Carmela Blanco, la artista argentina que invita a reconectar con los ¨¢rboles
Crea esculturas con maderas recolectadas, como durmientes de ferrocarril, restos de poda y postes de alambrado. Su obra busca resignificar materiales olvidados y generar conciencia sobre el cuidado del medio ambiente
EL PA?S ofrece en abierto la secci¨®n Am¨¦rica Futura por su aporte informativo diario y global sobre desarrollo sostenible. Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscr¨ªbete aqu¨ª.
Hay una peque?a an¨¦cdota que pinta de cuerpo entero el esp¨ªritu del arte de Carmela Blanco. Alguna vez, caminando por Vicente L¨®pez, en la zona norte del Gran Buenos Aires, se encontr¨® con un grupo de obreros trabajando en las v¨ªas de un ferrocarril. Una de las tareas consist¨ªa en reemplazar los viejos durmientes del tren por otros m¨¢s modernos y, en teor¨ªa, m¨¢s funcionales. Al ver que estaban a punto de desecharlos o usarlos para un asado, Carmela se acerc¨® a ellos para rescatar esos trozos de quebracho, ese material olvidado. ¡°?Esa madera es oro en polvo para trabajar! Tiene mucho cuerpo, es fiel y da grandes satisfacciones¡±, recuerda en su casa y taller, ubicado a pocos metros de aquel hallazgo.
La artista acaba de presentar en Buenos Aires su serie Vamos hacia los ¨¢rboles, una docena de esculturas en madera que invitan a reconectar con la naturaleza y con los ¨¢rboles como s¨ªmbolo de vida, crecimiento y estabilidad. El principal insumo de su trabajo son las maderas que va recogiendo, como aquella de los durmientes; tambi¨¦n hay pedazos de quebracho, de pl¨¢tano, palos de alambrado de campo y otras que va encontrando en el camino.
En el trasfondo de su trabajo, late la potencia transformadora de la naturaleza y del arte para resignificar materiales olvidados. En el jard¨ªn de su casa, descansan algunas de las maderas que despu¨¦s ser¨¢n esculturas.
El nombre de la serie surge de un poema de Alfonsina Storni, que inspir¨® a la artista y a su curadora. ¡°Quise mostrar qu¨¦ se puede decir a trav¨¦s de la madera y de los ¨¢rboles. Puedo incorporar algo de hierro, pero la base de mi trabajo es la madera y el tallado. El material org¨¢nico te va mostrando -me gusta pensar que te va diciendo- qu¨¦ pod¨¦s hacer y qu¨¦ no. Ten¨¦s que seguir sus huellas, sus lastimaduras y, principalmente, sus tiempos. Me gusta ese di¨¢logo y jugar con el material¡±, reflexiona Blanco sobre su obra.
El resto de una poda. Un ¨¢rbol que cort¨® una vecina. Amigos que donan. Cualquier forma es v¨¢lida para hacerse del material y ponerse a tallar la madera. Carmela necesita tiempo para hacer su arte. ¡°El material est¨¢ al alcance de la mano. Trato de mantener un equilibrio en lo que recojo para no terminar como esos acumuladores compulsivos de los programas de televisi¨®n¡±, se r¨ªe. ¡°La madera que acaban de cortar necesita un proceso. Hay que estacionarla un buen tiempo; si la trabaj¨¢s verde, la madera se acorcha. Lo mejor surge cuando la trabaj¨¢s en seco. Tambi¨¦n suelo pintar las puntas del tronco para evitar que la madre se agriete. A veces, son esperas de dos o tres a?os hasta que est¨¢ lista¡±.
Todo el proceso quiz¨¢ va a contrapelo de los tiempos actuales. Carmela habla como si la madera fuese, antes que cualquiera cosa, un arte de lentitud, moderaci¨®n y, principalmente, paciencia. ¡°Es, de alguna forma, mirar al futuro; tambi¨¦n me gusta pensar a la madera como un buen vino: hay que esperarla. Muchas veces, el arte te da paciencia. Sale un buen trabajo cuando no est¨¢s ansioso por terminarlo¡±, dice.
El trabajo de Carmela y el de muchos otros artistas argentinos promueve la conservaci¨®n del medio ambiente a partir de generar conciencia y sensibilidad en un pa¨ªs con desmonte ilegal y p¨¦rdida de bosques nativos que se cuentan en millones de hect¨¢reas. ¡°Siento que puedo transmitir la belleza de la madera. Cuando llevo un pedazo de madera a casa, pienso: ¡®Te cortaron, pero ser¨¢s una obra de arte¡¯. Es resignificar su uso desde un costado positivo, m¨¢s all¨¢ de la tristeza que me da cuando cortan ¨¢rboles¡±.
Los materiales olvidados son el alma de los trabajos de Carmela, que tambi¨¦n tiene obras en hierro y cer¨¢mica. Su casa est¨¢ muy cerca del R¨ªo de la Plata. Cada tanto, sale a caminar con sus botas y guantes por la ribera para buscar objetos, que despu¨¦s usar¨¢ en sus obras. ¡°Los materiales son una parte fundamental de mi trabajo. Te dir¨ªa que representan el 50% de la autor¨ªa intelectual de mis obras. Puedo partir de algo oxidado que encontr¨¦ en el r¨ªo, que tiene todo un trabajo hecho por el tiempo y el agua. Esas cosas irreproducibles aportan mucho a mi trabajo. Trato de sacarle jugo a aquello que la naturaleza hizo con el material¡±.
Silvina Amighini conoce de cerca el trabajo de Blanco y el panorama del arte en Buenos Aires. Fue curadora de su muestra Vamos hacia los ¨¢rboles y es curadora en jefe de la red de Museos de Buenos Aires. Valora su trabajo no s¨®lo con la madera sino tambi¨¦n con los metales, desde una vieja chapa al rulem¨¢n de un auto.
¡°Carmela trabaja con materiales en desuso, que parec¨ªan perdidos. Ella los toma, los reutiliza y promueve la conservaci¨®n del medio ambiente. Lo hace a trav¨¦s del gesto de que todo se resignifica y es c¨ªclico¡±, dice Amighini.
Esas palabras resuenan y cobran sentido recorriendo el taller de Blanco. Cada escultura tiene la historia de un material. ¡°?Ves esa peque?a silla? Era un disco de freno¡±, cuenta. Otros objetos esperan su turno para ser obra; por ejemplo, la caja negra de un avi¨®n que alguien le regal¨®. ¡°Su potencia est¨¢ en darle nueva vida a los materiales. Una arandela, que fue clave para la vida de un motor, hoy es el ojo de una mu?eca en una escultura. Las obras de arte son como las cebollas, que tienen muchas capas. Est¨¢ la m¨¢s superficial -la est¨¦tica- y otras m¨¢s profundas hasta llegar al coraz¨®n de las cosas. Ah¨ª est¨¢ el camino de cada espectador¡±, agrega Amighini.
Interiorista y due?a de una peque?a galer¨ªa de arte, P¨ªa Fradusco incluye entre sus muebles algunas peque?as piezas de Carmela no s¨®lo porque le gustan, sino tambi¨¦n por su tarea de ¡°gran rescatadora¡±. ¡°Adem¨¢s de su creatividad como artista, tiene el don de aportar alegr¨ªa a materiales ra¨ªdos y herrumbrados. Es un gran aporte en un pa¨ªs con mucha tala indiscriminada y con poca reintegraci¨®n de la madera¡±, dice Fradusco.
Cuando cae la tarde en Vicente L¨®pez, cerca del R¨ªo de la Plata, Carmela muestra su taller lleno de peque?as cajas, de objetos, de m¨¢quinas. Suelda un poco y muestra algunas piezas en proceso. Cuenta que un amigo mec¨¢nico suele darle chapas, hierros, rulemanes, discos de freno¡ Se lamenta que haya poco cuidado en gestionar los residuos org¨¢nicos en Buenos Aires. Y manifiesta, al despedirse, su gran amor por la madera. ¡°A veces me preguntan por qu¨¦ no uso un minitorno. ?Ni loca! Tallar con cada golpe y sentir c¨®mo la gubia afilada se adentra en la madera es una sensaci¨®n maravillosa. Como tener un di¨¢logo ¨ªntimo y especial con la madera¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.