Ni Marx ni Hegel han muerto

Pues parece que Marx no ha muerto y Hegel, tampoco. Hay quien sostiene que el verdadero marxismo, el que describe la econom¨ªa capitalista, ha sido mejor comprendido por las patronales que por los partidos y sindicatos de izquierda. En el campo de la filosof¨ªa, en cambio, es la izquierda la que sigue mirando a Marx y Engels.

Coinciden en las librer¨ªas diversos textos de inspiraci¨®n marxista. As¨ª, las lecciones sobre dial¨¦ctica negativa de Adorno, un volumen sobre comunicaci¨®n de Francisco Sierra Caballero, un texto de Manuel Sacrist¨¢n, una antolog¨ªa de Iris Murdoch en la que se confrontan existencialismo y marxismo y un compilatorio de Emilio Lled¨® que, pese al t¨ªtulo, ofrece mucho m¨¢s, incluido el cap¨ªtulo ¡®Recuerdo del marxismo¡¯. Finalmente, las conversaciones entre Canfora y Gustavo Zagrebelsky, sobre la pol¨ªtica del presente.

El volumen de Adorno recoge diez de las 20 lecciones del curso 1965-66, grabadas y transcritas, y los apuntes para las otras diez clases, cuyas grabaciones no se conservan. Desarrolla la idea de que la dial¨¦ctica s¨®lo puede ser negativa. ¡°Dial¨¦ctica y teor¨ªa cr¨ªtica son lo mismo¡±, en lo que coincide con Sacrist¨¢n.

Pero Adorno va m¨¢s all¨¢. Apenas empieza la primera lecci¨®n se pregunta si es a¨²n posible la investigaci¨®n en filosof¨ªa, un campo en el que, sostiene, importan tanto el proceso como el resultado. La filosof¨ªa es una actividad cr¨ªtica, aunque ¡°puede entre otras muchas funciones ejercer tambi¨¦n la de idiotizar¡±, porque ¡°hoy ya no es posible la presuposici¨®n positiva de que lo real es racional; es decir, de que lo que existe tiene un sentido¡±. Y a?ade: ¡°Una filosof¨ªa que permaneciera ciega frente a esto y que (...) afirmara que, a pesar de todo, hay un sentido, me parece realmente inadmisible en un ser humano que no haya sido a¨²n totalmente idiotizado por la filosof¨ªa¡±. El sentido del mundo, tras los acontecimientos vividos en el siglo XX, ¡°es algo que ya no puede de ning¨²n modo afirmarse¡±. De ah¨ª que, a la pregunta de si ¡°la filosof¨ªa es a¨²n posible¡±, responda que, si lo es, tiene que ser como ¡°sistema¡±, pese a los fracasos de los ¨²ltimos intentos (Husserl, Heidegger) impotentes frente a Nietzsche.

Adorno busca evitar el pesimismo respecto al futuro, tras constatar que ¡°el progreso de la historia¡± no es ya un dogma ni conviene pensar ¡°en la revoluci¨®n como algo inminente¡±. No es un llamamiento a la pasividad. Cabe pensar y actuar, siempre que no se piense que la funci¨®n del fil¨®sofo es construir barricadas. Se ha malinterpretado, asegura, la tesis once de Marx sobre Feuerbach (¡°los fil¨®sofos hasta ahora han intentado comprender el mundo, la cuesti¨®n, sin embargo, es cambiarlo¡±): no es llamamiento a renunciar a la teor¨ªa porque ¡°conviene no confundir la praxis con la pseudoactividad¡±, una afirmaci¨®n que utilizar¨ªa m¨¢s tarde contra algunas protestas estudiantiles de los sesenta.

El libro de Sacrist¨¢n se divide en tres partes. La primera es una conferencia que pronunci¨® en 1978 en la Fundaci¨®n Mir¨® de Barcelona, grabada por Juan Ram¨®n Capella y Jorge Vigil. En su d¨ªa se reprodujo en el n¨²mero 2 de la revista Mientras tanto. La segunda es el coloquio posterior, que proporciona notable informaci¨®n sobre Marx como cient¨ªfico y sobre el contexto de su producci¨®n. La tercera parte son las notas a?adidas al volumen por Salvador L¨®pez Arnal y David Vila. Si el pr¨®logo es breve, las notas son abundantes, meticulosas y de gran inter¨¦s. Hilvanadas de otro modo, hubieran podido ser un libro independiente.

Sostiene Sacrist¨¢n que Marx fue un cient¨ªfico gracias a su conocimiento de Hegel, al que ley¨® en su juventud con el esp¨ªritu de los ¡°hegelianos de izquierda¡± y volvi¨® a ¨¦l en su madurez, a ra¨ªz de sus pol¨¦micas con los proudhonianos. Es esta segunda aproximaci¨®n a la dial¨¦ctica lo que consolida el cientificismo de Marx.

Aunque la brevedad de la conferencia pueda sugerir que se trata de un texto menor, la densidad (que no equivale a oscuridad) muestra lo contrario. Varios pensadores (los editores citan a Francisco Fern¨¢ndez-Buey, Juan-Ram¨®n Capella, Javier Muguerza, Miguel Candel y Antoni Dom¨¨nech) lo han considerado ¡°una de las mayores aportaciones filos¨®ficas¡± de Sacrist¨¢n.

La idea que fructifica en Marx, se?ala Sacrist¨¢n, es ¡°la de ciencia como cr¨ªtica (principalmente como cr¨ªtica de la ciencia anterior)¡±, lo que le facilita ¡°la inauguraci¨®n del an¨¢lisis ideol¨®gico de los productos cient¨ªficos y tambi¨¦n la consideraci¨®n sociol¨®gica de la ciencia como fuerza productiva¡±. Al respecto resulta de especial inter¨¦s la nota 23 de los editores, que ampl¨ªa la informaci¨®n sobre ¡°el an¨¢lisis ideol¨®gico de los productos cient¨ªficos¡± desde la perspectiva inaugurada por Marx.

Sierra Caballero maneja una informaci¨®n notable, como lo demuestran las citas (excesivas) y la abundante bibliograf¨ªa. Analiza la comunicaci¨®n y la formaci¨®n de opini¨®n desde una perspectiva marxista, con especial atenci¨®n a la Escuela de Fr¨¢ncfort y a Gramsci. Otro asunto es la exposici¨®n. Las frases son tan largas y con tantas subordinadas que resulta dif¨ªcil seguir el texto. Vamos, que la lectura es una paliza. ?l mismo se pierde en ocasiones, de modo que una oraci¨®n con varios sujetos lleva el verbo en singular, tal es la distancia que hay entre sujetos y predicado. En varias ocasiones anota que deja asuntos pendientes por falta de espacio. Algo dif¨ªcil de aceptar en un volumen de casi 500 p¨¢ginas que incluyen el resumen de varias obras de Bertolt Brecht. Da la impresi¨®n de que la redacci¨®n responde a momentos diversos porque el ritmo narrativo var¨ªa considerablemente. Tampoco ayuda que se utilice un vocabulario academicista alejado del lenguaje ordinario. El caso m¨¢s extra?o es la definici¨®n de comunismo como ¡°el estudio de lo com¨²n¡±. En fin, un libro interesante, si se supera la aridez de la prosa.

El volumen de Iris Murdoch recoge diversos textos de la autora de los a?os cincuenta, centrados en el pensamiento existencialista con atenci¨®n especial a Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Gabriel Marcel y, tangencialmente, Albert Camus y Maurice Merleau-Ponty. Describe la relaci¨®n entre existencialismo y marxismo y la posibilidad de que la filosof¨ªa se exprese a trav¨¦s de la ficci¨®n. Para ella, el uso de los ¡°modos literarios es un s¨ªntoma del viraje que la filosof¨ªa en su totalidad est¨¢ protagonizando en la actualidad¡±. En realidad ¡°el novelista es par excellence quien describe sin prejuicios le monde v¨¦cu¡± (el franc¨¦s y la cursiva son de Murdoch).

No es extra?o que la autora se planteara estos asuntos. Ella misma cultiv¨® la novela y la filosof¨ªa que hab¨ªa estudiado en Cambridge con Ludwig Wittgenstein. En varios momentos se?ala la distancia entre la filosof¨ªa continental, con sus ra¨ªces en Kant y Hegel, y la insular, que considera a Hegel, dice, una curiosidad hist¨®rica, pese a que ¡°en cuanto al m¨¦todo, todos somos hegelianos en la actualidad; pero el espectro que se esconde detr¨¢s es Kant¡±.

Apunta Murdoch la voluntad, no siempre lograda, de distinguir entre moral y pol¨ªtica: ¡°Queremos pensar moralmente la pol¨ªtica, pero nuestras categor¨ªas morales son confusas y nuestras categor¨ªas pol¨ªticas est¨¢n vac¨ªas¡±. Se?ala tambi¨¦n las coincidencias y divergencias entre existencialistas y marxistas que ¡°son en realidad primos filos¨®ficos¡±. La principal cr¨ªtica marxista al existencialismo la toma de Lukacs, para quien este tipo de pensamiento era ¡°la ideolog¨ªa de los intelectuales burgueses europeos¡±.

Fidelidad a Grecia, de Emilio Lled¨®, es un libro curioso en su trayectoria. Apareci¨® en 2105 en la editorial vallisoletana Cuatro Ediciones. Lo ha reeditado ahora Taurus y, en pocos meses, ha necesitado dos reediciones. Agrupa art¨ªculos aparentemente diversos: Grecia, por supuesto, pero tambi¨¦n Giner de los R¨ªos, Machado, Mar¨ªa Zambrano o la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, a la vez que la memoria, la escritura, el lenguaje, la amistad, la educaci¨®n. En realidad, Lled¨®, hable de lo que hable, lo hace para iluminar el presente.

La relaci¨®n entre el texto filos¨®fico y el mito, que ocupa las primeras p¨¢ginas, enlaza con las preocupaciones de Murdoch sobre la relaci¨®n entre filosof¨ªa y ficci¨®n. De ah¨ª que Lled¨® no dude en abordar la filosof¨ªa navegando con Plat¨®n, Arist¨®teles o Epicuro y tambi¨¦n junto a Homero y Hes¨ªodo, del mismo modo que en los tiempos modernos se apoya en Giner de los R¨ªos o en Antonio Machado.

Tiene Lled¨® algo claro: la inteligencia de la palabra escrita necesita de la inteligencia del lector que le devuelve la vida. Palabras que abren un camino que s¨®lo puede ser recorrido con la educaci¨®n en libertad, t¨¦rmino cuyo sentido conviene no pervertir. ¡°Suena, entre otras cosas, grotesco el lema de la libertad de los padres para elegir la escuela de sus hijos, cuando esa elecci¨®n es, sobre todo, una manifestaci¨®n de clasismo, de diferencias econ¨®micas, ocultada bajo ese demag¨®gico grito de una vana y falsificada libertad¡±, advierte. Y a?ade una cita de Arist¨®teles: ¡°Puesto que toda ciudad tiene un solo fin, es claro que la educaci¨®n tiene que ser una y la misma para todos los ciudadanos y que el cuidado de ella deber ser cosa de la comunidad y no privada¡±.

Grecia, las nociones griegas de democracia, aristocracia, oligarqu¨ªa, son el eje de la reflexi¨®n del volumen que recoge varias conversaciones entre Luciano Canfora y Gustavo Zagrebelsky. El primero es catedr¨¢tico em¨¦rito de la Universidad de Bari y especialista en el mundo antiguo, pero se ha ocupado ampliamente del pensamiento contempor¨¢neo, siempre desde una perspectiva de izquierdas. El segundo ha sido presidente del Tribunal Constitucional italiano y profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Tur¨ªn. Coordina la charla Geminello Preterossi, catedr¨¢tico de Filosof¨ªa del Derecho en Salerno.

El punto de partida es la crisis de la democracia en la Europa presente, en la medida en que la capacidad de decisi¨®n en diversas materias que determinan la vida en com¨²n ha pasado del Estado naci¨®n a las instituciones europeas y, con frecuencia, a centros de decisi¨®n que no han sido democr¨¢ticamente elegidos y, por lo tanto, escapan al control ciudadano. ¡°Los verdaderos lugares del poder se han sustra¨ªdo a la visi¨®n (...) lo que significa que sabemos de la existencia de instituciones y lugares, pero no los podemos alcanzar porque a nosotros no nos responden¡±. Y, en el ¨²ltimo cap¨ªtulo, la incidencia de estos factores sobre los populismos.

Pese a que lo ocurrido supone p¨¦rdida democr¨¢tica, hay espacio para la esperanza en la medida en que los nuevos poderes son conscientes de que la democracia es un valor en s¨ª mismo, de modo que los ¨¢mbitos de representaci¨®n aletargados siempre pueden ser vivificados. El problema ahora, se?ala Zagrebelsky, es ¡°c¨®mo reconstruir una dimensi¨®n de lo pol¨ªtico adecuada a los problemas de hoy¡±, una vez se ha quebrado el nexo entre democracia y estados nacionales.

La perspectiva inmediata no es optimista, pero frente a ella cabe seguir ¡°difundiendo conciencia¡±, sostiene Canfora, sobre todo, coincidiendo con Lled¨®, en la escuela: ¡°La ¨²ltima trinchera de la libertad¡±.