El lector m¨¢s irreverente de la literatura en espa?ol se llama C¨¦sar Aira
Una sola p¨¢gina de ¡®La ola que lee¡¯, que re¨²ne las rese?as publicados por el autor argentino, basta para comprobar la heterodoxia de su criterio. En su opini¨®n, el boom latinoamericano es un ¡°simulacro¡± y la novela de su pa¨ªs, ¡°una especie raqu¨ªtica y malograda¡±

Ninguno de los numerosos malentendidos y contradicciones en torno a las vanguardias parece m¨¢s profundamente opuesto a su naturaleza que su transformaci¨®n en contenido muse¨ªstico, la absorci¨®n en un campo de lo normalizado y establecido que los vanguardistas siempre rechazaron, como rechazaron todo lo que los preced¨ªa y las convenciones sociales que determinaban el ¡°buen gusto¡± en su ¨¦poca. Ni siquiera las revoluciones art¨ªsticas parecen poder escapar de la museificaci¨®n, sin embargo; y la prueba m¨¢s reciente de ello es que la obra de C¨¦sar Aira (¨²ltimo o pen¨²ltimo cap¨ªtulo del libro de las vanguardias, al menos en espa?ol) empieza a recibir el mismo tratamiento: a los innumerables trabajos acad¨¦micos de mayor o menor extensi¨®n dedicados a una obra tambi¨¦n pr¨¢cticamente interminable (y que, como recuerda Mar¨ªa Bel¨¦n Riveiro, editora de La ola que lee, superaba ya los cien t¨ªtulos hace tres a?os) se les han sumado recientemente los premios Roger Caillois y Formentor, la creaci¨®n de la Biblioteca C¨¦sar Aira en Literatura Random House, el reconocimiento internacional, la recopilaci¨®n a cargo de Juan Pablo Villalobos de Diez novelas (entre ellas las imprescindibles Cecil Taylor, La costurera y el viento, El volante y, en especial, el Diario de la hepatitis) y el diccionario de invenciones que Ariel Magnus compil¨® en Ideario Aira, etc¨¦tera.
Muy poco de todo esto casa con una literatura tan idiosincr¨¢tica como la de Aira: heterodoxa, s¨®lo aparentemente ligera, rupturista, osadamente reivindicativa de las fuerzas de la imaginaci¨®n y del relato en un marco hist¨®rico en el que el papel que la literatura de ficci¨®n ocupa en el mundo es m¨¢s y m¨¢s reducido, victoriosamente ajena a demandas de cuya satisfacci¨®n dependen el ¡°¨¦xito literario¡± y la obtenci¨®n de ciertos premios, ni la obra de Aira ni su autor (v¨¦anse sus entrevistas) parecen sentirse c¨®modos en las aguas poco profundas del consenso. Que C¨¦sar Aira es uno de los escritores en espa?ol m¨¢s importantes del mundo y uno de los que mejor piensa la literatura (como se nos dice no del todo err¨®neamente en la contraportada de La ola que lee) empieza a ser un lugar com¨²n, pero su obra contin¨²a siendo, en buena medida, inaccesible, deliberadamente dispersa como est¨¢ en editoriales peque?as y revistas de escasa circulaci¨®n.
La ola que lee combate esa dispersi¨®n de la obra de Aira en lo que hace a sus art¨ªculos y a las rese?as publicados entre 1981 y 2010, un per¨ªodo que su editora divide en tres cap¨ªtulos: el primero (1981-1990) encuentra al autor participando de las discusiones de la ¨¦poca, reivindicando a escritores como Jos¨¦ Bianco, Emeterio Cerro y (especialmente) Osvaldo Lamborghini, definiendo el Boom latinoamericano como ¡°simulacro literario¡± y hablando de un inter¨¦s por la literatura brasile?a no muy extendido en el pa¨ªs en ese momento; el segundo (1991-1999) re¨²ne ensayos m¨¢s extensos que Aira public¨® en revistas acad¨¦micas y en los que, junto a la recuperaci¨®n de autores como Manuel Puig y Roberto Arlt, esboza algunos de los elementos centrales de su obra; el ¨²ltimo (2000-2010) lo muestra escribiendo (en Babelia, entre otros medios) sobre arte contempor¨¢neo, Marcel Duchamp y John Cage y el gesto radical de las vanguardias, clave de lectura por excelencia de su obra.

Una de las cosas que m¨¢s impresiona de La ola que lee es que, aunque las divisiones que propone Riveiro son apropiadas y necesarias, las ideas de Aira sobre la literatura (y sus preferencias) las transgreden y parecen haber estado por completo desarrolladas cuando ¨¦ste comenz¨® a escribir: la obra de Julio Cort¨¢zar es irregular; la novela argentina es ¡°una especie raqu¨ªtica y malograda¡± a la que le falta pasi¨®n; los escritores m¨¢s grandes son los deliberadamente menores, los ocultos; los contempor¨¢neos de relevancia son Fogwill, Alberto Laiseca y Puig; hay tres maestros y estos son Lamborghini (¡°el m¨¢s argentino de los escritores argentinos¡±), N¨¦stor Perlongher y Arturo Carrera, etc¨¦tera. Naturalmente, el repertorio de referencias se ampl¨ªa con el tiempo (Witold Gombrowicz, Copi, Raymond Roussel, Zola, Borges, M¨¢rio da Andrade, Kafka, Jun¡¯ichir¨ Tanizaki, Braulio Arenas, Fernando Vallejo, Pablo Katchadjian, Magritte), pero, en sustancia, da la impresi¨®n de que Aira ya lo hab¨ªa le¨ªdo (y pensado) todo antes de empezar a ¡°ser¡± Aira. Lo ¨²nico que ten¨ªa que hacer a continuaci¨®n era trazar la ¡°l¨ªnea ondulante, elegant¨ªsima¡± que se convertir¨ªa en su obra.
Leyendo en 1988 los ensayos reunidos de Severo Sarduy, Aira conjetura que publicarlos todos en un solo volumen no fue una idea ¡°feliz¡± porque ¡°la excelencia del escolar aplicado se agota en la brevedad¡± y ¡°una p¨¢gina basta para convencerse¡±. Una p¨¢gina de La ola que lee, cualquiera de ellas, tambi¨¦n basta, pero para convencerse de que Aira es el escolar m¨¢s indisciplinado de la literatura contempor¨¢nea en espa?ol, el que desaf¨ªa con m¨¢s talento el consenso que construye laboriosamente esa autoridad que exige a los escritores temas, legibilidad, utilidad p¨²blica (en una palabra, responsabilidad) y lo hace con una sonrisa muy seria. La ola que lee es una magn¨ªfica puerta de entrada a sus temas y sus procedimientos, pero tambi¨¦n un muy necesario est¨ªmulo para reevaluar el Boom y las obras de Cort¨¢zar y Juan Jos¨¦ Saer. No hay museo lo suficientemente grande como para que en ¨¦l quepa Aira, ni su sutil pero radical transformaci¨®n de la forma en que vemos el mundo, y esa es la principal raz¨®n por la que el reconocimiento del que disfruta en este momento es, pese a todo, una excelente noticia para los lectores.

La ola que lee: Art¨ªculos y ensayos 1981-2010
Editorial: Literatura Random House, 2021.
Formato: 333 p¨¢ginas, 18,90 euros.
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