¡°Progreso es la coexistencia pac¨ªfica con la naturaleza¡±
El brasile?o H¨¦lio da Silva, ejecutivo jubilado, ha plantado 41.000 ¨¢rboles en dos d¨¦cadas para crear un parque que sirve de pulm¨®n entre dos grandes avenidas de S?o Paulo
Presenta cada uno de los ¨¢rboles con la familiaridad de quien los ha visto crecer desde que eran esquejes de medio dedo. ¡°El cachimbo rosa estar¨¢ aqu¨ª en mil a?os. El palo brasil le dio nombre a este pa¨ªs, da un tinte rojo y est¨¢ casi extinguido; aquel ambaibo tiene el tronco hueco, es hogar de hormigas que comen ¨¢caros; el bacupar¨ª da una superfruta mejor que cualquier baya; ah¨ª los palos mulatos, abuelo, hijo, nieto y biznieto, son de tronco verde con piel morena y crecen hasta los 40 metros¡¡±. El brasile?o Helio da Silva (73 a?os, Promiss?o) recorre orgulloso la obra de su vida, el parque lineal Tiquatira, en S?o Paulo, una lengua de tres kil¨®metros de largo de terreno arbolado entre dos anchas avenidas de tr¨¢fico infernal. Este ejecutivo jubilado lleva plantados 41.000 ¨¢rboles en dos d¨¦cadas (unos 15.000 tiene el Retiro de Madrid). En una de esas tardes calurosas y secas tras cien d¨ªas sin lluvia en esta metr¨®polis de cemento, sentarse a charlar a la sombra es un alivio. Hasta se oyen pajarillos.
Pregunta. Su tarjeta dice: plantador de ¨¢rboles. ?C¨®mo le dio por esto?
Respuesta. Era una zona abandonada, peligrosa. Un vertedero, una minicracolandia [de adictos al crack]. Un d¨ªa que pas¨¦ con mi mujer le dije: ¡°En diez a?os voy a cambiar esto. Ella respondi¨®: ¡®Te van a asaltar y robar¡¯. Era el 23 de noviembre de 2003. Estaba en el lugar correcto en el momento correcto. Capt¨¦ el mensaje de las fuerzas de la naturaleza.
P. ?Ya ten¨ªa mano para las plantas?
R. Qu¨¦ va. Era un empresario del ramo del comercio, viajaba mucho. Pero vivo aqu¨ª al lado. Hace 200 a?os era pura vegetaci¨®n, mata atl¨¢ntica, que el hombre destruy¨®. Compr¨¦ 200 primeros esquejes y los plant¨¦. Los arrancaron. Mi familia y amigos dijeron: ¡®?Ves? Te avisamos¡¯. Regres¨¦ y plant¨¦ 400. Los volvieron a arrancar. Pero soy terco, as¨ª que sub¨ª la apuesta, 5.000 en cuatro a?os. Cuando vieron que iba en serio, se rindieron. Segu¨ª y no pienso parar.
P. El primer parque municipal lineal de S?o Paulo. Un pulm¨®n entre avenidas.
R. Es una satisfacci¨®n ver a esas se?oras paseando, aquellos en bici, los cr¨ªos en los culumpios. Los finales de semana est¨¢ lleno. Pones la tele y dicen de que el PIB tiene que crecer y crecer¡ ?el progreso es acabar con el planeta?
P. ?Como define usted el progreso?
R. Para mi, es la coexistencia pac¨ªfica con la naturaleza, que nos est¨¢ pasando factura con incendios, con el cambio clim¨¢tico, por nuestra acci¨®n perversa de crecimiento desordenado.
P. ?Siempre fue ecologista?
R. No. Siempre me gust¨® la naturaleza, nunca la destru¨ª, pero nunca me imagin¨¦ plantando tantos ¨¢rboles. He devuelto la mata atl¨¢ntica a un ¨¢rea que era suya. Plantar miles de ¨¢rboles en el campo es f¨¢cil, aqu¨ª, en plena ciudad, entre dos avenidas, es otra cosa.
P. ?Qu¨¦ le impulsa?
R. Lo generosos que son los ¨¢rboles. Regulan el clima. Aqu¨ª tenemos entre tres y cinco grados menos que en la avenida. Retienen la lluvia, dan frutos que atraen a los p¨¢jaros¡ Las fuerzas de la naturaleza le dan una misi¨®n a quien puede cumplirla. Pero hay que estar loco. Solo los locos transforman el mundo, los dem¨¢s son reba?o.
P. ?C¨®mo es su relaci¨®n con los ¨¢rboles?
R. Ahora, jubilado, vengo a diario. Los saludo, ¡®buenos d¨ªas, buenas tardes, ?necesitas algo?¡¯. Y alguno contesta: ¡°S¨ª, abono¡±. Necesitan cortarse el pelo, las u?as, vitaminas, vacunas... como nosotros. Si no, se mueren.
P. Lleva un diario, ?qu¨¦ anota?
R. Esta noche anotar¨¦ que he estado con ustedes y que les cont¨¦ a unas aves que ese ¨¢rbol que tanto les gusta es un palo de mulato. Me acuesto planificando la tarea de ma?ana.
P. ?Tan necesario es planificar?
R. Claro, para decidir qu¨¦ especie plantas y d¨®nde hay que pensar a 20 a?os vista. Cu¨¢nto crecer¨¢ cada ¨¢rbol, el tama?o de la copa, el sol que necesita, el suelo¡ Si puede crecer entre las hojas del vecino¡ Gasto unos 40.000 reales al a?o en esquejes. Es la mejor inversi¨®n que he hecho en mi vida. Los guardo en casa a la espera de que empiece a llover. La semana pasada vimos aqu¨ª un tuc¨¢n.
P. El parque alberga 162 especies de ¨¢rboles, y 40 de aves. ?Donde aprendi¨®?
R. Leo, pregunto. Y crec¨ª en una finca cafetalera. Tuvimos que venir a S?o Paulo en busca de una vida mejor. Y fui aprendiendo. Los agr¨®nomos saben mucho de soja y tal pero les preguntas por estos ¨¢rboles y aciertan tres de cada diez. Los ni?os deber¨ªan aprender en la escuela lo importantes, lo generosos que son los ¨¢rboles. Eso es sostenibilidad.
P. R¨ªo de Janeiro tiene una frondosa selva en Tijuca gracias a la ambiciosa reforestaci¨®n emprendida en 1861 por el emperador Pedro II para recuperar el terreno degradado por el caf¨¦. ?Es un modelo para Brasil y el mundo?
R. S¨ª, porque los ¨¢rboles no tienen partido ni nacionalidad. La Uni¨®n Europea subvenciona la plantaci¨®n de ¨¢rboles en ?frica para frenar la arena. ?Pero ha ido al Museo del Ma?ana en R¨ªo? ?No hay un solo ¨¢rbol! ?Qu¨¦ futuro es ese?
P. ?Por qu¨¦ en la Amazonia escasea tanto la conciencia medioambiental?
R. Los ind¨ªgenas tienen mucha, por eso batallan. El problema es el hombre blanco. El progreso. Ahora la Amazonia mismo est¨¢ ardiendo. La soluci¨®n es vigilarla m¨¢s, por sat¨¦lite, y no dejar que salga nada de all¨ª.
P. Dice que quien vive cerca de una zona arbolada gana cinco a?os de vida, la sanidad le va a poner una estatua.
R. La depresi¨®n, la tristeza, causan enfermedades. Necesitamos m¨¢s caminatas. Yo voy al gimnasio un d¨ªa s¨ª, uno no. Y luego vengo aqu¨ª. Mi medicaci¨®n es ganar masa muscular. Gracias a Dios tengo salud y vitalidad. Cuando parta, mi alma se quedar¨¢ aqu¨ª.
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