Un mundo no tan feliz
Alejandro Gaviria plantea una ex¨¦gesis de la obra de Aldous Huxley, que acaba convirtiendo en una reflexi¨®n ¨ªntima sobre la identidad del yo y la vida en comunidad
Una invitaci¨®n a aprender, ¡°a hacer del aprendizaje una forma de vida¡±, quiz¨¢s la mejor de todas las posibles. As¨ª resume Alejandro Gaviria el contenido de su ¨²ltimo libro, construido como una investigaci¨®n en torno a la obra y la vida de Aldous Huxley, pero tambi¨¦n, y sobre todo, como una introspecci¨®n del propio autor sobre el misterio de la vida¡ y de la muerte.
Colombiano de naci¨®n y chileno de nacimiento, Gaviria es rector de la Universidad de los Andes, que goza de justificada fama entre los centros de excelencia educativa de Am¨¦rica Latina. Durante seis a?os, se desempe?¨® como ministro de Salud y Protecci¨®n Social del Gobierno de Juan Manuel Santos. Desde ese cargo legaliz¨® el uso de la marihuana medicinal y ¨¦l mismo se administr¨® gotas de aceite de cannabis para paliar los efectos secundarios de la quimioterapia mediante la cual luch¨® contra un c¨¢ncer linf¨¢tico. Escritor de fama desde que public¨® Hoy es siempre todav¨ªa, un honesto relato sobre su relaci¨®n con la enfermedad, es un ensayista admirado y, como tal, un lector infatigable y sagaz.
La obra que comentamos, escrita durante el confinamiento impuesto por la pandemia, aborda una ex¨¦gesis de la ¨²ltima novela de Huxley, autor de referencia en la ciencia ficci¨®n desde mediados del siglo pasado. Pero no solo eso: fue en realidad uno de los pensadores m¨¢s influyentes de la ¨²ltima centuria, un visionario irrepetible y un cr¨ªtico mordaz de la sociedad que le toc¨® vivir. Gaviria lo describe en todas sus contradicciones: esc¨¦ptico y optimista a un tiempo; ac¨¦rrimo cr¨ªtico de las insuficiencias cient¨ªficas y las perversiones burocr¨¢ticas; un aut¨¦ntico anarquista del pensamiento, pero enemigo al tiempo de la violencia que domina a las revoluciones. Sin embargo, y pese a la admiraci¨®n incondicional que parece profesarle, Huxley acaba siendo poco m¨¢s que un pretexto para que el firmante del ensayo desarrolle una conversaci¨®n consigo mismo en torno a cuestiones relevantes para la identidad del yo y la vida en comunidad.
Huxley es descrito en todas sus contradicciones: esc¨¦ptico y optimista, anarquista del pensamiento pero enemigo al tiempo de la violencia que domina a las revoluciones.
Estructurado en ocho trancos, a modo de grandes zancadas que permiten sortear problemas fundamentales, la obra comienza describiendo 10 razones para un pesimismo c¨®smico, entre las que destaca el hecho de que la humanidad ¡°es una especie que ama la libertad, pero a?ora las cadenas¡±. El dec¨¢logo explica adem¨¢s lo dif¨ªcil que resulta interrogarse sobre nuestra trascendencia cuando solo somos ¡°artefactos desechables¡± de un c¨®digo gen¨¦tico que es lo ¨²nico de nuestras vidas destinado a la permanencia. Evocando a Jos¨¦ Emilio Pacheco, resalta que vivir no es otra cosa que ir muri¨¦ndose. La ¨²nica defensa frente a destino tan lamentable, que a ratos recuerda la desesperaci¨®n sartriana, la encuentra el autor en los canturreos de los p¨¢jaros descritos en la novela La isla, la ¨²ltima obra de ficci¨®n de Huxley: en sus trinos predican atenci¨®n y compasi¨®n. Sobre esta ¨²ltima, entendida como solidaridad con cuantos comparten nuestro com¨²n e inevitable destino final, se edifica enseguida el resto del libro, dedicado a reivindicar un cierto optimismo en medio de las ruinas que lo inician. A ello responde en definitiva su t¨ªtulo: Otro fin del mundo es posible.
A partir de ah¨ª comienza una revisi¨®n de lo que podr¨ªamos denominar temario permanente de los escritos huxleyanos. La reivindicaci¨®n de un sistema verdaderamente democr¨¢tico que garantice la salud p¨²blica y la educaci¨®n de calidad; la legalizaci¨®n de las drogas y el elogio de los psicotr¨®picos como poderosos ayudantes en nuestra lucha por la sobrevivencia y contra el dolor, o la alerta sobre la crisis del medio ambiente, que el ingl¨¦s relacionaba m¨¢s con la superpoblaci¨®n que con el calentamiento global, forman parte de un temario obviamente actual del que ya se ocupaba hace m¨¢s de 60 a?os. Huxley fue un profeta civil que se adelant¨® a su tiempo, y en el cat¨¢logo de estos futuribles solo echamos a faltar la insurgencia del movimiento feminista.
La prosa de Alejandro Gaviria es a la vez en¨¦rgica y cautivadora. No creo yo que haya muchos pol¨ªticos, desde luego, no en la Espa?a de ahora, que sean capaces de escribir con la elegancia y la rotundidad que ¨¦l lo hace a la hora de plantear preguntas fundamentales sobre nuestra existencia individual y nuestra vida en comunidad. Su eficaz desempe?o como ministro, su honestidad intelectual y su popularidad de escritor son razones que abonan la pregunta de algunos compatriotas sobre si no ser¨ªa conveniente que se presentara a las pr¨®ximas elecciones presidenciales. Parece objetivo peque?o para escritor tan grande.
En cualquier caso, quiz¨¢ encontremos la respuesta a esa interrogante en el cap¨ªtulo que corona este su ¨²ltimo breve ensayo, cuando nos abre las puertas de su percepci¨®n, animada por el deslumbramiento del ¨¢cido lis¨¦rgico. ¡°Los adultos somos obstinados y el mundo se encarga de ponernos tareas a cada minuto¡±, relata. ?l mismo se?ala el camino de la resistencia ante ese supery¨® de pacotilla que, en palabras de Elkin Restrepo, nos conduce a alcanzar lo que nunca en verdad se nos ha pedido: ¡°Liberarnos de la m¨¢scara de la sociabilidad y las exigencias de una meritocracia deshumanizante¡±. Prop¨®sito tan encomiable como dif¨ªcil de cumplir.
Otro fin del mundo es posible
Autor: Alejandro Gaviria.
Editorial: Temas de Hoy, 2021.
Formato: 160 p¨¢ginas. 16,90 euros.
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