Argentina se rinde ante los muchachos de Messi
La ¡®Scaloneta¡¯ tiene su gran fiesta del f¨²tbol en el estadio Monumental con un amistoso ante Panam¨¢
Y un d¨ªa, Lionel Messi llor¨®. Y tambi¨¦n lloraron Emiliano Mart¨ªnez, Rodrigo de Paul, ?ngel Di Mar¨ªa y Lionel Scaloni. Y 80.000 argentinos que este jueves desbordaron el estadio Monumental de River Plate en Buenos Aires al grito de ¡°Muchachos¡¡±, el himno que acompa?¨® a los campeones del mundo en su traves¨ªa en Qatar. Luego son¨® el himno y volvieron las l¨¢grimas. La Albiceste volvi¨® a casa, para que la fiesta no termine nunca. El partido fue lo de menos. Panam¨¢ fue un invitado respetuoso del anfitri¨®n; hubiese sido de mal gusto arruinar semejante evento. Argentina venci¨® finalmente por 2-0. La celebraci¨®n fue completa: en el minuto 43 del segundo tiempo, Messi convirti¨® de tiro libre el gol 800 de su carrera y qued¨® a uno de alcanzar el centenar con la camiseta argentina. ¡°Messi, Messi¡±, cantaron en las tribunas. Todo sea para que no se rompa el hechizo que recorre Argentina desde aquella final contra Francia en el estadio Lusail, hace poco m¨¢s de tres meses.
La selecci¨®n de Argentina se deb¨ªa esta fiesta. El ¨¦xtasis de cuatro millones de argentinos los dej¨® un sabor amargo el 20 de diciembre pasado, cuando llegaron con la Copa del Mundo y debieron completar en helic¨®ptero una recorrida pensada para hacer en bus. Ahora tuvieron el campo libre para ellos, sin la presi¨®n de ganar. La Asociaci¨®n del F¨²tbol Argentino (AFA) pens¨® el partido m¨¢s como un homenaje que como un evento deportivo. Hubo m¨²sica en el arranque y en el entretiempo, toda una novedad. Y Scaloni se esforz¨® por poner sobre el c¨¦sped a la mayor cantidad posible de jugadores. Llevaban ocho horas en el estadio. Para evitar aglomeraciones, llegaron bien temprano y en tandas, a bordo de peque?as combis.
El desaf¨ªo de los organizadores fue administrar la fiebre por ver a los campeones del mundo. Casi dos millones de personas intentaron comprar una entrada a trav¨¦s del sistema de venta digital de la AFA. Una hora y media despu¨¦s del inicio, ya no quedaba un asiento libre. Se activ¨® entonces la reventa y muchos cayeron en la trampa. La televisi¨®n mostraba a hinchas desesperados que se enteraban frente al molinete que sus entradas eran falsas.
¡°Las compr¨¦ por Instragram, a cuatro veces m¨¢s de lo que valen¡±, contaba resignado un hombre de unos 40 a?os acompa?ado por su hijo. Hab¨ªan viajado desde Formosa, a 1.100 kil¨®metros al norte de Buenos Aires y se encontraban ahora en la calle. Tampoco fue f¨¢cil para los periodistas: 131.000 solicitudes de acreditaci¨®n dejaron a la mayor¨ªa afuera.
Media hora antes del partido, los miles que se agolpaban sin entradas frente a las vallas de seguridad se enfrentaron a pedradas con la polic¨ªa. Pero cuando los once de Argentina entraron al campo de juego, volvi¨® el f¨²tbol, los goles y el calor de la hinchada. Y al final, los premios. Messi y Scaloni recibieron el suyo, y hasta el presidente de la AFA, Claudio Tapia, levant¨® una plaqueta en medio de algunos silbidos. En el cenit de los festejos, el estadio se uni¨® en un ¡°dale, campe¨®n¡±, el grito primigenio dedicado al capit¨¢n. Y luego hubo una r¨¦plica de la copa del mundo para cada uno de los jugadores, que se convirtieron en hinchas al grito, otra vez de ¡°Muchachos¡¡±. Para cerrar, Sergio Goycochea, arquero de la selecci¨®n campeona en M¨¦xico 86 devenido en conductor de televisi¨®n, pidi¨® a Messi que levantase la copa.
Messi: ¡°Siempre so?¨¦ con festejar con ustedes¡±
¡°En lo personal siempre so?¨¦ con festejar con ustedes¡±, dijo Messi a todo el estadio. ¡°Venir a mi pa¨ªs, Argentina, a levantar una Copa Am¨¦rica y ahora una Copa del Mundo. Hoy es el d¨ªa donde todos festejamos, pero no me quiero olvidar de todos los compa?eros que anteriormente hicimos todo lo posible por conseguir esta. No se nos dio, pero se merecen el respeto del pueblo argentino porque dejaron todo por esta camiseta¡±, dijo, y lanz¨® una advertencia: ¡°Disfrutemos de la tercera estrella, porque no sabemos cu¨¢ndo vamos a conseguir otra. Ganar la Copa es muy dif¨ªcil¡±. Messi no dejaba de sonre¨ªr, mientras sus hijos jugaban en el campo.
Lionel Scaloni apenas pudo hablar cuando tom¨® el micr¨®fono, inundado por las l¨¢grimas. El estadio coreaba su nombre. ¡°Todo esto es por ustedes¡±, dijo. Messi sonre¨ªa como un ni?o en el d¨ªa de su cumplea?os. Levant¨® una vez m¨¢s la copa, dio la vuelta ol¨ªmpica y volvi¨® a llorar. ¡°Somos campeones del mundo¡±, gritaba Goycochea, euf¨®rico. La Scaloneta estaba otra vez en casa.
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