La mano oculta del pasado y del presente
Hitler y el nazismo son alimento continuo para la teor¨ªa de la conspiraci¨®n. El historiador Richard J. Evans analiza un universo de bulos que llega hasta nuestros d¨ªas
Las fantas¨ªas conspiratorias existen desde hace mucho. Adquirieron nuevas formas en el siglo XX y en esta ¨¦poca de redes sociales e incertidumbre sobre la verdad o falsedad son cada vez m¨¢s populares y recurrentes.
Adolf Hitler promovi¨® ese estilo paranoide de ver el mundo, fue un gran manipulador y el revisionismo sobre su obra, vida y muerte le ha devuelto con creces lo que ¨¦l sembr¨®. De secretos, mentiras y mitos se nutren muchas de las opiniones sobre el Tercer Reich. Lo que hace en este libro Richard J. Evans, reconocido especialista de ese periodo, es ordenar las principales teor¨ªas conspirativas que Hitler y los nazis han generado en la cultura occidental.
En las teor¨ªas de la conspiraci¨®n de temas hist¨®ricos, seg¨²n el autor brit¨¢nico, suelen ocupar un papel relevante los documentos censurados o perdidos y los archivos inaccesibles. Y todas ellas presentan caracter¨ªsticas comunes porque detr¨¢s de los grandes acontecimientos hist¨®ricos siempre hay fuerzas ocultas, falsificaci¨®n deliberada de pruebas por parte de poderosos perpetradores, desaparici¨®n de testigos de forma interesada o asesinados y ¡°la creencia de que si alguien se beneficia de un hecho, tiene que haberlo causado¡±.
Para comprobar hasta qu¨¦ punto la imaginaci¨®n paranoide se ha centrado en Hitler y los nazis, Evans examina cinco supuestas conspiraciones: la falsificaci¨®n antisemita de Los protocolos de los sabios de Sion y su uso como ¡°justificaci¨®n del genocidio¡±; la leyenda de la ¡°pu?alada por la espalda¡±, que atribuy¨® la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial a un complot para socavar la resistencia de las fuerzas armadas en el frente y hacer la revoluci¨®n en la retaguardia; el incendio que destruy¨® el Reichstag, en la noche del 27 de febrero de 1933, que proporcion¨® a Hitler el pretexto para avanzar hacia la dictadura nazi, n¨²cleo de dos teor¨ªas conspirativas diametralmente opuestas, la nazi y la comunista; el viaje de Rudolf Hess a Escocia el 10 de mayo de 1941 con una oferta de paz para los brit¨¢nicos que habr¨ªa puesto fin a la guerra m¨¢s destructiva de la historia; y la huida de Hitler del b¨²nker de Berl¨ªn para vivir el resto de sus d¨ªas tranquilamente en Argentina, fantasiosa e incre¨ªble, que aliment¨® la reputaci¨®n del l¨ªder nazi como un genio y no como un cobarde y suicida frente a las tropas del Ej¨¦rcito Rojo que entraban en Berl¨ªn en abril de 1945.
Las teor¨ªas de la conspiraci¨®n evitan a sus seguidores tener que pensar, basta ver todos los conflictos del mundo como consecuencia de la actuaci¨®n malvada de un grupo de conjurados que, para Hitler y los nazis, fueron casi siempre los jud¨ªos. Eran una minor¨ªa en Alemania, apenas un 1% de la poblaci¨®n, pero dominaban el comercio y la industria, las profesiones acad¨¦micas, la cultura y las artes. Y el socialismo, el comunismo y la Rep¨²blica de Weimar fueron una creaci¨®n jud¨ªa que justificaba todas las medidas antisemitas hasta el exterminio.
La idea de una conspiraci¨®n mundial de los jud¨ªos, comprometidos con la destrucci¨®n de Alemania, fue difundida por decenas de publicaciones. Daba igual que Los protocolos fueran una invenci¨®n ¡°grosera¡±. Como hab¨ªa dicho el propio Hitler, la prueba de su verdad no deb¨ªa buscarse en el documento en s¨ª, sino en la historia permanente de conspiraciones y tramas de los jud¨ªos en los ¨²ltimos dos siglos.
Richard J. Evans examina con detalle, en el texto y en cientos de notas, todas esas f¨¢bulas, ficciones, fantas¨ªas y falsificaciones. Para las teor¨ªas conspirativas no importa que los hechos sean ciertos o falsos, basados en pruebas inventadas o falsificadas, porque lo que hacen es revelar una ¡°verdad esencial¡± o ¡°verdades subyacentes¡± que no dependen de ninguna verificaci¨®n emp¨ªrica.
Desde?an los estudios acad¨¦micos de mayor aceptaci¨®n por ser ¡°oficiales¡±, ¡°como si los miles de historiadores y periodistas de investigaci¨®n hubieran sido sobornados en su totalidad por los gobiernos para contar mentiras, o bien la propaganda que los Estados controlan los hubiera enga?ado¡±. Esos grupos de conocimiento alternativo, que defienden la supervivencia de Hitler, la leyenda de la pu?alada por la espalda o niegan el Holocausto, no debaten entre s¨ª y concentran sus dardos contra los historiadores que califican de ¡°tradicionalistas¡±, representantes del ¡°conocimiento oficial¡±.
Miles de personas siguen esas extravagantes ideas y realidades virtuales en vez de enfrentarse a la complejidad de lo que los historiadores ofrecemos a trav¨¦s de un examen minucioso de las pruebas que precisa mucho trabajo y el abandono a menudo de prejuicios y concepciones previas. Ya lo advirti¨® Tzvetan Todorov hace m¨¢s de dos d¨¦cadas: hay una distinci¨®n ¡°entre la recuperaci¨®n del pasado y su subsiguiente utilizaci¨®n¡±. Y en esa utilizaci¨®n la historia ya no cae solo bajo el exclusivo ¨¢mbito del historiador profesional y es tratada cada vez m¨¢s en los medios de comunicaci¨®n, en los documentales, en las redes sociales y en la ficci¨®n.
Hitler y otros antisemitas, como la mayor¨ªa de los seguidores de las teor¨ªas de la conspiraci¨®n en la actualidad, ¡°viv¨ªan dentro de un capullo ideol¨®gico herm¨¦ticamente sellado, inmune a las cr¨ªticas racionales¡±. De ah¨ª que resulte tan dif¨ªcil dar valor al conocimiento razonado y argumentado frente a las opiniones inventadas o falsificadas. En el siglo XX o en la era de ¡°posverdad¡± y ¡°hechos alternativos¡± de Trump, Orb¨¢n, Bolsonaro o Putin. Todo un desaf¨ªo para los historiadores.
Hitler y las teor¨ªas de la conspiraci¨®n. El Tercer Reich y la imaginaci¨®n paranoide
Autor: Richard J. Evans. Traducci¨®n de Gonzalo Garc¨ªa.
Editorial: Cr¨ªtica, 2021.
Formato: 316 p¨¢ginas. 22,90 euros.
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