La Noche de los L¨¢pices: 12 horas oculta en un s¨®tano del colegio para escapar de la dictadura argentina
En el 47 aniversario del ataque militar a los colegios secundarios, mi madre, presidenta de un centro de estudiantes, recuerda c¨®mo sobrevivi¨®
Gases y palos. Polic¨ªas a pie y a caballo golpean a estudiantes apenas adolescentes con guardapolvos blancos. El 16 de septiembre de 1976, mi madre, Norah Tamaryn, ten¨ªa 17 a?os y era la presidenta del centro de estudiantes del Colegio Nacional de La Plata. Corr¨ªa ante la polic¨ªa, que los dispersaba por el gigantesco campus del colegio. Era una emboscada. Se qued¨® sola. El punto de encuentro era la zona deportiva. Corri¨® hacia all¨ª. Encontr¨® un hueco en una ventana de un s¨®tano y estuvo quieta, escondida, durante 12 horas.
¡°Me di cuenta de que hab¨ªan dado el chivatazo y estaba el ej¨¦rcito. Estuve horas escondida en el s¨®tano de la facultad de Humanidades. ?Te acord¨¢s que te mostr¨¦ el lugar?¡±, me pregunta mi madre por chat desde Madrid, donde vive dede 1989.
Hace 47 a?os, miles de estudiantes argentinos de entre 12 y 17 a?os protestaban pac¨ªficamente por el restablecimiento de un boleto con descuento para el transporte p¨²blico. La respuesta de la dictadura -impuesta seis meses antes-, fue el secuestro, la tortura y el asesinato. Los represores bautizaron la operaci¨®n como La noche de los l¨¢pices.
En ese d¨ªa y los posteriores, diez estudiantes de secundaria fueron secuestrados y torturados por polic¨ªas y militares. Seis de ellos siguen desaparecidos. Un preludio de los cerca de 30.000 que desaparecieron desde el golpe c¨ªvico militar que derroc¨® a Isabel Per¨®n el 24 de marzo de ese a?o.
Las torturas a los secuestrados fueron recordadas en una pel¨ªcula que lleva el nombre de la operaci¨®n. Claudio de Acha, Mar¨ªa Clara Ciocchini, Mar¨ªa Claudia Falcone, Francisco L¨®pez Muntaner, Daniel A. Racero y Horacio Ungaro nunca m¨¢s aparecieron. Cuatro sobrevivieron para contarlo: Gustavo Calotti, Pablo D¨ªaz, Patricia Miranda y Emilce Moler.
¡°Se llevaron a muchos compa?eros. Muchos viv¨ªan cerca de casa. Nuestro barrio qued¨® vac¨ªo. Muchos huyeron a Israel y a la Patagonia¡±, recuerda Norah, psicoanalista platense y por entonces militante de las juventudes trotskistas.
El Ej¨¦rcito hab¨ªa intervenido la provincia de Buenos Aires y tomado la Universidad de La Plata, una de las m¨¢s importantes del pa¨ªs, tambi¨¦n sus colegios de educaci¨®n secundaria. Los militares ped¨ªan el DNI a los estudiantes antes de entrar. Era una ciudad joven, de universitarios de todas partes del pa¨ªs, y funcionarios p¨²blicos del gobierno provincial.
¡°Camin¨¦ en p¨¢nico¡±
¡°Sal¨ª de madrugada, cuando ya todo estaba en silencio. Camin¨¦ en p¨¢nico unas 15 cuadras hasta casa y no sal¨ª por unos d¨ªas. Recuerdo tirar las papeletas por el inodoro, destruir libros que pudieran comprometernos. Durante d¨ªas nuestra cuadra y las de alrededor ten¨ªan carros de asalto de la polic¨ªa¡±, rememora Norah en el 47 aniversario de aquel d¨ªa.
La excusa fue el boleto estudiantil, pero la intenci¨®n fue identificar y secuestrar a dirigentes estudiantiles secundarios para eliminar la supuesta ¡°subversi¨®n¡±, es decir, al movimiento estudiantil organizado y dirigido por todos los partidos pol¨ªticos de izquierda juveniles de la ¨¦poca.
¡°Estos ataques se cuentan entre los m¨¢s sangrientos contra el movimiento estudiantil en nuestro pa¨ªs y se comprenden insertos en la iniciativa de largo plazo de nuestras clases dominantes por desterrar el activismo de la educaci¨®n¡±, escribe en Telam Mariano Mill¨¢n, especialista en historia del movimiento estudiantil argentino.
¡°Argentina era (probablemente sigue siendo), uno de los pa¨ªses con instituciones acad¨¦micas m¨¢s plebeyas, con tradiciones de participaci¨®n estudiantil que se remontan al Reformismo universitario desde 1918¡å, a?ade este profesor de sociolog¨ªa.
La noche de los l¨¢pices fue encabezada por el general Ram¨®n Camps y el comisario Miguel Etchecolatz, dos de los m¨¢s crueles represores de la dictadura argentina que dur¨® hasta 1983. El 26 de octubre de 2018, Etchecolatz fue condenado a cadena perpetua por cr¨ªmenes de lesa humanidad como robo de beb¨¦s, asesinatos y torturas. Muri¨® en una prisi¨®n com¨²n a los 93 a?os, repudiado p¨²blicamente hasta por su hija, que se cambi¨® el apellido.
El s¨¢bado por la noche, y cuando la ultraderecha de Javier Milei ataca el consenso contra la dictadura en Argentina, miles de estudiantes se movilizaron en todo el pa¨ªs, con La Plata como epicentro, para reivindicar a los j¨®venes luchadores sociales secuestrados y desaparecidos. El lema elegido fue: ¡°Los l¨¢pices siguen escribiendo¡±.
Se cumplen 47 a?os de la Noche de los L¨¢pices. En septiembre de 1976, en La Plata, la polic¨ªa secuestr¨® a un grupo de diez estudiantes secundarios que militaban, participaban y se organizaban por ideales de justicia, igualdad y solidaridad. pic.twitter.com/T9nYlJeWDD
— Secretar¨ªa DDHH (@SDHArgentina) September 16, 2023
Los juicios contra los militares responsables de cr¨ªmenes de lesa humanidad, retratados en la reciente pel¨ªcula Argentina, 1985, protagonizada por Ricardo Dar¨ªn, siguen en Argentina cada semana. Es uno de los pocos pa¨ªses del mundo que ha encarcelado a sus represores: Jorge Rafael Videla muri¨® en 2013 en la prisi¨®n de Marcos Paz.
Era 1987 y mi madre, embarazada de m¨ª, caminaba por la terminal de autobuses de La Plata. Buscaba un bus a Buenos Aires cuando, a lo lejos, vio una cara conocida. El hombre le devolvi¨® la mirada, gesticul¨® y vino hacia ella corriendo. Se reconocieron, se abrazaron. Se hab¨ªan visto por ¨²ltima vez en 1976, cuando tres militares se lo llevaban tras arrastrarlo del aula en plena clase. Fue torturado, pero logr¨® escapar al extranjero. A?os m¨¢s tarde volvi¨® a Argentina. Su pecado fue pertenecer al Partido Comunista. ¡°Saberlo vivo fue maravilloso¡±, recuerda Norah. Si lees esto, mam¨¢ dice que sabr¨¢s reconocerte y te manda un gran abrazo.
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