La oposici¨®n venezolana de nuevo sigue el canto de sirenas del boicot electoral
Los eventos electorales deben verse como oportunidades de gol. La mayor¨ªa no tienen ¨¦xito, pero para que el adversario cometa un error es necesario obligarlo a jugar. Y para obligarlo a jugar, uno mismo tiene que jugar
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Despu¨¦s de lograr una notable unidad al adoptar la v¨ªa electoral en 2024, la oposici¨®n venezolana se encuentra nuevamente en medio de una batalla divisoria sobre si debe participar en las pr¨®ximas elecciones regionales y legislativas o no. La l¨ªder Mar¨ªa Corina Machado ha retomado su mensaje tradicional de boicot electoral. Esta rara vez es una buena estrategia para enfrentar a un Gobierno autoritario, pero resulta especialmente equivocada en el contexto internacional actual.
No es dif¨ªcil entender el impulso hacia el boicot. Despu¨¦s de un esfuerzo sacrificado y resiliencia noble, la oposici¨®n liderada por Machado gan¨® por un amplio margen las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, solo para que el Gobierno de Maduro reclamara la victoria de manera obscena y reprimiera violentamente a los manifestantes. Para quienes pensaban que una derrota decisiva en las urnas har¨ªa que el Gobierno de Maduro bajara la cabeza y entregara el poder, este resultado fue profundamente frustrante. Para ellos, este fallido esfuerzo electoral solo refuerza la idea de que ¡°las dictaduras no salen con votos¡±.
Sin embargo, hay otra forma de ver los eventos electorales en un contexto autoritario. Pueden ser vistos como batallas en las que un poder autoritario es, una y otra vez, confrontado y obligado a hacer pol¨ªtica. El gran soci¨®logo Michael Mann sostiene que los errores de c¨¢lculo por quienes ostentan poder son claves en las revoluciones. Cuando las fuerzas emergentes del poder se articulan y desaf¨ªan, los poderes existentes deben interpretar a estas nuevas fuerzas y decidir c¨®mo reaccionar. Por supuesto, hacerlo puede generar divisiones internas y, a menudo, conduce a errores significativos.
Esto es exactamente lo que ocurri¨® en 2024. El Gobierno de Maduro nunca imagin¨® que perder¨ªa por paliza. Pensaron que, si pon¨ªan suficientes obst¨¢culos en el camino, la oposici¨®n terminar¨ªa boicoteando. Y si las elecciones se llevaban a cabo, el margen ser¨ªa lo suficientemente estrecho como para que, con su habitual conjunto de manipulaciones, pudieran ara?ar una victoria. Sin embargo, fueron tomados por sorpresa y tuvieron que recurrir a una serie de medidas vergonzosamente torpes que ni siquiera convencieron a aliados regionales como Brasil, Colombia y Mexico. El 28 de julio fue un ¡°stunning election¡± que no llev¨® a una transici¨®n, pero s¨ª dej¨® a Maduro y su c¨ªrculo degradados y humillados.
Usando una met¨¢fora futbol¨ªstica, los eventos electorales deben verse como oportunidades de gol. La mayor¨ªa no tienen ¨¦xito, y hasta un potente disparo a puerta puede ser detenido por un portero bien posicionado. Pero si se mete el bal¨®n en el ¨¢rea repetidamente, eventualmente ocurrir¨¢ un error que permitir¨¢ un gol. Para hacer que el otro lado cometa un error de c¨¢lculo, es necesario obligarlos a jugar. Y para obligarlos a jugar, uno mismo tiene que jugar.
Si la elecci¨®n fuera entre un boicot unificado y una participaci¨®n unificada, se podr¨ªa imaginar que la primera estrategia podr¨ªa ser efectiva. Pero eso no es posible. Como m¨ªnimo, habr¨¢ una ¡°oposici¨®n¡± cooptada por el r¨¦gimen para presentarse a las elecciones. Adem¨¢s, incluso ante un llamado al boicot, habr¨¢ otros pol¨ªticos opositores que simplemente no estar¨¢n dispuestos a quedarse al margen. Por lo tanto, la verdadera decisi¨®n es entre un boicot parcial y una estrategia de participaci¨®n unificada.
Esto no es un llamado a dejar de lado el liderazgo de Mar¨ªa Corina Machado. De hecho, ella probablemente es la ¨²nica persona que podr¨ªa liderar un esfuerzo opositor unificado para participar en las elecciones regionales y legislativas. Por supuesto, ella y sus asesores ya se han pronunciado en¨¦rgicamente en contra de la participaci¨®n. Pero ha cambiado de postura en este tema antes y tiene la legitimidad para hacerlo nuevamente. Participar en las elecciones regionales y legislativas no contradice l¨®gicamente la postura leg¨ªtima de que se respeten los resultados de las elecciones presidenciales del 28 de julio. M¨¢s bien, las campa?as y los cargos ganados pueden utilizarse para amplificar esas demandas.
Machado deber¨ªa aceptar y promover estas elecciones si quiere mantener su relevancia. Podemos recurrir a la historia reciente para ver el probable desenlace de su estrategia actual. Juan Guaid¨® gozaba de altos ¨ªndices de aprobaci¨®n cuando lider¨® el esfuerzo por crear un Gobierno interino en 2019. Sin embargo, con el paso de los meses y a?os, su audacia comenz¨® a percibirse como una torpeza impotente. ?l y Voluntad Popular promovieron el boicot de las elecciones legislativas de 2020 y desalentaron la participaci¨®n en las elecciones regionales de 2021. Para finales de ese a?o, su aprobaci¨®n era pr¨¢cticamente la misma que la de Maduro, y sus ¨²nicas audiencias reales estaban en Madrid, Miami y Washington D. C.
Esta vez, tampoco pasar¨¢ mucho tiempo antes de que los agobiados venezolanos se cansen de promesas vac¨ªas sobre el fin inminente del r¨¦gimen de Maduro. Y no tardar¨¢n en sospechar que los llamados de Machado al boicot electoral tienen m¨¢s que ver con mantener su liderazgo dentro de la oposici¨®n que con una estrategia viable para el cambio.
El contexto internacional actual es m¨¢s adverso para la oposici¨®n venezolana que en cualquier otro momento de los doce a?os de presidencia de Maduro. El sue?o irresistible de muchos venezolanos de que el regreso de Donald Trump al poder significar¨ªa el retorno de la campa?a de m¨¢xima presi¨®n de 2019 y 2020 se ha desvanecido. Primero, Trump cancel¨® el estatus de protecci¨®n temporal de cientos de miles de venezolanos en Estados Unidos. Luego envi¨® al enviado Ric Grenell a negociar directamente con Maduro sobre los presos pol¨ªticos y el retorno de migrantes.
Esto realmente no deber¨ªa sorprender, dado que las ¨²nicas veces que Trump mencion¨® a Venezuela en su campa?a fue al hablar sobre el crimen, y en particular sobre el Tren de Aragua. En la primera declaraci¨®n de Marco Rubio sobre la nueva pol¨ªtica exterior de ¡°Am¨¦rica Primero¡±, la palabra ¡°democracia¡± ni siquiera apareci¨®. Es probable que solo estemos viendo el comienzo de un nuevo enfoque de Estados Unidos hacia Venezuela, en el que la democracia no sea uno de sus pilares.
Adem¨¢s, la atenci¨®n internacional est¨¢ en otra parte. Los pol¨ªticos estadounidenses est¨¢n consumidos por su propia crisis democr¨¢tica. Europa est¨¢ conmovidos ante la capitulaci¨®n unilateral de Trump ante Vladimir Putin con respecto a Ucrania y lo que esto significa para su propio futuro. Pensar que la oposici¨®n venezolana puede exigir a la comunidad internacional para que priorice a Venezuela es una lectura muy equivocada de este contexto. Nadie est¨¢ prestando atenci¨®n a Venezuela, y un boicot parcial de las elecciones regionales y legislativas no cambiar¨¢ eso. Solo lo reforzar¨¢.
En cambio, acudir a unas elecciones contra todo pron¨®stico, movilizar heroicamente al pueblo y denunciar en¨¦rgicamente el flujo de medidas autoritarias y abusivas que seguramente tomar¨¢ el Gobierno podr¨ªa generar cierta atenci¨®n y simpat¨ªa internacional. M¨¢s importante a¨²n, podr¨ªa movilizar a la poblaci¨®n, poner a la coalici¨®n de Maduro bajo presi¨®n y preservar o conquistar importantes espacios de poder pol¨ªtico.
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