El gran enigma del pez del Lago de Tota: ?una especie en peligro o ya extinta?
Los expertos llevan dos d¨¦cadas buscando a un pez muy singular en esta laguna colombiana. La t¨¦cnica del ADN ambiental es el ¨²ltimo recurso de los cient¨ªficos para confirmar si efectivamente ya desapareci¨®
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La extinci¨®n de una especie implica la desaparici¨®n de hasta el ¨²ltimo de sus individuos, que no quede ni un ejemplar vivo sobre el planeta, la p¨¦rdida de su linaje para siempre. Un estatus bajo el que fue catalogado en el 2012 el pez graso, supuestamente end¨¦mico de las fr¨ªas aguas del lago colombiano de Tota, a m¨¢s de 3000 metros sobre el nivel del mar, en el departamento colombiano de Boyac¨¢. Se trata de ¡°algo muy excepcional y muy particular en Am¨¦rica del Sur. Pocos peces viven a esa altura¡±, apunta Carlos A. Lasso, bi¨®logo del Instituto Humboldt, y quien lidera una investigaci¨®n para encontrar a este singular pez que, despu¨¦s de declararse como desaparecido seg¨²n el Libro Rojo de 2012 en Colombia, fue reclasificado en peligro cr¨ªtico en el 2015 por la Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (UICN).
Desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas, bajo la sospecha de que podr¨ªa seguir viva, oculta en alg¨²n rinc¨®n de uno de los lagos m¨¢s importantes de Sudam¨¦rica, diversos expertos han tratado de encontrar al menos un individuo de esta especie de la familia de los bagres. Ante la falta de resultados, a principios de este a?o, bajo el auspicio de las organizaciones internacionales Shoal y Re:wild, se form¨® una alianza de las instituciones cient¨ªficas colombianas como el Instituto Humboldt, la Universidad de los Andes, la Fundaci¨®n Isla de Agua y Corpoboyaca, para determinar de una vez por todas su estatus.
La b¨²squeda obsesiva de Lasso
Descrita por primera vez en 1942 por el investigador ingl¨¦s Cecil Miles, desde entonces s¨®lo se volvi¨® a encontrar un ejemplar en 1957. ¡°Tenemos muy poca informaci¨®n sobre ¨¦l¡±, reconoce Lasso, quien vive obsesionado por dar con ¨¦l. De apodo cient¨ªfico Rhizosomichthys totae, este pez recibe su nombre com¨²n debido a la gran reserva de grasa que acumula alrededor de su cuerpo y que moldea su morfolog¨ªa. Atributo que, ¡°seg¨²n algunos expertos, ser¨ªa lo que le permitir¨ªa vivir a esas fr¨ªas temperaturas. Tambi¨¦n podr¨ªa ser un mecanismo adaptativo a la elevada presi¨®n de las profundidades. No obstante, se trata de una hip¨®tesis¡±, recalca el bi¨®logo, lamentando que no se haya podido hacer un estudio biol¨®gico y ecol¨®gico exhaustivo del pez. ¡°Las ¨²nicas muestras que se conservan se encuentran en mal estado y la descripci¨®n que tenemos de ¨¦l es muy pobre¡±, detalla.
Tampoco hay registros de su presencia en los vestigios del legado cultural que dejaron los chibchas y muiscas, pueblos ind¨ªgenas que vivieron entre el 600 y el 1600 en asentamientos dispersos a trav¨¦s de los valles de las altas llanuras andinas en el este de la actual Colombia, donde se encontr¨® la primera muestra. ¡°As¨ª que alrededor de ¨¦l hay diversas teor¨ªas sin poco respaldo detr¨¢s y muchas inc¨®gnitas¡±, apunta. El experto lleva a?os buscando alguna pista por todos los lados: desde el Archivo General de la Naci¨®n de Bogot¨¢, museos y bibliotecas y las cr¨®nicas de los conquistadores, hasta las pinturas rupestres del altiplano cundiboyacense, en la zona de tierras altas y planas ubicada en la cordillera oriental de los Andes, y en las cer¨¢micas de los registros arqueol¨®gicos del siglo XV. ¡°Pero hasta ahora no he encontrado ninguna evidencia previa al siglo XX¡±, reconoce.
La poca informaci¨®n disponible sobre este pez se remite al informe t¨¦cnico que realiz¨® aquel ingl¨¦s que lo describi¨® por primera vez, un documento con muchas limitaciones y pocas certezas, de acuerdo con Lasso. ¡°Seg¨²n los pobladores de entonces, estos animales se usaban de antorcha para iluminar el pueblo alrededor del lago¡±, apunta el bi¨®logo. Para ello, hac¨ªan uso de su grasa. ¡°Pero no hay registros escritos que lo evidencien¡±, matiza el responsable de coordinar una exploraci¨®n que trasciende la biolog¨ªa para incorporar a la pesquisa la perspectiva antropol¨®gica y social. Con el fin de desvelar el destino de un pez del segundo lago altoandino m¨¢s importante de Am¨¦rica del Sur, Lasso tambi¨¦n sum¨® a su equipo algunos de los historiadores de mayor renombre del pa¨ªs, como Daniel Guti¨¦rrez Ardila, de los mayores conocedores del per¨ªodo independentista colombiano.
¡°Se trata de una investigaci¨®n sin parang¨®n¡±, reconoce su responsable. Aunque los cient¨ªficos llevan desde el 1999 rastreando alg¨²n indicio del pez graso, en 2023 esta b¨²squeda se volvi¨® exhaustiva. Para dar con ¨¦l se han utilizado diversas t¨¦cnicas, como redes de ojo de malla muy peque?as en las playas y trampas de luz atrayentes hasta t¨¦cnicas de pesca nocturna. ¡°Todos estos muestreos estuvieron acompa?ados por varias inmersiones subacu¨¢ticas en diferentes partes del Lago de Tota por un equipo de buzos experimentados en grandes alturas, baja visibilidad, aguas fr¨ªas y con corrientes. Tambi¨¦n por expertos en el rescate de naufragios e incluso cad¨¢veres, donde las autoridades especializadas muchas veces no llegan. Pero sin ¨¦xito¡±, cuenta Lasso quien, ante los intentos fallidos para encontrarlo, decidi¨® probar con una alternativa de vanguardia: la revolucionaria t¨¦cnica del ADN ambiental.
ADN ambiental, una t¨¦cnica revolucionaria
Esta tecnolog¨ªa, ¡°que no es otra cosa sino buscar restos o trazas de material gen¨¦tico que se obtiene de manera directa de las muestras ambientales¡±, explica el bi¨®logo, s¨®lo se ha implementado en Colombia en cuatro ocasiones. Una de ellas en un estudio de la biodiversidad acu¨¢tica cavern¨ªcola y los r¨ªos subterr¨¢neos, el primero realizado en Sudam¨¦rica y que ¨¦l mismo lider¨® junto a Susana Caballero, cient¨ªfica pionera en el estudio de la estructura gen¨¦tica de animales acu¨¢ticos en el pa¨ªs.
Con la ventaja de no ser invasiva, la t¨¦cnica del ADN ambiental se trata de un m¨¦todo que analiza muestras de material gen¨¦tico para estudiar la biodiversidad y monitorear los cambios en los ecosistemas con el fin de detectar especies y evaluar su composici¨®n. ¡°Partimos de que los organismos, en este caso animales acu¨¢ticos, al estar en interacci¨®n continua con el medio ambiente circundante liberan ADN al entorno, de manera constante a trav¨¦s de la piel, escamas, mucus, saliva, secreciones, orina y heces. Incluso los animales que se van muriendo y no se descomponen muy r¨¢pidamente liberan material gen¨¦tico al medio¡±, explica el bi¨®logo, orgulloso de ser uno de los pioneros en usar esta herramienta de vanguardia y que supondr¨ªa la ¨²ltima estrategia para tratar de dar por zanjado el estatus en qu¨¦ se encuentra el objeto de su investigaci¨®n.
Una vez obtenidas las muestras recogidas, ¨¦stas se procesan y se comparan en la biblioteca virtual de GenBank, una base de datos de secuencias de ADN que proporciona informaci¨®n actualizada y completa a la comunidad cient¨ªfica. ¡°Generalmente, se buscan secuencias de un grupo taxon¨®mico particular para encontrar coincidencias (match) o simplemente no se reconocen porque desconocemos el c¨®digo de barras de la especie, su secuencia gen¨¦tica, como es el caso del pez graso. ¡°Aunque no hay ninguna informaci¨®n de esta especie en bases de datos p¨²blicas, s¨ª la hay de otras especies de la misma familia que viven en la cuenca del lago, como el pez capit¨¢n, introducido en el siglo pasado. En el banco tambi¨¦n est¨¢ registrado el c¨®digo del capitanejo, tambi¨¦n primo del pez graso y que se encuentra en r¨ªos adyacentes. Esto significa, que si en los resultados de las pruebas de ADN ambiental recogidas en Tota nos aparece un tercer c¨®digo gen¨¦tico desconocido cercano filogen¨¦ticamente, se corresponder¨ªa con el que buscamos¡±, detalla el bi¨®logo.
Mientras el equipo que dirige sigue tratando de reconstruir la historia del pez graso por otros canales, ¡°las pistas gen¨¦ticas que nos proporcione la t¨¦cnica del ADN ambiental son la ¨²ltima esperanza para entender qu¨¦ pas¨® con ¨¦l¡±, apunta el experto antes de lanzar otra de las grandes inc¨®gnitas de su investigaci¨®n. ¡°Si, de acuerdo al informe t¨¦cnico original, fue una especie tan importante en un lago como el de Tota para las comunidades andinas que all¨ª habitaban, ?por qu¨¦ no aparece en el arte rupestre, en excavaciones arqueol¨®gicas, por qu¨¦ no se menciona en la dieta, por qu¨¦ no est¨¢ en las leyendas ind¨ªgenas ni es parte del imaginario colectivo?¡±
A estas interrogaciones se suma otra igual de relevante. Una de las grandes limitaciones de la pionera tecnolog¨ªa que est¨¢ utilizando como ¨²ltimo recurso para encontrar al pez es que las huellas gen¨¦ticas pueden permanecer en la columna de agua por un periodo determinado de tiempo cuya temporalidad depende de diversos factores y va desde unas pocas horas hasta algunos d¨ªas despu¨¦s de que la especie ya no est¨¢ presente. ¡°Por lo que un muestreo efectivo depende del lugar y momento adecuado. Tambi¨¦n de que alg¨²n individuo en cuesti¨®n pas¨® por all¨ª y dej¨® su rastro, siempre y cuando, claro est¨¢, la especie exista todav¨ªa y habite en ese lugar¡±.
Esta posibilidad es otra de las hip¨®tesis que manejan los cient¨ªficos: las muestras del pez graso que hoy se atesoran en frascos pudieron ser recogidas en otro lugar distinto al Lago de Tota. ¡°Si bien la especie se describi¨® all¨ª, no tenemos evidencia precisa de cu¨¢l fue la localidad espec¨ªfica de su recolecci¨®n. Por ello, no se puede descartar que pudo haber sido capturada en otra regi¨®n¡±, explica. Despu¨¦s de una b¨²squeda exhaustiva de d¨¦cadas y m¨¢s de una decena de expediciones al lugar, el enigma persiste en la mente de los cient¨ªficos ¡°pero las posibilidades de que aparezca se van agotando¡±, confiesa el bi¨®logo.
Los resultados del ADN ambiental ser¨¢n los determinantes para dar por zanjada la investigaci¨®n. ¡°Nos queda muy poco para confirmar que el pez graso ya desapareci¨®¡±, declara Lasso. Si las pruebas gen¨¦ticas no arrojan un tercer c¨®digo de barras distinto al del pez capit¨¢n y al del capitanejo significar¨ªa que su equipo ha conseguido las evidencias de la extinci¨®n, por primera vez, de una especie ¨²nica en Colombia. Lo que supondr¨ªa un verdadero hito cient¨ªfico: en unos frascos a?ejos, yacen los ¨²ltimos resquicios de un pez muy singular que vivi¨® una vez en las aguas del lago de Tota y que no volver¨¢ a aparecer sobre la faz de la Tierra.
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