Algo huele mal en Argentina
La desaparici¨®n de Cecilia Strzyzowski resalt¨® factores que ya deber¨ªamos haber dejado atr¨¢s en Argentina y en Am¨¦rica Latina
Algo huele mal en Argentina. Es un crimen. Un feminicidio que expone la triste vigencia de un flagelo que cre¨ªamos haber dejado atr¨¢s: el azote de los hijos del poder, que azota con especial fuerza en las entra?as del pa¨ªs y nos recuerda otros cr¨ªmenes similares.
El drama comenz¨® el 2 de junio, cuando una c¨¢mara de seguridad registr¨® las ¨²ltimas im¨¢genes con vida de una joven llamada Cecilia Strzyzowski. Ingresaba junto a su pareja, C¨¦sar Sena, a la casa de sus suegros, en la capital de la provincia de Chaco, 1.000 kil¨®metros al norte de la ciudad de Buenos Aires. Nada m¨¢s se supo de ella desde entonces.
La familia comenz¨® a buscarla y comprob¨® cu¨¢n ¨¢spero puede ser el poder. Los tent¨¢culos pol¨ªticos y econ¨®micos de la familia Sena son portentosos. Crecieron de la mano de Jorge Milton Capitanich, quien lleg¨® al Gobierno provincial en 2007. Militancia y negocios. Y la relaci¨®n es tan estrecha que Capitanich fue padrino de bodas del padre de C¨¦sar, Emerenciano Sena, con quien comparti¨® adem¨¢s la boleta electoral en las elecciones primarias del domingo.
Pero la familia de Cecilia no baj¨® los brazos y logr¨® captar la atenci¨®n de la sociedad y de los medios de comunicaci¨®n que no estaban silenciados por Capitanich. Hoy, m¨¢s de dos semanas despu¨¦s desde que desapareci¨® la joven, la Justicia sospecha que se trat¨® de un feminicidio, detuvo a siete posibles implicados ¨CC¨¦sar y Emerenciano Sena, entre ellos-, y busca el cuerpo en campos y fincas. Pero no aparece.
A demasiados argentinos la desaparici¨®n Strzyzowski nos trae recuerdos oscuros. Como el de Mar¨ªa Soledad Morales, una adolescente que fue drogada, violada y asesinada por j¨®venes vinculados al poder pol¨ªtico en Catamarca, 1.300 kil¨®metros al noroeste de Buenos Aires. Ocurri¨® en 1990, y tras los primeros intentos por taparlo todo, se desat¨® una tormenta social que llev¨® a la intervenci¨®n federal de la provincia y al fin de la dinast¨ªa local, los Saadi.
Ahora, como entonces, el poder de Capitanich tiembla. En las urnas de este domingo obtuvo su peor resultado electoral del ¨²ltimo cuarto de siglo, golpeado por sus v¨ªnculos con el clan Sena y por el hast¨ªo ciudadano: s¨®lo fue a votar el 58% del padr¨®n. Pero no est¨¢ dicha la ¨²ltima palabra. La elecci¨®n decisiva en Chaco ser¨¢ el 17 de septiembre y el gobernador volcar¨¢ todo el peso de su maquinaria pol¨ªtica en su af¨¢n por evitar el mismo ocaso que fagocit¨® a los Saadi.
El crimen de Mar¨ªa Soledad no fue, sin embargo, el ¨²nico precedente de los hijos del poder. Otras j¨®venes los padecieron, tambi¨¦n, como Leyla Nazar y Patricia Villalba en Santiago del Estero ¨C1.000 kil¨®metros al noroeste de Buenos Aires-, o Paulina Lebbos en Tucum¨¢n ¨Ca 1.200 kil¨®metros de Buenos Aires, en la misma direcci¨®n-. Todos cr¨ªmenes marcados por las complicidades y los encubrimientos desde el poder.
Todav¨ªa en desarrollo, la desaparici¨®n de Cecilia tambi¨¦n resalt¨® factores que ya deber¨ªamos haber dejado atr¨¢s en Argentina y otros muchos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina. El primero, el pegoteo que define las relaciones de tantos pol¨ªticos y jueces, en una madeja en la que cuesta discernir d¨®nde est¨¢n los l¨ªmites, lejos de la muy te¨®rica independencia del Poder Judicial. ?Un ejemplo? Mientras la polic¨ªa contin¨²a busc¨¢ndola, las autoridades provinciales le comunicaron a la madre de Cecilia que su hija estaba muerta. Ocurri¨® el s¨¢bado 9, en la Casa de Gobierno.
La desaparici¨®n de Cecilia reaviv¨® adem¨¢s los efectos malsanos de la privatizaci¨®n de la acci¨®n social del Estado, nacional y provincial. Hablamos de militantes que han recibido y reciben fortunas de las arcas p¨²blicas para paliar la pobreza ¨Cen teor¨ªa-, pero que sirven ¨Cen la pr¨¢ctica- para financiar y promover candidatos partidarios, y desviar dinero p¨²blico a bolsillos privados. Ocurri¨® en Jujuy, en el extremo norte del pa¨ªs, con la militante Milagro Sala ¡ªhoy en prisi¨®n¡ª, y ocurre ahora con Emerenciano Sena. ?Ejemplo? Con los millones que recibi¨® del Estado, Sena construy¨® un imperio personal que incluye campos ¨Cy all¨ª buscan por estas horas el cuerpo de Cecilia- y un natatorio para la comunidad en un barrio carenciado que se llama¡ Emerenciano Sena.
El tercer eje que el femicidio de Cecilia trae a la luz interpela a la prensa. ?Cu¨¢ntos otros Emerencianos Senas hay en Argentina? ?Por qu¨¦ no salieron a la luz hasta ahora? ?La prensa local ¨Ccon honrosas excepciones- no lo hab¨ªa detectado, mucho menos investigado? ?O call¨® lo que sab¨ªa? ?Por miedo o por conveniencia, c¨®moda en las fortunas que el Gobierno de Capitanich reparte como publicidad oficial? De eso hablamos cuando hablamos de ¡°desiertos informativos¡±: regiones enteras de Argentina y otros muchos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina donde el periodismo independiente es m¨¢s fantasioso que un unicornio azul.
Mucho huele mal en Argentina.
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