La Habana colonial, Virgilio, Lezama y el esc¨¢ndalo por la destituci¨®n del director de una revista universitaria
Alma Mater es una vieja revista que pertenece a la Federaci¨®n de Estudiantes Universitarios que en los ¨²ltimos tiempos ha tocado temas controvertidos en Cuba
Recojo a L¨¢zaro en el barrio chino y salimos a u?a de caballo hacia Mercaderes y Obispo, en el coraz¨®n del centro hist¨®rico, donde funciona una peque?a librer¨ªa de Ediciones Bolo?a frente al hotel Ambos Mundos, establecimiento que hiciera famoso el escritor norteamericano Ernest Hemingway, pues all¨ª comenz¨® a escribir Por qui¨¦n doblan las campanas en la habitaci¨®n 501. El hotel lleva cerrado dos a?os debido a la pandemia, y m¨¢s que lo estar¨¢ pues casi no hay turismo, pero esa es otra historia. Acaba de llamarnos una amable empleada de la librer¨ªa que, tras no pocas gestiones, localiz¨® por fin un ejemplar del fabuloso La Habana, Imagen de una ciudad colonial, as¨ª que nos presentamos a toda velocidad a recogerlo.
El libro -con textos de la investigadora cubana Zoila Lapique y fotograf¨ªas de Julio Larramendi- recorre la historia de la ciudad y la imagen que se tuvo de ella en diferentes momentos, desde su fundaci¨®n, en 1519, hasta los primeros a?os de la Rep¨²blica, tras la independencia de Espa?a. Contiene el volumen antiguos mapas, planos de la ciudad, escudos, viejas fotograf¨ªas y preciosos grabados antiguos de Federico Miahle, Garneray y muchos otros que permiten al lector recrear c¨®mo fue el proceso de formaci¨®n, evoluci¨®n y cambios de esta incre¨ªble villa colonial que, por su importancia, un d¨ªa fue llamada ¡®La Llave de las Indias¡¯.
Ojeamos el libro all¨ª mismo y nos impacta un grabado de Miahle que describe el destrozo causado por un hurac¨¢n que azot¨® La Habana en 1846, y aparece dibujado un panorama aterrador de naves destruidas frente a la plaza de San Francisco. Al salir emocionados de la librer¨ªa nos damos cuenta de que en su fachada hay una peque?a placa, colocada all¨ª por la Oficina del Historiador de la Ciudad, con unas palabras del poeta y dramaturgo cubano Virgilio Pi?era para despedir a su colega y amigo Jos¨¦ Lezama Lima, uno de los m¨¢s importantes escritores latinoamericanos de todos los tiempos, fallecido en 1976.
La placa dice: ¡°Adi¨®s, amigo Lezama. Qu¨¦ sereno tiempo cuando este libro y tu libro, tus libros y mis libros y mil libros se encuentren en una librer¨ªa cualquiera en un precioso tiempo que formen 100 a?os sobre tu muerte y la m¨ªa¡±.
L¨¢zaro casi cae desmayado al leer en voz alta las palabras. Dice que los dos escritores fueron ¡°ra¨ªz y espejo¡± de la mejor literatura cubana, y que protagonizaron sonadas pugnas literarias que los enemistaron en los a?os cuarenta y cincuenta, y que ambos se reconciliaron tras la aparici¨®n de Paradiso (1966), la gran obra de Lezama, y que despu¨¦s sufrieron juntos los latigazos del famoso quinquenio gris.
¡°Los dos fueron marginados en Cuba por su forma de pensar y de entender la literatura, y tambi¨¦n por su homosexualidad; y no fueron solo cinco a?os, sino muchos m¨¢s los que estuvieron apartados y sin que su obra fuera publicada¡±, comenta.
Virgilio falleci¨® tres a?os despu¨¦s que Lezama y no pudo ver cumplido su anhelo, aunque por suerte aquellos tiempos ya pasaron hace tiempo, y sus libros se encuentran, y otros escritores acosados junto a ellos despu¨¦s fueron rehabilitados. De todo esto me va hablando L¨¢zaro cuando de pronto hace un quiebro de chuleta en la conversaci¨®n al bajar por la calle Monserrate y pasar delante de la sede de la Uni¨®n de J¨®venes Comunistas (UJC).
- ?Co?o, no viste lo que pas¨® con Alma Mater?
Le digo que suelte lo que quiera soltar, y me responde que vayamos a una paladar a tomar cerveza, aunque nos cobren 250 pesos por lata y el gane s¨®lo 4.500 pesos al mes. ¡°Esta charla requiere de trago¡±, indica, y acto seguido toma posesi¨®n de una mesa. Enseguida saca el tel¨¦fono m¨®vil (¡°bendito Internet¡±, dice), y lee de corrido: ¡°La destituci¨®n del director de la revista universitaria Alma Mater, Armando Franco Sen¨¦n, por decisi¨®n del Bur¨® Nacional de la UJC, ha provocado una ola de cr¨ªticas y el rechazo incluso de sectores oficialistas¡±.
Explica L¨¢zaro que Alma Mater es una vieja revista que pertenece a la Federaci¨®n de Estudiantes Universitarios, pero que org¨¢nicamente depende de la UJC. Hasta la llegada de Franco a la direcci¨®n, en 2019, apenas tres a?os despu¨¦s de graduarse de periodismo, la publicaci¨®n mantuvo ¡°un perfil oficial un tanto grisoso¡±, se?ala mi amigo. ¡°Pero en los ¨²ltimos tiempos ha tocado temas controvertidos, como el de las tiendas en moneda convertible a las que no tiene acceso la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, o el de las masivas protestas del 11 de julio y el encarcelamiento de varios estudiantes universitarios dando voz a planteamientos cr¨ªticos, algo nada com¨²n en los medios oficiales¡±, observa.
Empieza a leerme algunas reacciones en las redes a la ¡°liberaci¨®n de sus funciones¡± del director de Alma Mater, as¨ª anunciada por la UJC, y comienza nada menos que por el blog Segunda Cita, de Silvio Rodr¨ªguez, en el que el cantautor se manifiesta preocupado porque ¡±la revoluci¨®n (o lo que usa su nombre) acabe siendo contrarrevolucionaria y que lo que se le enfrente parezca o acabe siendo revolucionario¡±.
Silvio dice que no ve ¡°contrasentido¡± en que Alma Mater se subordine a la UJC, pues as¨ª ha sido desde que existe dicha organizaci¨®n pol¨ªtica en la Universidad. ¡°Lo que me parece preocupante es que, en vez de abrirse, la dirigencia siga dado se?ales de cerraz¨®n¡±, afirma el trovador, que opina que lo que s¨ª es un ¡°muy grave contrasentido¡± es que ¡°las organizaciones pol¨ªticas se empe?en en ser tan obsoletas, tan poco afines con el esp¨ªritu rebelde, iconoclasta que caracteriza a las juventudes de todas las ¨¦pocas¡±.
L¨¢zaro se crece y pide ¡°otro lager¡± antes de poner ante mis o¨ªdos una declaraci¨®n que le parece relevante, ¨¦sta del medio digital La Joven Cuba. ¡°La noticia¡±, dice esta publicaci¨®n, ¡°ha causado indignaci¨®n entre lectores y colegas del gremio period¨ªstico¡± y ¡°llega en un momento en que el medio estaba siendo blanco de cr¨ªticas y ataques por parte de sectores conservadores cercanos al aparato ideol¨®gico del Partido Comunista, por trabajos con tem¨¢ticas y enfoques pol¨¦micos publicados en los ¨²ltimos meses¡±.
La Joven Cuba, de perfil cr¨ªtico con el Gobierno, a?ade que ¡°m¨¢s all¨¢ de las limitaciones que implica¡± que una revista est¨¦ subordinada a una organizaci¨®n pol¨ªtica, Armando Franco y el equipo de Alma Mater hab¨ªan ¡°sabido revivir una publicaci¨®n que ten¨ªa escasa visibilidad y hacer que los j¨®venes se interesen por leer la revista universitaria¡±. El ¡°episodio¡±, concluye este medio digital, ¡°es otro golpe al intento de impulsar un periodismo cre¨ªble desde dentro de las instituciones¡±, mientras que ¡°la organizaci¨®n que toma la medida se hace a¨²n m¨¢s impopular y acent¨²a su crisis de imagen ante la juventud del pa¨ªs¡±.
Ya L¨¢zaro habla con la lengua enredada. Menciona que varios periodistas de Alma Mater han abandonado el medio tras el cese del director y que hasta el vicepresidente de la Uni¨®n de Periodistas de Cuba (UPEC), Ariel Terrero, ha lamentado lo sucedido en un comentario en Facebook. ¡°Es una decisi¨®n que aleja a la UJC de los j¨®venes y del periodismo innovador que p¨²blicamente reconoci¨® la UPEC en Alma Mater bajo la direcci¨®n de Armando Franco Sen¨¦n¡±, escribi¨® Terrero.
¡°Y esto no ha terminado¡±, dice L¨¢zaro en plan augur ante su tercera cerveza (¡°ya van 750 pesos, la sexta parte de mi sueldo¡±, comenta). Llegado a este punto volvemos a hablar de Lezama y de Virgilio, de lo que les sucedi¨® entonces y tambi¨¦n del presente, y nos refugiamos en La Habana Imagen de una ciudad colonial. Abrimos el libro de nuevo por la p¨¢gina 130, y all¨ª est¨¢ el grabado de Miahl¨¦ del hurac¨¢n de 1846. Y a mi socio le vienen a la mente las celebres estrofas de El Tr¨ªo y el cicl¨®n, de Miguel Matamoros.
En la canci¨®n, el trovador santiaguero narra la experiencia de la terrible tormenta que asol¨® Rep¨²blica Dominicana cuando el conjunto se hallaba actuando all¨ª en 1930. ¡°Cada vez que me acuerdo del cicl¨®n/ se me enferma el coraz¨®n¡±, dice la letra, que concluye de modo antol¨®gico: ¡°Aqu¨ª termina la historia, de tan tremendo cicl¨®n/ los muertos van a la gloria, y los vivos a bailar el son¡±.
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