad¨¦mico.
El canto de un grillo, el crujir de las hojas o el correr del agua en un arroyo no s¨®lo enriquecen el ambiente, sino que tambi¨¦n generan un sentido de pertenencia, bienestar y conexi¨®n. Un ejemplo: no podr¨ªa existir el son huasteco del Querrequere si no se apreciara el canto del p¨¢jaro carpintero¡±.Esa¨² Toaki Villarreal, bi¨®logo y t¨¦cnico en sistemas computacionales
De cara a una urbanizaci¨®n desmedida con manto de progreso y bienestar social, la p¨¦rdida de la biodiversidad y paisaje sonoro de Am¨¦rica Latina es hoy m¨¢s que nunca un llamado a la acci¨®n urgente, individual y colectiva. No s¨®lo desde la labor, proyectos e iniciativas de los involucrados en el estudio del paisaje sonoro (artistas, cient¨ªficos, urbanistas, historiadores, psic¨®logos, antrop¨®logos), sino tambi¨¦n desde todos los actores de la sociedad civil, gobiernos e iniciativa privada.
Ordu?a contin¨²a viviendo al sur de la Ciudad de M¨¦xico, -muy cerca de una zona volc¨¢nica- reflexionando sobre el sonido natural y las causas de su vertiginoso cambio, en un contexto de urbanizaci¨®n y progreso, desde una actividad que considera m¨¢s flexible, el¨¢stica y m¨®vil para tener una consciencia m¨¢s provechosa sobre aquello que se puede hacer al respecto.
¡°Am¨¦rica Latina vive actualmente una idea de progreso pero sin una conciencia de arraigo, es crecer como un tejido individualista, aislado de su terreno y sin memoria. Nuestra relaci¨®n con el entorno ha sido muy mala: que las nuevas generaciones normalicen que ah¨ª donde viven siempre se han escuchado coches y no aves o un r¨ªo, me parece muy fuerte. Tener una conciencia hist¨®rica del lugar donde vives siempre te va a permitir ser un poco m¨¢s cr¨ªtico y defender ese lugar de donde provienes¡±.
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