La degradaci¨®n del panfleto

¡°Las monarqu¨ªas parlamentarias europeas figuran en todos los rankings entre las sociedades m¨¢s democr¨¢ticas e igualitarias del mundo¡±. As¨ª lo dec¨ªa Javier P¨¦rez Royo en un art¨ªculo publicado hace meses en uno de los diarios digitales m¨¢s obsecuentes y sectarios de los muchos que pueblan el ciberespacio hispano. En efecto, entre los 20 ¨²nicos pa¨ªses que gozan de una democracia plena, de 167 estudiados por el servicio de investigaci¨®n de Economist Intelligence Unit, el primero en la lista es ...

¡°Las monarqu¨ªas parlamentarias europeas figuran en todos los rankings entre las sociedades m¨¢s democr¨¢ticas e igualitarias del mundo¡±. As¨ª lo dec¨ªa Javier P¨¦rez Royo en un art¨ªculo publicado hace meses en uno de los diarios digitales m¨¢s obsecuentes y sectarios de los muchos que pueblan el ciberespacio hispano. En efecto, entre los 20 ¨²nicos pa¨ªses que gozan de una democracia plena, de 167 estudiados por el servicio de investigaci¨®n de Economist Intelligence Unit, el primero en la lista es Noruega, regido por una monarqu¨ªa parlamentaria, al igual que otros 11 m¨¢s, Espa?a incluida. Entre ellos no aparecen por cierto ni Estados Unidos, ni Francia, ni Italia, por poner algunos ejemplos de muy elogiables rep¨²blicas, reducidas a la calificaci¨®n de democracias imperfectas. Esto viene a cuento de que P¨¦rez Royo es el prologuista de un reciente libro contra los Borbones firmado por Gerardo Pisarello, diputado y secretario primero de la Mesa del Congreso, como representante de una formaci¨®n pol¨ªtica de enrevesado nombre que rebasa mis capacidades memor¨ªsticas de urgencia.

Queriendo aparentar una ocurrente fuga hacia territorios menos obedientes al dictado del poder que ¨¦l mismo ostenta, Pisarello ha publicado un panfletillo contra la monarqu¨ªa ¡®parlamentarizada¡¯

Desde que Quevedo escribiera el Discurso de todos los diablos, entre otras joyas de la literatura panfletaria espa?ola, han sido muchos los autores y no pocos los pol¨ªticos que han tratado de imitarle, la mayor¨ªa de ellos con escasa fortuna. El panfleto experiment¨® un periodo de oro en la Inglaterra del siglo XVII, y de alguna manera tambi¨¦n en las tertulias del C¨¢diz de 1812, pero fue perdiendo brillantez estil¨ªstica y calidad intelectual a medida que los pol¨ªticos profesionales y sus asesores de imagen se hicieron cargo de establecer un canon de lo pol¨ªticamente correcto. Queriendo aparentar una ocurrente fuga hacia territorios menos obedientes al dictado del poder que ¨¦l mismo ostenta, Pisarello ha publicado un panfletillo contra la monarqu¨ªa parlamentarizada, seg¨²n la llama, de una pobreza estil¨ªstica notable en el texto, plagado por lo dem¨¢s de aut¨¦nticos delitos contra el rigor hist¨®rico. Como anunciaba el fin de la restauraci¨®n borb¨®nica, llam¨® en un principio mi atenci¨®n. Pero hay tanto que leer que nunca se me hubiera ocurrido hacerlo de no ser porque nuestro ministro de Consumo tuite¨® que se trataba de ¡°un trabajo de rigor exquisito (¡­) de un intelectual republicano del que me declaro seguidor absoluto¡±. Pues que Dios o el demonio le conserven la vista, porque el libro es una descripci¨®n literalmente aberrante de la historia de Espa?a de los ¨²ltimos 300 a?os. Escrito como un cuentecillo entre buenos y malos, resulta especialmente sectario respecto al devenir de Catalu?a a partir del decreto de Nueva Planta, de acuerdo con la cultureta oficial de los independentistas. Es obvio que desconoce o desprecia la escuela de Pierre Vilar, Vicens Vives, o la m¨¢s reciente obra de Roberto Fern¨¢ndez. La doctrina que predica es que todos los males de Espa?a se deben a los diversos reyes Borbones, desde Felipe V hasta el VI, y por supuesto a sus cortesanos. Por lo que predice que ya no durar¨¢n mucho y habr¨¢ un nuevo periodo constituyente.

Ninguna reflexi¨®n cr¨ªtica sobre el fracaso de los dos intentos republicanos o las insistentes negociaciones de Indalecio Prieto para restaurar la monarqu¨ªa en la persona de don Juan. Encontramos tambi¨¦n un aluvi¨®n de lugares comunes sobre los sucesos del 23-F que demuestran una ignorancia parvularia de lo sucedido; o errores innecesarios como la absurda afirmaci¨®n de que Olof Palme se neg¨® a ver a don Juan Carlos en su visita oficial en 1984. Todo basado en una considerable fabulaci¨®n intelectual atribuyendo a las monarqu¨ªas parlamentarias la permanencia en ellas del principio mon¨¢rquico tal y como en su d¨ªa lo describiera la escuela alemana.

Pero lo peor de todo es la ausencia de cualquier intento sat¨ªrico en un texto que confunde el sarcasmo con el insulto. Si tanto le gusta el libro al l¨ªder oficial de los comunistas, y ministro anticonsumista, habr¨ªa que preguntarle por qu¨¦ prometi¨® lealtad a la Constituci¨®n; y si no se averg¨¹enza de que las leyes o decretos que promueva tengan que lucir su firma junto a la de don Felipe de Borb¨®n. Quiz¨¢s por eso pretende transformar la sociedad solo a base de ¨®rdenes ministeriales.

Lo publicado por Ekaizer tiene mayor rigor que las lucubraciones de Pisarello, pero su prosa es a¨²n m¨¢s confusa

Las irregularidades fiscales de don Juan Carlos, sus devaneos amorosos y las manipulaciones de una cortesana con aires de princesa han propiciado por lo dem¨¢s muchas otras contribuciones literarias sobre la figura del rey em¨¦rito. Entre ellas destaca El rey al desnudo, firmado por Ernesto Ekaizer, periodista riguroso que no ofrece sin embargo mayores revelaciones. Aunque aporta una gran cantidad de documentaci¨®n, la mayor¨ªa de ella ya publicada en la prensa, reconozco la dificultad que yo mismo he tenido para seguir un relato plagado de nombres y cifras que al final no ofrecen sustancial novedad alguna. Lo m¨¢s interesante es la reproducci¨®n de las actas de los interrogatorios del fiscal suizo que est¨¢ investigando a Corinna zu Sayn-Wittgenstein. Sin duda lo ah¨ª publicado tiene mayor rigor informativo que las lucubraciones de Pisarello, pero se hace en una prosa todav¨ªa m¨¢s confusa que la de este.

Ambos autores llevan a cabo una descalificaci¨®n sin matices de la figura del rey Juan Carlos, aunque hasta el momento no existen m¨¢s pruebas de su inapropiado comportamiento fiscal que las que ¨¦l mismo ha aportado con sus regularizaciones y los comunicados oficiales de la Casa Real. En este caso los Borbones resultan m¨¢s transparentes que lo que les reconocen sus cr¨ªticos. Eso para nada elimina la decepci¨®n y el desencanto justificado que muchos juancarlistas padecen por el inadmisible comportamiento privado del anterior monarca; pero tampoco desmienten el hecho hist¨®rico de que contribuy¨® esencialmente al establecimiento de la democracia, a la reconciliaci¨®n entre vencedores y vencidos en nuestra atroz Guerra Civil y al establecimiento de una de las democracias m¨¢s completas que existen.

Este tronar antiborb¨®nico parece motivado por el leg¨ªtimo deseo de lucro de algunos amanuenses o el intento de sustituir la pr¨¢ctica revolucionaria por el entrismo en el sistema que se pretende derrocar. A estas alturas parece obvio que necesitamos una reforma de la Constituci¨®n que aclare el futuro de la organizaci¨®n territorial espa?ola, promueva un estatuto de la Corona y ayude a reformar la legislaci¨®n electoral a fin de eliminar la autocracia de las c¨²pulas de los partidos. Pero para desesperaci¨®n de los promotores de ¡°republiquetas¡± (Felipe Gonz¨¢lez dixit) vivimos en un mundo de paradojas en el que la monarqu¨ªa parlamentaria espa?ola representa y defiende mejor que nadie en nuestra historia los valores republicanos.

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