Cruzar la frontera entre Nicaragua y Costa Rica: el desaf¨ªo ciudadano al totalitarismo migratorio de Ortega y Murillo
¡°Aunque no te metas en pol¨ªtica, nadie deja de tener miedo. Lo que vi en la trocha es que todos ten¨ªan miedo, pero es un miedo que se dice en voz baja¡±, relata una mujer que viaj¨® a Nicaragua estas Navidades y regres¨® a Costa Rica en enero
Los senderos que comparten Nicaragua y Costa Rica siguen repletos, a¨²n despu¨¦s de las fiestas de Navidad y A?o Nuevo. Tambi¨¦n las fronteras regulares de Pe?as Blancas y las Tablillas. Diciembre fue tiempo de ida, enero lo es de regreso. Miles de nicarag¨¹enses radicados en Costa Rica ¨Centre ellos exiliados¨C viajaron a ver a sus familias y, con la finalizaci¨®n de las vacaciones, toca el regreso al sur de la frontera, donde viven por necesidad econ¨®mica desde hace d¨¦cadas o, m¨¢s recientemente, refugiados de la persecuci¨®n pol¨ªtica de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Desde finales de diciembre, comprar un tiquete de bus es como encontrar una aguja en un pajar. En ambos sentidos de la ruta ¨Cida y vuelta¨C los asientos est¨¢n agotados. Es algo propio de la fecha, un ¨¦xodo de Navidad y fin de a?o que muestra la conexi¨®n profunda entre ambos pa¨ªses: una Costa Rica (m¨¢s pr¨®spera y con una vieja democracia) que siempre ha sido la v¨¢lvula de escape de una Nicaragua agrietada por la pobreza y las dictaduras. Y esa conexi¨®n son los migrantes que son fundamentales para la econom¨ªa tica, a quienes desde 2018 se le suman m¨¢s de 200.000 nicarag¨¹enses exiliados.
Los pasos irregulares repletos son habituales en esta temporada. Tambi¨¦n lo es en las fronteras regulares atestadas, pero en menor proporci¨®n de cantidad de personas. El ingreso irregular de trabajadores nicarag¨¹enses a Costa Rica siempre ha sido tolerado por las autoridades de ambos pa¨ªses, ya que se sobreentiende que es una din¨¢mica necesaria, de siempre. Es por eso que las veredas en Pe?as Blancas, Santa Cecilia, en Las Tablillas, Los Chiles y otros ¡°puntos ciegos¡± de la larga y porosa l¨ªnea fronteriza se convierten en diciembre y enero en una peque?a babel binacional de migrantes, ¡°coyotes¡±, transportistas, y vendedores de bebidas y comidas. Trochas lodosas abiertas por millares de pies, a trav¨¦s de fincas o descampados que desembocan en Nicaragua, donde siempre hay militares con AK-47 exigiendo a los que ingresan y salen sus c¨¦dulas.
Los militares siempre han estado all¨ª, pero desde 2018, cuando miles de nicarag¨¹enses huyeron hacia Costa Rica a causa de la represi¨®n pol¨ªtica, ten¨ªan listas en mano para impedir que personas consideradas opositoras pudieran librarla. Centenares de ciudadanos cr¨ªticos han sido retenidos desde ese a?o por los militares y regresados a las prisiones del r¨¦gimen de Ortega y Murillo. Aun as¨ª, el paso de personas nunca ha cesado. Siempre quedan otras trochas, otros caminos para evadir a los uniformados que, usualmente, no suelen interferir en el tr¨¢nsito de personas. Sin embargo, en la v¨ªspera de la Navidad de 2024, el Parlamento leal a la pareja presidencial de Nicaragua aprob¨® una reforma a la ley migratoria que crisp¨® esta din¨¢mica fronteriza. Los diputados legalizaron una pr¨¢ctica que llevaban ejecutando de facto desde 2021 por razones pol¨ªticas: las negativas de entrada o salida de ciudadanos y residentes extranjeros a Nicaragua, ahora acompa?adas de penas de c¨¢rcel y multas en d¨®lares a quienes crucen la frontera de forma irregular, es decir ¡°evadiendo los controles fronterizos¡±.
Establece la reforma: ¡°Multas de hasta 1.000 d¨®lares por evasi¨®n de control fronterizo con fines il¨ªcitos y prisi¨®n de seis meses a dos a?os para el nicarag¨¹ense que salga o ingrese al pa¨ªs de forma irregular para cometer presuntamente menoscabo a la integridad nacional, la soberan¨ªa o actos conspirar o inducir actos terroristas o de desestabilizaci¨®n econ¨®mica y social de pa¨ªs¡±. En otras palabras, los delitos pol¨ªticos que han achacado a miles de opositores, defensores de derechos humanos, poetas, escritores, m¨²sicos, obispos, sacerdotes, pastores, monjas, periodistas, activistas, campesinos, estudiantes, feministas, empresarios, m¨¦dicos, abogados, familiares de presos pol¨ªticos, ancianos, funcionarios p¨²blicos¡ Ciudadanos cr¨ªticos en general para no hacer interminable la lista de atropellados por los Ortega-Murillo.
La crispaci¨®n de la din¨¢mica fronteriza fue manifiesta en temor, zozobra y muchas interrogantes entre migrantes y ¡°coyotes¡± antes de Navidad. Miedo a que los militares desempolvaran sus listas. La declaraci¨®n jur¨ªdica ¨Ca trav¨¦s de la reforma migratoria¨C de un pa¨ªs con alambradas; una emulaci¨®n de Corea del Norte en Centroam¨¦rica. Muchos exiliados y familias de ellos decidieron suspender los viajes a Nicaragua y viceversa. Familias rotas.
No obstante, muchos exiliados y la gran mayor¨ªa de migrantes que no tienen una participaci¨®n pol¨ªtica beligerante decidieron responder las muchas interrogantes sobre el cruce de la frontera ¨Cplanteadas por reforma migratoria¨C de la ¨²nica forma que se puede hacer bajo una dictadura visceral e impulsiva: tomando el riesgo, intent¨¢ndolo con el ¡°Jes¨²s en la boca¡±, me dice una mujer que regres¨® a nuestro pa¨ªs tres a?os despu¨¦s que se exili¨® en Costa Rica¡ Y lo hicieron exiliados y migrantes econ¨®micos; lo hicieron en masa, como bien se vio desde la v¨ªspera de Navidad, durante la natividad misma, fin de a?o y a¨²n en las dos primeras semanas de enero, las de retorno a Costa Rica.
¡°Aunque vos no te metas en pol¨ªtica u opines en redes sociales en contra del Gobierno, nadie deja de tener miedo. Lo que yo vi en la trocha en la que me cruc¨¦ es que todos ten¨ªan miedo, pero es un miedo que se dice en voz baja. Y creo que el amor por nuestra familia, el compartir con los nuestros en esas fechas especiales, es de las pocas voluntades que se sobrepone al miedo¡±, me cuenta una mujer que se involucr¨® en las protestas de 2018 contra los Ortega-Murillo.
Ella se reencontr¨® con su familia, con los suyos, y este 7 de enero retorn¨® a la Costa Rica que le da refugio. Como un periodista exiliado y desnacionalizado, siento un poco de esperanza en la determinaci¨®n que ella tuvo. En circunstancias extremas, como el totalitarismo de los Ortega-Murillo, la voluntad resulta esencial para la supervivencia o lograr algo que se desea mucho. Lo que comprob¨® V¨ªctor Frank en El Hombre en Busca de Sentido: entre los que no fueron arrojados a las c¨¢maras de gas, quienes lograron sobrevivir a los campos de concentraci¨®n nazis fueron los que albergaban una ilusi¨®n, una esperanza, un anhelo imperioso¡ En este caso, guardando las distancias y a manera de ejemplificar, para los nicarag¨¹enses fue el deseo del reencuentro familiar en fiestas de Navidad y a?o nuevo. La convicci¨®n de volver a abrazar a los suyos, a pesar del riesgo m¨ªnimo de una multa de mil d¨®lares o el mayor de dos a?os de prisi¨®n por cruzar los senderos nicas-ticos. Siempre quedan otras trochas, otros caminos para sortear el totalitarismo.
Eso, alienta ante una pareja presidencial imbricada en el poder y que, a partir de este 10 de enero, echar¨¢n a andar una reforma constitucional que sepulta los restos de la institucionalidad y les garantiza su satrap¨ªa compartida como ¡°copresidente¡± y ¡°copresidenta¡±... ¡°Comandatarios¡± que, a la postre, podr¨¢n designar a sus ¡°vicepresidentes¡± sin pasar por el ¨Cmuy violado¨C sufragio popular en Nicaragua. La sucesi¨®n familiar en bandeja, lista y servida.
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