Fama y leyenda de Abate Marchena
Por ser republicano, federalista y anticlerical, la izquierda actual podr¨ªa verle como uno de los suyos; en cambio, su liberalismo econ¨®mico le sit¨²a en la derecha liberal
A la memoria de Jean-Ren¨¦ Aymes
Se cumplen 200 a?os de la muerte del escritor y pol¨ªtico revolucionario Jos¨¦ Marchena y Ruiz de Cueto, ocurrida en Madrid el 31 de enero de 1821, en pleno Trienio Liberal. Aunque se le conoce como Abate Marchena, este sobrenombre tard¨ªo est¨¢ tan alejado de su condici¨®n de librepensador y ateo militante que parece una m¨¢s de esas extravagancias que le acompa?aron durante toda su vida de aventuras, exilios y persecuciones.
Naci¨® en Utrera (Sevilla) en 1768, pas¨® casi la mitad de su vida en Francia, adonde huy¨® en 1792 al saberse perseguido por la Inquisici¨®n. Su entusiasmo por las ideas revolucionarias no le libr¨® de la c¨¢rcel cuando Robespierre puso fuera de la ley a los girondinos, con los que simpatizaba Marchena, que pas¨® m¨¢s de un a?o en la prisi¨®n parisiense de la Conciergerie en la ¨¦poca del Terror. Revolucionario en Espa?a, girondino en la Francia jacobina, afrancesado a su regreso en 1808 como funcionario de Jos¨¦ Bonaparte, la derrota napole¨®nica en 1814 le llev¨® de nuevo al exilio, esta vez en el sur de Francia. Conspir¨® contra Fernando VII, del que dec¨ªa que era hijo de un cochero; tradujo al espa?ol a los principales autores de la Ilustraci¨®n y protagoniz¨® alg¨²n sonado altercado con las nuevas autoridades francesas. Morat¨ªn se hizo eco de su detenci¨®n en Nimes en 1817: ¡°D¨ªcese que le juzgar¨¢ un consejo de guerra a causa de que insult¨® y desafi¨® a todo un cuerpo de guardia¡±. El pronunciamiento de Riego en 1820 le permiti¨® regresar a Espa?a y librar sus ¨²ltimas batallas pol¨ªticas en el campo del liberalismo radical. Poco antes de morir, public¨® una carta en la prensa que conten¨ªa un balance de toda su vida de luchador y heterodoxo. Frente a quienes le tachaban de anarquista, record¨® los meses que pas¨® en la c¨¢rcel en tiempos de Robespierre, una de sus bestias negras. ¡°Mas nunca los excesos del populacho me har¨¢n olvidar los imprescriptibles derechos del pueblo¡±, conclu¨ªa su carta, que, dada la cercan¨ªa de su muerte, ten¨ªa mucho de testamento pol¨ªtico.
Marchena fue un adelantado a su tiempo. Liberal antes del liberalismo, su principal modelo, tras desenga?arse de la Revoluci¨®n Francesa, fueron los Estados Unidos de Am¨¦rica. Su temprano federalismo explica el inter¨¦s que mostr¨® por el r¨¦gimen foral de las provincias vascas, a las que describi¨® como una sociedad libre y pr¨®spera en un largo ensayo publicado en Francia en 1809 y traducido al alem¨¢n ese mismo a?o. Este importante texto, en las ant¨ªpodas de la tradici¨®n centralista del liberalismo espa?ol ¡ªtambi¨¦n en esto fue Marchena heterodoxo¡ª, ver¨¢ la luz muy pronto en la edici¨®n de su Obra francesa, que prepara la editorial Laetoli en colaboraci¨®n con el Museo Valenciano de la Ilustraci¨®n y de la Modernidad y que permitir¨¢ disponer de la parte menos conocida de su obra original.
Su pensamiento pol¨ªtico, econ¨®mico y filos¨®fico tuvo m¨¢s matices y recovecos de lo que podr¨ªa sugerir su fama revolucionaria. En econom¨ªa fue un liberal a ultranza, que rechazaba como contraproducente toda intervenci¨®n del Estado, incluso en momentos de crisis. Su heterodoxia religiosa no le impidi¨® reconciliarse con la Iglesia en el ¨²ltimo momento; por el contrario, su fobia antiborb¨®nica no hizo excepciones, ni siquiera con Carlos III. Por su condici¨®n de republicano, federalista y anticlerical, la izquierda actual podr¨ªa verle como uno de los suyos; en cambio, su liberalismo econ¨®mico y su aversi¨®n al ¡°populacho¡± lo ubicar¨ªan en la derecha liberal. Todo ello nos recuerda lo est¨¦ril que resulta proyectar sobre el pasado las categor¨ªas pol¨ªticas del tiempo presente.
Men¨¦ndez Pelayo se?al¨® en su d¨ªa su inmensa cultura y su afici¨®n a las bromas literarias, como el falso fragmento del Satiric¨®n de Petronio que escribi¨® en lat¨ªn y public¨® en Suiza en 1800 para asombro y admiraci¨®n de algunos sabios europeos, que no dudaron de su autenticidad. Yo mismo tuve en mis manos hace poco un manuscrito con textos de varios autores que inclu¨ªa unos versos aut¨®grafos de Marchena, escritos en franc¨¦s, espa?ol, italiano, lat¨ªn y s¨¢nscrito, y dedicados a la esposa de un general napole¨®nico en plena guerra de la Independencia. Otro de sus divertimentos literarios tuvo como destinatario a un jabal¨ª que viv¨ªa con ¨¦l, hasta que un accidente dom¨¦stico le oblig¨® a sacrificarlo. El infortunado recibi¨® un sentido homenaje en un banquete que Marchena dio a sus amigos, en el que el jabal¨ª fue el plato principal y el motivo de unos versos en lat¨ªn que su amo recit¨® a los postres.
Este tipo de lances explica que el mal llamado abate acabara siendo m¨¢s famoso por sus ocurrencias que apreciado por la val¨ªa indiscutible de su obra. Hoy, cuando se cumplen 200 a?os de su muerte y est¨¢n a punto de ver la luz en espa?ol sus escritos en franc¨¦s, parece obligado recordar la vida y reivindicar el pensamiento, siempre contracorriente, de quien fue uno de los m¨¢s originales precursores de la Espa?a contempor¨¢nea.
Juan Francisco Fuentes es catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea en la Universidad Complutense de Madrid.
¡®Obra francesa. Escritos del primer exilio¡¯. Jos¨¦ Marchena. Traducci¨®n de Pilar Aguilera, Bernat Castany Prado y Jos¨¦ Javier R¨®dr¨ªguez. Editorial Laetoli, 2021. 398 p¨¢ginas. 22 euros.
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