El mensaje del Gobierno de Maduro: no se metan con las cajas CLAP
Entre retrasos, cuestionamientos por la calidad de los productos y cobros indebidos, las pol¨¦micas cajas de alimentos siguen integrando parte fundamental de la dieta del venezolano, incluyendo a amplias zonas de clase media
Hace unos d¨ªas, el relator especial de Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentaci¨®n, Michael Fakhri, afirm¨® en Caracas que las denominadas Cajas CLAP (Comit¨¦s locales de abastecimiento y producci¨®n en forma de bolsas de comida que adjudica al Gobierno a cada unidad familiar como programa de asistencia), ¡°socavan la dignidad humana de los receptores, se han vuelto susceptibles al clientelismo pol¨ªtico y no abordan las profundas causas del hambre y la desnutrici¨®n en Venezuela¡±.
El Gobierno de Nicol¨¢s Maduro reaccion¨® irritado ante este pronunciamiento, que coloca en boca de un funcionario de la ONU los mismos argumentos de la oposici¨®n para cuestionar los procedimientos del Gobierno nacional. En 72 horas, con el canciller Yvan Gil como portavoz, Fakhri fue expulsado del pa¨ªs junto a los 12 integrantes de la oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU.
No es la primera vez que los expertos de Naciones Unidas hacen severos reparos a este programa de asistencia social del chavismo. Las cajas CLAP se crearon en 2016 bajo el Gobierno de Nicol¨¢s Maduro en medio de una grave tormenta econ¨®mica que se tradujo en cotas hist¨®ricas de inflaci¨®n y desabastecimiento, y supuso el derrumbe de los ¨ªndices sociales del pa¨ªs. El informe del Alto Comisionado de la ONU de 2018 tambi¨¦n cuestion¨® los contenidos nutricionales de la caja de alimentos y lament¨® de manera expresa que la entrega estuviera enfundada en ¡°herramientas de propaganda pol¨ªtica y control social¡±.
Las bolsas de comida se hicieron comunes luego del quiebre de los mecanismos de asignaci¨®n de recursos que ofrece la econom¨ªa de mercado, a causa de la intervenci¨®n militar en empresas de la industria, el comercio y el transporte de productos, en su intento de regular los precios. El desabastecimiento de entonces ten¨ªa, para el chavismo, a los CLAP como alternativa fiable de consumo frente a la especulaci¨®n capitalista. En 2017, ante una desesperante ausencia de bienes, el empresario Alex Saab concreto varias rutas comerciales para permitirle a un Maduro -sancionado internacionalmente- construir la oferta de la caja. Saab tiene varias causas judiciales abiertas en el extranjero por sobreprecio y lavado de dinero.
Las CLAP vienen con el retrato de Maduro y las consignas oficiales, las modalidades de entrega atiendan al dise?o de organizaci¨®n comunal que el chavismo promueve y la orientaci¨®n electoral y las consignas de sus actividades son bastante evidentes. El contenido de las cajas ¨C un insuficiente balance de carbohidratos y prote¨ªnas enlatadas, con exceso en az¨²car- consiste en una bolsa de arroz, otra de granos, pasta, harina de ma¨ªz, az¨²car, leche en polvo, enlatados de sardina, at¨²n o jam¨®n. Se reparte, con sus eslogans, a toda la poblaci¨®n. Sus contenidos han sido cuestionados por su mala calidad, aunque una parte importante de la poblaci¨®n sigue dependiendo de ellos.
¡°Todo el mundo aqu¨ª sigue pendiente de la bolsa, claro¡±, afirma Robin Tovar, vecino de La Campi?a, una urbanizaci¨®n de clase media en Caracas con una poblaci¨®n que ha envejecido en el contexto de la di¨¢spora. ¡°La bolsa llega, pero llegan migajas. A veces se retrasa. No hay prote¨ªna animal, solo enlatados¡±, a?ade. Aunque en las zonas de clase media alta urbana vinculadas a la oposici¨®n la gente se niega a recibir las bolsas de comida, que son de entrega universal, estas son consumidas por muchos sectores medios y medio-bajos como un ingreso complementario, en un licuado presupuesto familiar que adem¨¢s puede incluir remesas del exterior y trabajo local.
Aunque se trata de un programa social, con cierta frecuencia la entrega de las bolsas CLAP no es gratuita. ¡°Eso era antes¡±, afirma Stalin Atacho, que trabaja como vigilante nocturno en un conservatorio de m¨²sica y vive en Filas de Mariche, una extensa zona de chabolas ubicada en el extremo este de la ciudad, en la cual la bolsa es parte fundamental de la dieta de cada familia. ¡°La bolsa hay que pagarla, 50 bol¨ªvares cada una, y claro que se tarda. Han pasado hasta tres meses sin entreg¨¢rmela habiendo pagado¡±. El pago obedece, de acuerdo a lo que relata Atacho, a las exigencias que hacen los intermediarios a causa del costo del flete de los contenidos, entre otras cosas.
El Gobierno ha hecho un esfuerzo por mejorar la puntualidad en las entregas de las cajas CLAP, aunque los retrasos son muy comunes en el mapa nacional. Algunas familias reciben m¨¢s de una caja por n¨²cleo, siempre que otro de sus integrantes trabaje tambi¨¦n para el Estado. En la Venezuela actual, es muy frecuente que sectores laborales y jubilados de la administraci¨®n p¨²blica reciban tambi¨¦n transferencias de bolsas de comida como bonos, que s¨ª incluyen carne de res e insumos para la higiene personal.
¡°Hay consejos comunales que hacen su trabajo bien y reparten la comida r¨¢pido y sin problemas¡±, afirma Wilkens Hern¨¢ndez, habitante de la barriada de Maca, en la populosa y empobrecida Petare, qui¨¦n trabaja como taxista y ocasionalmente como mec¨¢nico. ¡°La comida no es muy buena y hay gente que se lucra con esto, eso es verdad, pero tambi¨¦n porque lo necesita. En la pobreza, todo el mundo necesita¡±.
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