?Estamos, a pesar de la pandemia, en el mejor de los mundos posibles?

Hagamos un experimento filos¨®fico. Imaginemos que un fil¨¢ntropo elige una peculiar y at¨ªpica manera de contribuir a la salida de la actual crisis sanitaria y econ¨®mica. Decide hacerlo propiciando convencer a sus conciudadanos de que esta cat¨¢strofe constituye un mal solo en apariencia y que, vista desde una ¨®ptica plenamente racional, la presente calamidad va a significar un bien para la sociedad.

Convoca, para ello, un concurso televisivo dotado de un mill¨®n de euros en el que, a diferencia de un Got Talent o MasterChef, los finalistas deben argumentar una versi¨®n actual de la tesis panglosiana m¨¢s fuerte.

La ¨²nica condici¨®n puesta por el mecenas benefactor es que los finalistas no deben remitirse a las virtudes que encierra el caso concreto de la crisis actual, sino que deben seguir una estrategia general, esto es, elevarse al tercer grado de abstracci¨®n, propio del mejor pensamiento filos¨®fico, y demostrar racionalmente, durante 18 minutos en prime time, la verdad del c¨¦lebre adagio de Alexander Pope; una variaci¨®n, a su vez, del miltoniano para¨ªso recobrado; convenientemente actualizado rezar¨ªa as¨ª: ¡°Todo lo que hay es bueno y puede a¨²n ser mejorado por nosotros¡±.

Ser¨ªa, ciertamente, una peculiar contribuci¨®n a la recuperaci¨®n emocional y social que necesitamos; no ser¨ªa mediante la financiaci¨®n de vacunas o la compra de respiradores o la creaci¨®n de puestos de trabajo, sino mediante la elevaci¨®n adrenal¨ªnica del estado de ¨¢nimo de buena parte de la ciudadan¨ªa: infundir optimismo desbordante y esperanza reactivadora. Para que ello fuera posible, tal breve intervenci¨®n televisiva deber¨ªa ser fuertemente persuasiva: racional y seductora a un tiempo. Jonas L¨¹scher, uno de los mejores fil¨®sofos europeos actuales, plantea este experimento en una sugerente novela que ha publicado Vegueta Ediciones, Kraft, que ha merecido el Premio Nacional de Literatura de Suiza, y ha sido finalista del premio hom¨®logo en Alemania. El protagonista de la historia responde as¨ª a este reto filos¨®fico: por muy calamitosas que sean las crisis; por mucha maldad que haya en el mundo; por gran miedo, sufrimiento, dolor y muerte que provoquen las adversidades; y por nefasta que sea la gesti¨®n pol¨ªtica de estas, nuestro mundo es bueno y va hacia mejor. ?Por qu¨¦? Porque ning¨²n mal es malo en s¨ª. El mal, si es necesario para que haya bien, es bueno. Y es, ciertamente, necesario por cuanto la afirmaci¨®n ¡°el mal existe¡± es ¡ªdicho en t¨¦rminos de l¨®gica modal¡ª verdadera en todos los mundos posibles: tanto en las utop¨ªas pol¨ªticas y sociales que seamos capaces de idear racionalmente; como en los multiversos cu¨¢nticos que son ciertamente posibles; como en cualquier creaci¨®n art¨ªstica o literaria que podamos ingeniar.

Un mundo en el que no haya mal, dolor ni sufrimiento, un mundo poshumanista donde no se d¨¦ la enfermedad, vejez o muerte, ser¨ªa un mundo peor que el nuestro

Pero ?c¨®mo sabemos que esa afirmaci¨®n es verdadera en todos los mundos posibles? Para Kraft, el concursante protagonista de esta divertida e intrigante novela de L¨¹scher (que no para su propio autor) est¨¢ claro. Un mundo en el que no haya mal, dolor ni sufrimiento, un mundo poshumanista donde no se d¨¦ la enfermedad, vejez o muerte, ser¨ªa un mundo peor que el nuestro por cuanto, visto de forma hol¨ªstica y racional, el mal es causa necesaria (aunque insuficiente) para que haya bien, donde por bien debemos entender una tr¨ªada: evoluci¨®n (es decir, progreso o aumento progresivo del grado de bienestar), satisfacci¨®n (es decir, sensaci¨®n de bien) y cooperaci¨®n (es decir, procurar el bien a los dem¨¢s), pues, como dice Jeremy Rifkin, en el para¨ªso no puede darse la empat¨ªa.

La estrategia es descarada pero fecunda y sugerentemente utilitarista: para medir el bien y el mal hay que hacerlo siempre de forma total e integral. El sufrimiento y el mal parcial, fragmentario y local de un n¨²mero de personas o grupos de personas, o de un n¨²mero de animales y seres vivos, no expresa la cantidad o grado real de la ausencia de ese triple bien. El indicador racional de tal medida es el n¨²mero total de personas y seres vivos que gozan de bien, la cantidad de bien que sincr¨®nicamente existe y la progresi¨®n diacr¨®nica en el surgimiento del bien.

Formula, adem¨¢s, una tecnodicea: la t¨¦cnica propicia a cada vez mayor n¨²mero de personas cada vez m¨¢s cantidad de bienestar, salud y longevidad. A pesar de todos sus males colaterales, la t¨¦cnica es, en su conjunto, siempre un bien. Y lo muestra con un ejemplo sorprendente: muchos expertos ucronistas calculan que si no se hubiera inventado y usado la bomba at¨®mica, una tercera guerra mundial hubiera estallado entre 1978 y 1982 con armas convencionales. Se calcula que, en tal escenario, la cifra de muertos se hubiera acercado a los 700 millones de personas. Teniendo en cuenta que la bomba at¨®mica ha matado a unas 300.000 personas, la cifra total de vidas que ella ha salvado supera los 695 millones.

Arash Arjomandi es fil¨®sofo y profesor de la EUSS-School of Engineering de la UAB.

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