El apoyo al presidente Lula en su gran basti¨®n electoral se agrieta
La desafecci¨®n de la clase media de las periferias afecta incluso a la regi¨®n Nordeste, clave para las victorias del PT, y donde mantiene la lealtad de los m¨¢s pobres
Humberto Sosa Filho es uno de los millones de brasile?os que con su voto lograron que, en 2002, un sindicalista brasile?o conocido como Lula (calamar) conquistara por primera vez el poder. Este vendedor ambulante, que se gana la vida en la ciudad nordestina de Fortaleza vendiendo langostas que lucen primorosas en una cesta, cuenta que buscaba un cambio. ¡°Hasta le cre¨ª¡±, dice para ilustrar la magnitud de la decepci¨®n. ¡°La vida cambi¨®, al principio se movi¨® m¨¢s dinero¡ pero ahora todo va peor, sube el caf¨¦, suben los impuestos, la renta no aumenta y no nos llega para nada¡±, lamenta. En las ¨²ltimas presidenciales, Sosa Filho vot¨® nulo. Ni Lula ni Bolsonaro. Pero en las municipales, eligi¨® a un youtuber de extrema derecha y de 27 a?os llamado Andr¨¦ Fernandes, que es diputado y entr¨® en pol¨ªtica a lomos de la ola bolsonarista. ¡°Hay que arriesgar, a ver si cambia algo¡±, lanza con escaso entusiasmo.
Los resultados electorales indican que el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula pierde apoyo incluso en este rinc¨®n de Brasil, el Nordeste, el gran basti¨®n durante las ¨²ltimas dos d¨¦cadas. La regi¨®n m¨¢s empobrecida del pa¨ªs, la m¨¢s cercana a Europa.
Si el primer Lula gan¨® en 2002 con el impulso de las clases medias urbanas y los intelectuales, despu¨¦s el voto nordestino se volvi¨® clave. Millones de personas que no votaban se acercaron por primera vez a las urnas electr¨®nicas para pulsar 13, el PT. Lula pas¨® de ser percibido como un radical a ser el hombre que trajo a estas tierras ¨¢ridas un bienestar desconocido, el que redujo la brecha con el Brasil m¨¢s desarrollado. Reflejo de su fuerza en el Nordeste, aqu¨ª quedan los cuatro estados (Bah¨ªa, Cear¨¢, R¨ªo Grande do Norte y Piau¨ª) y la ¨²nica capital (Fortaleza) que gobierna la sigla creada en 1980 por sindicalistas, movimientos cat¨®licos e intelectuales.
Entre los fundadores del PT, los padres de uno de los emblemas de la cultura y el progresismo urbanita de Brasil, Chico Buarque de Holanda. ¡°El votante del nordeste no es necesariamente progresista. Es m¨¢s lulista que petista¡±, explica en Fortaleza la polit¨®loga Monalisa Torres. Los nordestinos abrazaron Lula ¡°porque tienen una memoria extremadamente positiva del gigantesco impacto de las pol¨ªticas sociales, sobre todo, en los municipios peque?os del interior¡± durante sus primeros mandatos. Las ayudas contra la pobreza, para construir casas, abaratar los medicamentos, construir cisternas para agua de lluvia o abrir universidades, tuvieron un impacto descomunal en ese electorado, el m¨¢s pobre del censo. Alcanzaron unos niveles de renta y unas oportunidades impensables hasta entonces. Lula mejor¨® sus vidas como nadie lo hab¨ªa hecho antes.
Por primera vez tuvieron la oportunidad de permanecer en su tierra. Sobrevivir ya no requer¨ªa emigrar para llevarse algo a la boca o labrarse una carrera. La sequ¨ªa de 1932 fue tan espantosa que las autoridades levantaron una red de campos de concentraci¨®n para impedir que miles de campesinos hambrientos avanzaran sobre Fortaleza.
Incluso durante la traves¨ªa del desierto del PT ¡ªla destituci¨®n de la presidenta Dilma Rousseff y el esc¨¢ndalo Lava Jato¡ª el Nordeste sigui¨® fiel a Lula y a su partido.
La erosi¨®n del apoyo es menor que en el resto de Brasil, pero avanza. Los primeros sondeos de 2025 han puesto nervioso al presidente Lula. A nivel nacional muestran por primera vez m¨¢s rechazo que apoyo (49% frente a 47%). Tambi¨¦n en el Nordeste cae la popularidad (siete puntos en un mes, al 60%). As¨ª que, en el ecuador de su tercer mandato, Lula ha empezado el a?o con nuevo director de comunicaci¨®n y viajes para vender logros.
El PT, el partido con m¨¢s poso ideol¨®gico de Brasil, tiene varias almas. Lincoln Secco, autor de Historia do PT, se?ala que ¡°esos Gobiernos [estatales del Nordeste] son, en general, del ala derecha del partido, m¨¢s pragm¨¢ticos y conservadores. La gobernadora de Rio Grande do Norte es m¨¢s progresista, pero los sucesivos Gobiernos bahianos han tenido una gesti¨®n represiva e ¨ªndices alarmantes de violencia policial¡±.
Apunta el historiador Secco al flanco por el que hace agua el apoyo al partido. ¡°Su antigua base de trabajadores urbanos y militantes de las clases medias democr¨¢ticas se ha alejado. La raz¨®n es sencilla: el PT gobierna para los muy pobres y para los muy ricos, pero no para los trabajadores de renta media, los peque?os comerciantes, peque?os empresarios o due?os de peque?as ¨¢reas agr¨ªcolas, que son f¨¢cilmente absorbidos por la ideolog¨ªa neoliberal¡±.
Fortaleza, capital de Cear¨¢, es la cuarta ciudad de Brasil con sus 2,4 millones de habitantes. Un litoral de paradis¨ªacas playas donde siempre es verano. Y un laboratorio para asomarse a las grietas por las que Lula pierde electores. El youtuber bolsonarista Fernandes casi vence a la maquinaria del PT en las municipales de octubre en Fortaleza. Qued¨® a menos de un punto (11.000 votos) del actual alcalde, Evandro Leit?o. Su elecci¨®n fue la mayor alegr¨ªa que se llev¨® el PT en esos comicios.
La polit¨®loga detalla que el bolsonarista derrotado ¡°gan¨® en, pr¨¢cticamente, toda la periferia de Fortaleza, con un discurso centrado en la seguridad p¨²blica, que ni siquiera es competencia de los alcaldes, y el emprendedurismo. Dialoga con un p¨²blico que antes era elector del PT¡±. El se?or Humberto, el vendedor ambulante de langostas, es uno de ellos.
Entre los factores que han propiciado ese distanciamiento, esta profesora de la Universidad Estatal de Cear¨¢ destaca: Uno, el PT se ha volcado mucho en cuestiones identitarias, ¡°que m¨¢s que unir segregan¡±. Dos, ¡°ha dejado de mirar para esos nuevos trabajadores que surgen en las periferias, precarizados, informales, sin relaci¨®n con los sindicatos¡±, un colectivo que cada vez considera al Estado m¨¢s un estorbo que un aliado. Tres, el fracaso de la pol¨ªtica de seguridad p¨²blica en los estados que gobierna el PT. ¡°La gente de las periferias es la que sufre con las guerras entre bandas [del crimen organizado], la que tiene miedo al volver a casa. Y esto ha abierto una trinchera por la que avanza la derecha¡±. Cuatro, la influencia de las Iglesias evang¨¦licas.
Para la historiadora Patr¨ªcia Valim, de la Universidad Federal de Bah¨ªa y militante de PT, este tercer mandato de Lula es ¡°una cobard¨ªa¡±, una receta para el fracaso. Coloca la madre de todos los males en ¡°la pol¨ªtica de austeridad, el techo de gasto, que hiere de muerte la memoria del PT. Los criterios para recibir ayuda social se endurecen, la comida sube con salarios m¨¢s bajos y empleos precarios. Y, claro, Lula baja en las encuestas entre las mujeres, los pobres, en el Nordeste¡±, colectivos que antes se daban casi por garantizados.
El PT del Nordeste, adem¨¢s de aportar votos, ejerce poder en Brasilia. Un pu?ado de barones territoriales nordestinos, antiguos gobernadores, integran el coraz¨®n del Gabinete de Lula y sirven de puente entre el poder federal y los Estados. El presidente naci¨® en el Nordeste, en Pernambuco, pero emigr¨® de ni?o a S?o Paulo, de modo que consigue ser uno de los nuestros en ambas regiones.
Por si los desaf¨ªos fueran pocos, Lula tiene 79 a?os y problemas de salud recientes. No son pocos quienes creen que el personalismo con el que ha dirigido durante estos 45 a?os el Partido de los Trabajadores puede ser letal para la sigla en el futuro.