Horacio Rosatti, presidente de la Corte Suprema argentina: ¡°Si la dolarizaci¨®n elimina el peso es inconstitucional¡±
En una entrevista en medio del juicio pol¨ªtico impulsado por el Gobierno kirchnerista, la m¨¢xima autoridad del poder judicial se expide sobre el estado de la justicia, los conflictos con el poder pol¨ªtico, el peronismo y las propuestas de dolarizaci¨®n de Javier Milei
Cada ma?ana Horacio Daniel Rosatti (Santa Fe, 67 a?os) ubica las noticias en los casilleros imaginarios de la Constituci¨®n nacional. Si lee dolarizaci¨®n piensa en el art¨ªculo 75, inciso 19; si lee medio ambiente, en el art¨ªculo 41 y as¨ª sucesivamente. Profesor de Derecho Constitucional durante cuatro d¨¦cadas y autor de m¨²ltiples publicaciones sobre la materia, fue ministro de Justicia de N¨¦stor Kirchner (2003-2005), juez de la Corte designado por Mauricio Macri en 2016 y ahora enfrenta un juicio pol¨ªtico impulsado por el gobierno de Alberto Fern¨¢ndez y Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner.
Redactor de fallos del tribunal supremo en una computadora sin internet, publica este mes los dos tomos de la historia de Boca Juniors y Angelito, su primera novela, como parte de una diversificaci¨®n de temas que en los ¨²ltimos a?os incluy¨® ensayos breves sobre la muerte, el prejuicio y la justicia. Tiene por delante terminar un trabajo sobre el Guas¨®n y la risa y su tesis en Filosof¨ªa Pol¨ªtica, su tercer doctorado despu¨¦s de dos anteriores en Historia y Derecho.
En esta entrevista con EL PA?S, la primera con un peri¨®dico desde que es presidente de la Corte, habl¨® del peronismo, el lugar del f¨²tbol en las pasiones argentinas, el estado de situaci¨®n de la Justicia, las tensiones con el poder pol¨ªtico y los l¨ªmites constitucionales a la dolarizaci¨®n de la econom¨ªa, una de las propuestas del candidato de la derecha m¨¢s radical Javier Milei. Lo que sigue es una s¨ªntesis de dos extensas conversaciones matutinas en su departamento de Recoleta, en la ciudad de Buenos Aires.
Pregunta: Argentina est¨¢ en una situaci¨®n de gran fragilidad econ¨®mica, social y de incertidumbre pol¨ªtica por las elecciones presidenciales ?Cu¨¢nto pesa ese cuadro en las pr¨®ximas decisiones de la Corte Suprema?
Respuesta: Cuando yo llegu¨¦ a la Corte se dec¨ªa que en a?os electorales la Corte no tiene que fallar en determinados temas. Ac¨¢, hay a?os electorales cada dos a?os. Nosotros fallamos en causas complejas todo el tiempo. Cuando hay una causa, hay gente que espera una decisi¨®n sobre esa causa. Por supuesto que hay una cierta sensibilidad, un cierto sentido com¨²n, un ¡°estoy en la Rep¨²blica Argentina¡±, desde ya. Pero de ah¨ª a inhibir el ejercicio de la competencia propia, no.
P: En su libro La Palabra de la Corte Suprema, basado en su doctorado en Historia, expone la creciente demanda de la sociedad de resolver sus conflictos en la Justicia desde la recuperaci¨®n de la democracia en 1983, a pesar de ser una instituci¨®n muy cuestionada.
R: Yo no s¨¦ si llamarlo una contradicci¨®n, porque ser¨ªa muy irrespetuoso con el poder judicial decir esto, pero hay instituciones que se cuestionan y que cuando se pregunta ¡°?y usted c¨®mo lo resolver¨ªa?¡±, la respuesta es con m¨¢s de esta instituci¨®n. Suele ocurrir con la Polic¨ªa y la Justicia. En otros pa¨ªses la imagen de la Justicia tiene una aceptaci¨®n entre 30 y 35%. La creciente judicializaci¨®n proviene de una incapacidad en la sociedad para resolver los conflictos sin que est¨¦ un juez. Que se vayan resolviendo en instancias previas ser¨ªan un muy buen ejercicio de ciudadan¨ªa. Y tambi¨¦n, dig¨¢moslo, porque hay un creciente desplazamiento de responsabilidades desde el poder pol¨ªtico hacia el judicial.
P: La llamada judicializaci¨®n de la pol¨ªtica...
R: No solamente ocurre en Argentina. Yo fui ministro de Justicia, de un lado, y ahora soy Presidente de la Corte y estoy del otro. La incomprensi¨®n es rec¨ªproca. El pol¨ªtico tiende a pensar que el juez le traba los cambios que quiere llevar adelante. Y el juez tiende a creer que el pol¨ªtico quiere llevar los cambios adelante de cualquier manera y no conforme a lo que dice la ley. Entonces, ah¨ª tenemos una tensi¨®n estructural, originaria. Pasa en la Argentina, pasa en Latinoam¨¦rica, pasa en distintos lugares del mundo. Hay patolog¨ªas en todos los lugares.
P. ?Cu¨¢les ser¨ªan las patolog¨ªas argentinas?
R. [Se r¨ªe] Patolog¨ªas es querer desde la Justicia hacer la pol¨ªtica de todos los d¨ªas y desde la pol¨ªtica cooptar a la Justicia. Nosotros, en la Corte, resolvemos casos. La ¨²nica forma que nosotros no resolvamos casos es que no nos lleguen. Mi gu¨ªa es siempre la Constituci¨®n. Hay temas que tienen ribetes nuevos. La igualdad, la extensi¨®n de la igualdad, la incorporaci¨®n de sectores renegados, la discriminaci¨®n, las cuestiones medioambientales, los derechos de los consumidores: todo esto viene de la Reforma Constitucional de 1994 para ac¨¢.
P. ?Por qu¨¦ est¨¢ en contra de la ampliaci¨®n de la Corte, que actualmente tiene cuatro miembros y espera cubrir una vacante?
R. Muchas veces se usa una regla de tres simple: m¨¢s jueces, m¨¢s casos se resuelven. Es al rev¨¦s, eso hay que decirlo. Los expedientes circulan por todos los ministros de la Corte. Se imagina, si somos cinco, circulan por cinco. Si somos cincuenta, circulan por cincuenta. ?Se quiere m¨¢s celeridad? Tienen que entrar menos causas a la Corte. Estamos al l¨ªmite.
P. Hace cuatros a?os, en una entrevista en CNN, us¨® la met¨¢fora del horno para referirse a los tribunales federales de Comodoro Py que llevan, entre otros, casos sensibles de corrupci¨®n gubernamental. Dijo que Comodoro Py se mueve al calor de las coyunturas pol¨ªticas. ?Sigue pensando lo mismo?
R. Esas etapas se han ido superando¡
P. ?Entonces hubo una depuraci¨®n de Comodoro Py o una mejora?
R. Hubo una mejora y ha habido un cambio generacional, un cambio subjetivo, pero tambi¨¦n de condiciones objetivas. Hay cuestiones como metodolog¨ªas que no resisten el paso del tiempo. Veo otra mentalidad. Y esa problem¨¢tica tambi¨¦n estaba vinculada con la fuert¨ªsima inserci¨®n e incidencia de los servicios de inteligencia, yo no s¨¦ si regulares, irregulares, paranormales, normales, que ha ido menguando sustantivamente. La Justicia Penal argentina est¨¢ en un solo edificio. Cuando un juez penal del interior lee esto le da una gran indignaci¨®n, porque cree que pasa todo por ah¨ª. No pasa todo por ah¨ª.
P. Leo un p¨¢rrafo de su Tratado de Derecho Constitucional. ¡°Inconstitucionalidad de la adopci¨®n de una moneda extranjera como moneda nacional. ?Podr¨ªa el Estado argentino adoptar como propia moneda nacional una moneda extranjera? Constitucionalmente, esta posibilidad est¨¢ vedada por los siguientes motivos: porque se tratar¨ªa de una moneda que no podr¨ªa emitir el Estado nacional¡ y porque se tratar¨ªa de una moneda cuyo valor no podr¨ªa ser fijado por el Estado Nacional¡±.
R. Yo estuve en la comisi¨®n de redacci¨®n de la reforma Constitucional del ¡®94 y es una cl¨¢usula que incorporamos ah¨ª. ?Qu¨¦ dice la cl¨¢usula? Impone al Congreso defender el valor de la moneda. O sea, claramente, tenemos que tener una moneda. Esto no significa que no pueda haber otras, pero una moneda hay que tener. Cuando veo este tema en Derecho constitucional, siempre digo a mis alumnos: una cosa es que a m¨ª me guste Julia Roberts y otra cosa es que yo le guste a Julia Roberts. Las monedas tienen un respaldo en la econom¨ªa de cada pa¨ªs. Yo no la puedo emitir a Julia Roberts. Yo puedo emitir a Horacio Rosatti. ?Y c¨®mo voy a hacer? Tengo que defender el valor de mi moneda. Ahora, si en la defensa del valor de la moneda la estrategia es vincularla a otra, es hacer una moneda flotante, es tener una canasta de monedas, ya son decisiones pol¨ªticas. En las decisiones pol¨ªticas la Justicia no podr¨ªa intervenir. S¨ª podr¨ªa intervenir si dicen ¡°ac¨¢ no hay moneda¡±.
P. ?Si se intentara eliminar el peso ser¨ªa inconstitucional?
R. ?Cu¨¢l es la moneda de un pa¨ªs? La que emite: puede ser peso o patac¨®n o lo que sea. Si una dolarizaci¨®n elimina la moneda argentina es inconstitucional. Si abandono una moneda y me voy enteramente a la otra es un camino que, para m¨ª, es inconstitucional.
P. Entonces los planes de dolarizaci¨®n, que est¨¢n en la conversaci¨®n p¨²blica por la propuesta de Milei, deber¨ªan advertir este l¨ªmite constitucional.
R. Bueno, todos los candidatos deber¨ªan leer la Constituci¨®n. Esto es la letra de la Constituci¨®n, no es mi interpretaci¨®n rebuscada, retorcida. Insisto, puede haber mil implementaciones de economistas sobre el tema. Hay que tener una moneda que se emita en la Argentina. Yo no puedo regular el valor de la moneda de otro pa¨ªs. Esa fantas¨ªa hay que terminarla. Se ha planteado un debate as¨ª, maniqueo, al estilo argentino, el todo o nada. Dolarizaci¨®n s¨ª, dolarizaci¨®n, no. Hablo de la Constituci¨®n, hablo de lo que ya escrib¨ª, hablo de los fallos que ya firm¨¦ sobre este tema. Yo por dolarizaci¨®n puedo entender, por lo que estoy percibiendo, dos cosas. Una es en sentido estricto la dolarizaci¨®n. Me paso de una moneda a la otra. Yo no puedo defender la moneda de Estados Unidos, est¨¢ claro eso, porque no tengo los resortes, porque no puedo emitir, porque no puedo regular la base monetaria. Hay cosas que s¨ª se pueden y ya se han hecho. Ligar el valor de una moneda, la propia, a una moneda extranjera, o a un conjunto de monedas.
P. ?Eso ser¨ªa la ley de convertibilidad (que fij¨® en 1991 la paridad del peso con el d¨®lar)?
R. Por ejemplo. Entonces, Argentina dice ¡°uno a uno el peso con el d¨®lar¡± no es que Estados Unidos diga ¡°un d¨®lar vale un peso argentino¡±. Entonces me parece que cuando se habla de esto, y esto con todo el respeto hacia la pol¨ªtica y hacia los economistas, pero esto es la Constituci¨®n y la Constituci¨®n nos rige a todos, al economista, al pol¨ªtico, al juez. Cuando uno dice dolarizaci¨®n me parece que habr¨ªa que ser un poco m¨¢s preciso y decir ¡°?qu¨¦ quer¨¦s decir con esto?¡±.
P. Este a?o, en un evento de la C¨¢mara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (Amcham por sus siglas en ingl¨¦s), habl¨® de la emisi¨®n indiscriminada y su car¨¢cter inconstitucional. La emisi¨®n excesiva es una cr¨ªtica al Gobierno nacional.
R. Bueno, ?qu¨¦ dije? Si yo voy a defender el valor de la moneda, una forma de despreciarla es la emisi¨®n incontrolada. ?Qu¨¦ es incontrolada? Lo ver¨¢n los t¨¦cnicos en funci¨®n de las necesidades, de la base econ¨®mica, de las reservas, de lo que sea. La econom¨ªa se gu¨ªa mucho por la psicolog¨ªa, las expectativas, y a veces puedo no tener todo el d¨®lar, las divisas en el Banco Central, pero si tengo expectativas me alcanza igual. Y a veces puedo tener todo y no me alcanza porque las expectativas no dan. Claramente, una emisi¨®n incontrolada no defiende el mandato constitucional de defender el valor de la moneda.
P. En alg¨²n momento Milei, que ahora est¨¢ primero en las encuestas, dijo que ser¨ªa ideal que la Corte Suprema designara a su ministro de Justicia. ?Qu¨¦ le parece la idea?
R. Yo esperar¨ªa que concretara ese anuncio. Valoro que se respete la opini¨®n de la Corte, esa es la conclusi¨®n que saco de la expresi¨®n del candidato. Implica una ponderaci¨®n de la palabra de la Corte. De ninguna forma estoy diciendo que vamos a proponer a alguien. Corresponde a otro Poder.
Cuando duerme en la ciudad de Buenos Aires, el presidente de la Corte Suprema tiene a escasos metros de su cama el reloj despertador del general Juan Domingo Per¨®n en sus a?os de exilio madrile?o en Puerta de Hierro y las 21 llaves de entrada divididas en cuatro manojos. Rosatti, un entusiasta coleccionista de objetos, se hizo peronista durante la guerra de Malvinas. Ten¨ªa 27 a?os. Vio en el peronismo una gran tranquera -esa es la imagen que usa- en la que pod¨ªan entrar izquierdistas y derechistas, gente del norte y del sur, de arriba y de abajo. Rosatti hab¨ªa crecido en una familia no peronista -padre director de personal de una empresa y madre maestra-, y se recibi¨® de abogado a los 19 a?os. Hizo toda una carrera en el peronismo santafesino -de asesor legal a intendente de la capital- y tuvo dos momentos estelares en la pol¨ªtica nacional: fue vicepresidente de la Constituyente de 1994 y ministro de Justicia de Kirchner en los primeros dos a?os de Gobierno, hasta que tom¨® una d¨¦cada sab¨¢tica en su vida de Estado.
Cuando duerme en su casa de la ciudad de Santa Fe, tiene a la mano objetos de la historia de Boca: los aut¨®grafos de los jugadores que recolectaba cuando el plantel viajaba a su provincia y pasaba el d¨ªa entero en la puerta del hotel, remeras, guantes, banderines, posters, croquis de planteos t¨¢cticos o goles y hasta las manos del arquero Antonio Roma estampadas en un cuadro con base de cemento. Historia de Boca Juniors, una pasi¨®n argentina, su nuevo libro, cuenta 100 a?os de la historia del club.
P. En el libro compara esa historia de Boca con la Argentina reciente: ¡°La historia de Boca es la historia de los logros colectivos en un pa¨ªs del ¡®s¨¢lvese quien pueda¡¯, una historia de compromiso militante en el contexto del yo argentino, que es por contraste una historia que nos pone frente a la dolorosa evidencia de lo que no hemos podido llevar en el terreno de la sociedad y la pol¨ªtica¡±.
R. S¨ª, sostener algo, mantenerlo, conseguir resultados en el tiempo sobre la base del esfuerzo. Eso ha costado mucho en nuestro pa¨ªs. Dif¨ªcil encontrar continuidades. Ha habido m¨¢s rupturas, sobre todo en el siglo XX. El argentino en general expresa sus afectos, su solidaridad, la persistencia de sus sentimientos en su familia, en sus amigos y en su club de f¨²tbol. Nos gusta y nos emociona esto. Reci¨¦n ahora uno ve que hay un apasionamiento por la selecci¨®n argentina y Messi. Organizados pudimos despu¨¦s de muchos fracasos. Hasta esta selecci¨®n los hinchas argentinos hab¨ªan preferido siempre a su club. Y este es un dato que tambi¨¦n habla de nosotros como sociedad: la parte al todo.
P. Usted sostiene que Boca es una pasi¨®n m¨¢s duradera que cualquier otra pasi¨®n argentina. ?C¨®mo lleg¨® a esa conclusi¨®n?
R. Desde el punto de vista cualitativo, la pasi¨®n en el hincha, de cualquier equipo, trasciende otras pasiones. Hay pasiones sentimentales, que, bueno, pueden durar toda la vida, pero pueden no durar toda la vida. Es muy dif¨ªcil que alguien cambie de club, dir¨ªa casi imposible. Desde el punto de vista cuantitativo, Boca, desde las encuestas que hay de los a?os veinte o treinta en adelante, siempre fue el club mayoritario. Es una pasi¨®n mayoritaria. Yo no encontr¨¦ otra pasi¨®n argentina que se sostenga en el tiempo: estamos hablando de 1905 a la fecha. Si uno dice ¡°bueno, otras pasiones argentinas¡¡± Bueno, el peronismo, s¨ª. Habr¨ªa que revisar hoy cu¨¢nto de pasi¨®n tiene el peronismo. Es un fen¨®meno con altibajos, sobre todo en los ¨²ltimos a?os.
P. ?Y c¨®mo explica, pensando en esos altibajos, que el peronismo gobernante haya salido tercero en las elecciones primarias de agosto)?
R. No lo he estudiado ni lo he profundizado. Pienso que tal vez la pasi¨®n est¨¢ muy vinculada a un cierto contenido y cuando ese contenido originario va mutando y hay m¨¢s pragmatismo, bueno, entonces es m¨¢s la raz¨®n que la pasi¨®n.
P. ?Cuando form¨® parte del Gobierno de los Kirchner no sent¨ªa que participaba de una ¨¦pica?
R. S¨ª. Los dos primeros a?os que yo estuve, s¨ª. Los dos primeros a?os del gobierno de (Ra¨²l) Alfons¨ªn [presidente entre 1983-1989} y los dos primeros a?os del Gobierno de N¨¦stor Kirchner me parecen que fueron dos, digamos, per¨ªodos breves de una enorme ¨¦pica y entusiasmo. Nosotros trabaj¨¢bamos con el tema de deuda externa y lo hac¨ªamos con una enorme pasi¨®n porque se nos dec¨ªa que la Argentina necesitaba treinta o cuarenta a?os para salir.
P. ?D¨®nde ubicar¨ªa el fin de esa ¨¦pica?
R. Yo me fui en 2005.
P. Le¨ªa los diarios, estaba al tanto de lo que ocurr¨ªa.
R. La verdad que nunca problematic¨¦ ese tema. Y cuando me fui y volv¨ª a Santa Fe me dediqu¨¦ a mi profesi¨®n.
P. ?Mantiene la afiliaci¨®n al peronismo?
R. No, uno cuando empieza en la Justicia la tiene que cortar y adem¨¢s olvidarse de eso. Las veinte verdades ahora son la Constituci¨®n. La ¨²nica foto que yo tengo en mi escritorio con un pol¨ªtico es con Alfons¨ªn, con quien compart¨ª la Convenci¨®n Constituyente de 1994, que fue el ¨²ltimo acto pol¨ªtico para lograr el consenso. Despu¨¦s de la Convenci¨®n del ¡®94, nunca vi una asamblea que reuniera tantas opiniones diferentes que terminaran jurando la misma Constituci¨®n.
P. ?Usted dej¨® de adherir a las ideas del peronismo?
R. Deber¨ªamos conversar sobre qu¨¦ se entiende hoy por el peronismo. Decir hoy ¡°ser peronista¡± es como decir ¡°soy argentino¡±. No quiero rehuir a la sustancia de su pregunta, dir¨ªa que adhiero al esp¨ªritu de la Constituci¨®n. Y la Constituci¨®n tiene un programa de gobierno y tiene un programa de relaci¨®n entre la sociedad y el Estado, que es el capitalismo humanizado. Yo a eso adhiero. Adhiero a la visi¨®n espiritualista en el tratamiento del medioambiente y a todo lo que est¨¢ en la Constituci¨®n en varios art¨ªculos que se incorporaron en la Reforma del ¡®94.
P. Macri, que lo nombr¨® como parte de una representaci¨®n peronista, dice en sus memorias de presidente que se arrepinti¨® de la designaci¨®n.
R. Es el mejor elogio que le pueden hacer a un juez. Que digan ¡°no vot¨® como yo quer¨ªa¡±. No quiero ironizar de ninguna manera.
P. ?Usted cree que se equivoc¨® en aceptar la designaci¨®n por decreto?
R. Yo no asum¨ª hasta que no tuve el acuerdo del Senado. Ten¨ªamos la decisi¨®n con Carlos Rosenkrantz (otro de los jueces) de no asumir si no ten¨ªamos el acuerdo del Senado. Nuestros pliegos fueron los m¨¢s votados en la historia del Poder Judicial en Argentina, a nivel de Corte. Yo tuve sesenta votos del Senado sobre un total de setenta y dos.
P. Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner se ha pronunciado de diversas maneras sobre la Corte este a?o: la ha llamado ¡°un mamarracho indigno¡±, una ¡°mafia pol¨ªtico judicial¡±- y propuso un nuevo dise?o institucional que contemple una remoci¨®n de jueces para quitarle lo que cree que son vestigios mon¨¢rquicos. ?Usted est¨¢ abierto a esta discusi¨®n?
R. No, no me expreso sobre opiniones ajenas. Yo creo que es una discusi¨®n muy profunda. El dise?o de la divisi¨®n de poderes, digamos, que program¨® Montesquieu hace varios siglos, es un dise?o que cada tanto cruje. Lo mismo que los l¨ªmites de la democracia para resolver los problemas concretos de la gente. Cada tanto hay tensiones. Hay pa¨ªses donde los jueces son elegidos por la ciudadan¨ªa. Son modelos. Hay controles de constitucionalidad, que es lo que hace fundamentalmente la Corte argentina, la Corte norteamericana, que en otros pa¨ªses funcionan de otra manera. Los controles son m¨¢s parlamentarios que judiciales. No veo en eso algo dram¨¢tico. Hay que considerarlo, hay que verlo, como todo. Eso requiere una reforma constitucional. Y las reformas constitucionales se pueden concretar con much¨ªsimos acuerdos de la pol¨ªtica.
P. Uno de los cuestionamientos a la Corte desde el cristinismo es la demora en fallar en la causa por la venta de d¨®lares a futuro. La C¨¢mara Federal de Casaci¨®n ya dictamin¨® que no se pueden juzgar decisiones de pol¨ªtica econ¨®mica y el tema est¨¢ en la Corte desde hace m¨¢s de dos a?os.
R. La Corte no tiene un tribunal por encima. Entonces, para lograr un resultado, hay que tener consenso. Los votos necesarios. No es tan sencillo. Mire, lo de ¡°va r¨¢pido, va lento¡± yo lo escuch¨¦ en todas las ¨¦pocas de la historia argentina, de la Corte y de los tribunales.
P. El Gobierno cree que la Corte ha excedido sus facultades en la condena a la Naci¨®n a elevar la parte de los impuestos que env¨ªa a la ciudad de Buenos Aires y le inici¨® un juicio pol¨ªtico a principios de este a?o.
R. Yo creo que no me corresponde opinar. El juicio pol¨ªtico es una instituci¨®n, est¨¢ en la Constituci¨®n, es una atribuci¨®n del Congreso. La Corte ha prestado su colaboraci¨®n total en todos los informes que se han pedido.
P. El primero de marzo, en el inicio de las sesiones ordinarias del Congreso, el presidente Fern¨¢ndez critic¨® severamente a la Corte. ?Qu¨¦ fue lo que m¨¢s le llam¨® la atenci¨®n de las cosas que escuch¨® en persona?
R. Todos los primeros de marzo hay que estar porque nosotros representamos al Poder Judicial. Solamente habla el presidente. Est¨¢ en su derecho de decir lo que quiera decir.
P. Pero usted que fue ministro de esa fuerza pol¨ªtica ?le resulta indiferente las cosas que dijo?
R. A m¨ª lo ¨²nico que me enerva es cuando se violenta la Constituci¨®n. Yo tengo mucha paz interior. Soy un ser humano muy feliz, muy agradecido de la vida. Tengo mi pasi¨®n, mis inquietudes, mis hobbies. A m¨ª s¨®lo me corren de la l¨ªnea las desventuras que puedan tener mis afectos. Todo lo dem¨¢s, no. No son momentos agradables, no voy a decir que me da lo mismo. No me da lo mismo. Pero a mi me pone m¨¢s nervioso que Boca pierda la final de la Libertadores¡
P. ?M¨¢s que el discurso de Fern¨¢ndez?
R. S¨ª, porque es mi mundo, el mundo de mis afectos. Lo otro es el mundo de la responsabilidad. Soy due?o de lo que digo y lo que callo.
P. ?Su intenci¨®n y voluntad es seguir en la Corte?
R. S¨ª, mi intenci¨®n es seguir hasta los 75 a?os.?Vio que hay gente que detesta la rutina y hay gente que ama la rutina? Yo soy de los que ama la rutina y para m¨ª la rutina es levantarme, ba?arme, afeitarme, tomar mates con mi mujer e ir a trabajar. De la casa al trabajo y del trabajo a la casa. Esa es mi vida.
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