Santiago Roncagliolo: ¡°En Am¨¦rica Latina hay un l¨ªmite borroso entre los ricos y el crimen organizado¡±
El escritor peruano, afincado en Barcelona, conversa sobre su ¨²ltima novela, ¡®El accidente¡¯, un thriller psicol¨®gico en el que los ricos tambi¨¦n lloran
Maritza Fontana tiene una vida de cat¨¢logo: est¨¢ casada con un se?or de la alta sociedad, es socia de un reconocido bufete de abogados, y est¨¢ por inaugurar un exclusivo hotel boutique. De pronto Patricia, su hija mayor, una jovencita rebelde con quien le es dif¨ªcil sostener un di¨¢logo, sufre un accidente con su auto, y el castillo de cuento de hadas que tanto le cost¨® construir comienza a desmoronarse. En su intento por salvar a su familia, Maritza pacta con mafiosos, toma decisiones equivocadas y se hunde en un pantano sin escapatoria.
Es, a grandes rasgos, la sinopsis de El accidente (Seix Barral), la novela m¨¢s reciente del escritor Santiago Roncagliolo (Lima, 1975), quien ha dejado Barcelona para promocionar su libro en una gira que lo ha tra¨ªdo de vuelta al Per¨², despu¨¦s de pasar por Argentina, y que lo llevar¨¢ a M¨¦xico y Estados Unidos. Una novela que naci¨® como un podcast interpretado por la actriz Vanessa Bauche y cuyo ritmo vertiginoso se palpita desde el primer cap¨ªtulo.
¡°Maritza representa las promesas no cumplidas del capitalismo. En los noventa se cay¨® el Muro de Berl¨ªn y se estableci¨® que ahora ser¨ªamos ricos, felices y libres. Hoy sabemos que si naciste pobre lo m¨¢s probable es que te mueras pobre¡±, dice el narrador desde el rinc¨®n m¨¢s apacible de una librer¨ªa, en el distrito de Miraflores. Acabar¨¢ hablando de c¨®mo el Estado en Am¨¦rica Latina no suele otorgar ninguna garant¨ªa de protecci¨®n o amparo, por qu¨¦ quienes poseen un ideal de bondad est¨¢n al filo de convertirse en las personas m¨¢s crueles, pero sobre todo del Per¨², el pa¨ªs sobre el que le piden una opini¨®n adonde quiera que vaya.
Pregunta. ?Cu¨¢ntas Maritzas en Am¨¦rica Latina podr¨ªan cruzar esa l¨ªnea del mal que propone la novela?
Respuesta. El 95% de las mujeres de su clase. En Am¨¦rica Latina hay un l¨ªmite muy borroso entre los ricos y el crimen organizado. En una democracia funcional ella ir¨ªa a la Polic¨ªa para acusar al muchacho que ha amenazado a su hija y habr¨ªa provocado el accidente. Pero ella sabe que la Polic¨ªa es m¨¢s peligrosa que ese tipo. Podr¨ªa ir donde un juez y solicitar una orden de alejamiento, pero seguramente le pedir¨ªan un soborno. Como tiene dinero, Maritza paga por esa seguridad y protecci¨®n que deber¨ªa darle el Estado. As¨ª empieza a dinamitar el Estado a¨²n m¨¢s, porque esas mafias le muerden espacio. Es lo que pasa en Per¨² y en buena parte de Am¨¦rica Latina.
P. ?A qu¨¦ cree que se deba?
R. En los ¨²ltimos a?os, sobre todo despu¨¦s de la pandemia, la idea de democracia ha entrado en crisis. Ese sistema con separaci¨®n de poderes, libertad de expresi¨®n y derechos humanos. Todo eso que en el Per¨², el 90% de las personas llama caviar. En Francia ves a Marine Le Pen debatir con (Emmanuel) Macron y le dice lo mismo: eres un pituco completamente desconectado de las necesidades de la gente real. En El Salvador de Bukele es lo mismo. All¨ª los derechos humanos no sirven para resolver tus problemas. Maritza representa el fin de las promesas de los a?os noventa.
P. Siempre ha ironizado con el t¨¦rmino caviar y con su origen¡
R. S¨ª, lo que pasa es que ser¨ªa muy dif¨ªcil esconderlo (risas). Ser educado se ha vuelto ser privilegiado y, por lo tanto, despreciable. Pero en realidad hace tiempo que no hay ning¨²n caviar en el Gobierno y tampoco nos va mejor. Pero s¨ª creo que es una clase de la que provengo que tuvo mucho poder y que cuando lleg¨® la pandemia la mitad del pa¨ªs no ten¨ªa refrigeradora, cuenta bancaria, hospital ni ox¨ªgeno. Luego viene (Pedro) Castillo y lo que sea que haya ahora y entramos a una pelea de si la culpa es de la derecha, la izquierda o los caviares. Pero han tenido responsabilidad todos y han fracasado todos. Despu¨¦s de 25 a?os de democracia tienes un pa¨ªs donde los transportistas protestan para que no les disparen en la calle. ?Por qu¨¦ no podemos hacer funcionar una democracia? Yo no tengo la respuesta, pero me gustar¨ªa que los pol¨ªticos se hicieran esa pregunta.
P. Volvamos al libro. ?Ser¨¢ m¨¢s frecuente el tr¨¢nsito del podcast a la novela y no como era antes, donde lo usual era que el libro inspirara la pel¨ªcula?
R. Yo me considero una narrador de historias. Obviamente se me conoce como novelista porque mi nombre est¨¢ aqu¨ª (se?ala la portada del libro). Pero tambi¨¦n he escrito libros para ni?os, teatro, cine. He escrito memorias y a veces sin mi nombre. Parte de mi obra cuando muera no tendr¨¢ mi nombre. Lo que a m¨ª me fascina es la experiencia de contar historias.
P. Lo dec¨ªa en general: ?cada vez ser¨¢ m¨¢s com¨²n que primero exista el podcast y luego el libro?
R. Yo creo que tambi¨¦n ocurrir¨¢ con las series. De hecho en algunas de las series donde he trabajado como guionista me pidieron escribir libros. Pero no lo hice al final. La tradicional sensaci¨®n de frustraci¨®n de un escritor porque hab¨ªan destrozado su novela en la pantalla se deb¨ªa a que esa misma historia buscar¨ªa ser contada de otra manera. Ni siquiera es posible hacer la pel¨ªcula igual que la novela. En esos cambios disfrut¨¦ mucho cuando llevaron al cine mi novela Pudor, porque la mirada de los directores hizo que con los mismos hechos todo fuese distinto. Cada formato te obliga a retos diferentes.
P. Maritza Fontana cuenta su historia desde la c¨¢rcel. ?Entre los barrotes uno puede llegar a sentirse m¨¢s libre?
R. Claro, conforme se va derrumbando todo, Maritza va descubriendo que esa vida era una mentira, que estaba obligada a ser de una manera por gente que no la quer¨ªa en realidad, por un medio que no la aceptaba. Ella no ven¨ªa de una clase acomodada, se cas¨® con alguien que s¨ª. Maritza es el sue?o capitalista: lo lograr¨¢s todo con tu esfuerzo, llegar¨¢s a tener todo lo que te propongas. Pero ella no tiene nada. La c¨¢rcel es casi una liberaci¨®n, un lugar donde no tiene que vivir entre normas falsas y donde puede enamorarse incluso.
P. ?Dir¨ªa que El accidente expone la gran mentira del capitalismo?
R. S¨ª, por lo menos las promesas que no se cumplieron. Maritza encarna un poco mi generaci¨®n. En los noventa se cay¨® el Muro de Berl¨ªn y se estableci¨® que ahora ser¨ªamos ricos, felices y libres y que tendr¨ªamos lo que nos propusi¨¦semos. Hoy casi cuarenta a?os despu¨¦s, todos sabemos que si naciste pobre lo m¨¢s probable es que te mueras pobre. Y si naciste rico, igual. Todo eso que descubre Maritza que es mentira, es lo que Am¨¦rica Latina est¨¢ descubriendo.
P. Usted visit¨® varias c¨¢rceles durante varios a?os. ?Qu¨¦ tanto le sirvi¨® para esta novela y su literatura en general?
R. Empez¨® cuando yo trabajaba en Lima en la Defensor¨ªa del Pueblo antes de los a?os dos mil. All¨ª estaba el padre Hubert Lanssiers, un sacerdote recoleto que era capell¨¢n de las c¨¢rceles y luego fue nombrado por Fujimori para revisar los casos de inocentes, condenados por terrorismo. Es la persona que he conocido, de carne y hueso, que m¨¢s me ha impresionado en la vida. En un pa¨ªs donde solo ve¨ªan a terroristas o fascistas, ¨¦l ve¨ªa seres humanos. Cada vez que hab¨ªa un mot¨ªn en las c¨¢rceles lo llamaban y ¨¦l llegaba a pacificar. Porque era el ¨²nico al que todos sab¨ªan que nadie le iba a disparar. Gracias a ¨¦l acced¨ª a fuentes de Sendero Luminoso y as¨ª saqu¨¦ un libro sobre esa ¨¦poca llamado La cuarta espada.
P. ?Y en cu¨¢nto a esta novela de qu¨¦ manera le ayud¨® a manejar los c¨®digos carcelarios y de las mafias?
R. Bueno, tampoco soy un faite. Pero iba a escuchar historias. Paralelamente a esta experiencia, mis libros han bebido mucho del crimen, del lado oscuro, de las cosas brutales que hace la gente y de las razones por las que las hacen. Me impresiona que nadie crea que es malo. Puedes estar con un asesino en serie y ¨¦l considera que es culpa de la sociedad que lo maltrat¨®, de su padre que le peg¨®, de los polic¨ªas que se ensa?aron con ¨¦l, de las chicas que no le hicieron caso. Inventar¨¢ lo que sea. Pero ¨¦l no puede pensar que es una mala persona y ese tema moral aparece en muchos de mis libros. Por eso Maritza narra desde la c¨¢rcel.
P. ?En qu¨¦ mujeres se inspir¨® para construir a Maritza Fontana?
R. En chicas que conozco cuyos nombres no dir¨¦ porque ellas no lo saben (risas). Algo que me impact¨® de estas mujeres es que en efecto su promesa del capitalismo fue que ellas no ten¨ªan que ser amas de casa. Pod¨ªan ser empresarias, ganar su propio dinero, ser libres. Es verdad, pudieron serlo, pero tambi¨¦n tuvieron que seguir siendo amas de casa. Los deberes profesionales y los dom¨¦sticos. Maritza tambi¨¦n est¨¢ colapsando por su necesidad de ser perfecta en todos los ¨¢mbitos. Eso le ha pasado a muchas amigas. Me interesaba que mi personaje fuera mujer. Algo que vi en p¨¢ginas policiales de Espa?a o M¨¦xico es que cuando un hombre pone en peligro o mata a sus hijos es malo, pero cuando lo hace una mujer es horroroso.
P. La novela tambi¨¦n ahonda en c¨®mo los padres se convierten en extra?os para sus hijos adolescentes y c¨®mo estos les responden con monos¨ªlabos¡
R. Al principio tus hijos son unas personitas que te necesitan y te admiran. Cuando tienen cinco a?os creen que eres brillante, fuerte, grande e inteligente. Cuando son adolescentes creen que eres idiota. Y empiezan a tener una vida que no conoces. Una vida secreta, un lenguaje que no entiendes. Y a negarte informaci¨®n sobre d¨®nde est¨¢n, ad¨®nde han ido, qu¨¦ hacen.
P. Y desde el celular hay un mundo de posibilidades¡
R. Pueden estar metidos en su cuarto y estar cometiendo un delito o siendo v¨ªctimas. Todos estos p¨¢nicos de una madre o padre durante la adolescencia alimentan a Maritza. Al final Maritza est¨¢ tratando de proteger a su hija. ?Qui¨¦n no har¨ªa eso? El Estado no te protege, la Polic¨ªa no te da seguridad, los jueces no te dan justicia. Proteges a tu hija como puedes, porque tienes miedo de lo que le pase y eso es lo que a m¨ª me interesa. Me interesa la humanidad de mis monstruos. Mis monstruos tienen razones para hacer lo que hacen. Me interesa que mis lectores se pregunten si ellos no har¨ªan lo mismo en su situaci¨®n.
P. ?Por qu¨¦ los esc¨¢ndalos de las clases altas llaman mucho m¨¢s la atenci¨®n?
R. Son un consuelo. Porque no dejamos de tener en la cabeza, aunque sepamos que es mentira, que la gente rica no tiene problemas y, por lo tanto, no causa problemas. No es marginal, no sufre. Los ricos tambi¨¦n lloran es un gran t¨ªtulo de culebr¨®n. Y muestra qu¨¦ tan enraizada est¨¢ esa idea en la cultura popular. Nos fascina porque es consolador para todos los dem¨¢s saber que esta gente que vive bien tambi¨¦n puede matar, delinquir.
P. Una ¨²ltima reflexi¨®n sobre el mal¡
R. Las personas m¨¢s crueles son las que se creen las m¨¢s buenas. Esa idea de que librar al Per¨² del terrorismo o la injusticia legitima que puedas mandar a matar gente o torturar. Una paradoja que exploran mucho mis libros es c¨®mo es un ideal de bondad el que te vuelve peor. Tengo un libro inspirado en los sod¨¢lites que pensaban que eran soldados de Dios luchando por salvar al mundo de las garras del comunismo, y los de Sendero de Luminoso eran soldados del pueblo luchando por salvar al mundo de las garras del capitalismo. Cada uno se ve legitimado para hacer da?o. No creemos que somos malos, pero si nos creemos buenos podemos ser muy malos.
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