Charles Dickens invent¨® la Navidad (y la denuncia del acoso laboral)
El escritor firmo? el ma?s popular de los cuentos naviden?os, que no era solo una fa?bula sobre la redencio?n, sino tambie?n un crudo reflejo de las condiciones de trabajo en el siglo XIX
Karl Marx explic¨® en una ocasi¨®n a Friedrich Engels que Charles Dickens ¡°hab¨ªa proclamado m¨¢s verdades de calado social y pol¨ªtico que todos los discursos de los profesionales de la pol¨ªtica, agitadores y moralistas juntos¡±. As¨ª lo cuenta Peter Ackroyd en Dickens. El observador solitario (Edhasa, traducci¨®n de Gregorio Cantera), su contundente biograf¨ªa del gran novelista ingl¨¦s. Sus novelas retrataron de manera feroz y realista la pobreza y las desigualdades de la Inglaterra del siglo XIX. T¨ªtulos como Oliver Twist o David Copperfield abrieron los ojos a los ciudadanos sobre la miseria que ten¨ªan delante, pero que prefer¨ªan no ver, y que el propio Dickens padeci¨® cuando, en 1824, tuvo que trabajar en una f¨¢brica de bet¨²n a los 12 a?os.
Su literatura describe una sociedad despiadada en la que muchos ni?os estaban condenados desde su nacimiento a la pobreza. La denuncia de la injusticia es algo que impregna toda su obra, no importa que cuente una historia de amor con la Revoluci¨®n francesa como tel¨®n de fondo (tras leer las descripciones que ofrece en Historia de dos ciudades de la forma en que los nobles trataban al pueblo en la Francia anterior a 1789 dan ganas de participar en primera l¨ªnea en la toma de la Bastilla) o un relato navide?o con fantasmas. Canci¨®n de Navidad es recordada sobre todo porque, desde su publicaci¨®n en 1843, cambi¨® la manera en que se celebran estas fiestas, pero su huella social va mucho m¨¢s all¨¢.
Una pel¨ªcula titulada El hombre que invent¨® la Navidad (Bharat Nalluri, 2017) resume un sentimiento que comparten muchos historiadores: que el descomunal ¨¦xito que alcanz¨® su relato ¨Cen apenas unos d¨ªas vendi¨® 6.000 ejemplares, una barbaridad para la ¨¦poca¨C rompi¨® para siempre con la tradici¨®n puritana que durante siglos hab¨ªa arrinconado la Navidad en el Reino Unido. No es del todo verdad ¨Clas navidades llevaban un cierto tiempo celebr¨¢ndose¨C, pero tampoco es totalmente falso: muchas de las tradiciones que describe, como el banquete con pavo, se hicieron mucho m¨¢s populares gracias a su libro. Peter Ackroyd lo plantea as¨ª: ¡°Podemos decir que, precisamente en una ¨¦poca en que tanto la ostentaci¨®n georgiana como la rigidez evang¨¦lica estaban en entredicho, Dickens resalt¨® la vertiente de afable cordialidad de estas fechas. Lo que hizo fue aderezar aquel d¨ªa con sus aspiraciones, querencias y temores¡±.
En ¡®Cuento de Navidad¡¯, Dickens resalto? ¡°la afable cordialidad de estas fechas¡± y las vinculo? a ¡°aspiraciones y temores¡±, segu?n su bio?grafo
La idea de la Navidad como un momento de generosidad se encuentra en el centro del cuento de Dickens, al igual que la posibilidad de redimirse cuando el protagonista, Ebenezer Scrooge, contempla su vida casi como si fuese un extra?o en ella, algo que logra gracias a la visita de tres fantasmas. El esp¨ªritu de las navidades pasadas le muestra una infancia en la que aparecen ribetes de la del propio Dickens y en la que todav¨ªa no era un avaro solitario y hura?o que odiaba a todo el mundo. El fantasma de las navidades presentes le ense?a que el desprecio hacia la humanidad que siente no siempre es devuelto con la misma moneda. El fantasma que le permite atisbar su futuro le descubre una inmensa soledad, que acaba por ablandarle el coraz¨®n.
Al igual que otro gran cuento navide?o, ?Qu¨¦ bello es vivir!, que acaba de cumplir 75 a?os, Dickens ofrece a su personaje una segunda oportunidad en la vida: no es que Scrooge y George Baily, el protagonista del filme de Frank Capra, se parezcan en nada. Scrooge es un avaro siniestro que saca los higadillos a aquellos a los que ha prestado dinero en una sociedad en la que una deuda sin pagar pod¨ªa acabar con una pena de prisi¨®n (como le ocurri¨® al padre del autor), mientras que Baily es un individuo que se ha pasado la vida ayudando a los dem¨¢s en los peores tiempos posibles. Sin embargo, los dos reciben una ayuda sobrenatural ¨Cfantasmas en un caso, un ¨¢ngel sin alas en otro¨C para reparar un error vital.
Como siempre en Dickens, la fantas¨ªa esconde una denuncia social. Ackroyd cuenta que escribi¨® el libro de manera compulsiva, en apenas seis semanas, durante las que padeci¨® adem¨¢s un desagradable resfriado. Caminaba durante horas por Londres componiendo la trama, que en parte estaba inspirada por un personaje de Los papeles del Club Pickwick, que tambi¨¦n tiene la oportunidad de ver su futuro gracias a unos duendes. Pero el elemento fundamental con el que compuso su cuento navide?o fueron sus propios recuerdos de infancia, su trabajo en la f¨¢brica de bet¨²n y el mundo laboral despiadado del principio de la Revoluci¨®n Industrial.
Porque Canci¨®n de Navidad es sobre todo una denuncia del acoso laboral, de Scrooge hacia Bob Cratchit, su escribiente, obligado a trabajar pasando un fr¨ªo de bigotes ¨Cle escatima hasta el carb¨®n¨C y que tiene que reclamar sus derechos como si fuesen un favor ¨Clibrar el d¨ªa de Navidad¨C, siempre aterrorizado ante un jefe desp¨®tico, col¨¦rico e injusto. Una de las descripciones m¨¢s emocionantes que hace Dickens en todo el libro es cuando, tras cerrar el despacho, Cratchit regresa a casa todav¨ªa atemorizado por los gru?idos de su patr¨®n y a la vez alegre por la Navidad: ¡°Con los largos extremos de la bufanda blanca colg¨¢ndole por debajo de la cintura (pues no ten¨ªa abrigo) se dirigi¨® a Cornhill y se desliz¨® veinte veces por una pendiente tras una hilera de muchachos para celebrar que era Nochebuena y despu¨¦s corri¨® a su casa en Camden Town, tan deprisa como pudo para jugar a la gallina ciega¡± (traducci¨®n de Nuria Salas Villar para la edici¨®n de Cuentos de Navidad de Penguin Cl¨¢sicos).
Sin embargo, desde su primer viaje, cuando el fantasma de las Navidades pasadas le muestra un lugar donde trabaj¨® como aprendiz, se da cuenta del poder que un buen patr¨®n puede tener sobre sus empleados. Despu¨¦s de contemplar de nuevo una fiesta de Navidad de su pasado, Scrooge reflexiona: ¡°?l tiene la facultad de hacer que nos sintamos felices o desgraciados, de que nuestro trabajo nos resulte llevadero o gravoso, placentero o arduo. Podr¨ªa decirse que su poder reside en sus palabras y sus miradas, en cosas tan sutiles e insignificantes que resulta imposible contarlas y enumerarlas¡±. Tras contemplar aquella escena, el avaro prestamista se queda pensativo y, cuando el fantasma le pregunta si le pasa algo, responde: ¡°Es solo que ahora me gustar¨ªa tener ocasi¨®n de decirle un par de cosas a mi escribiente¡±.
Lo primero que hace Scrooge al volver de su viaje astral es subirle el sueldo a Cratchit y darle todo el carb¨®n que necesite para no trabajar congelado, adem¨¢s de ayudar a su familia ¨Csobre todo a su hijo minusv¨¢lido Tim, al que salva la vida¨C. Por encima de todo, le devuelve los derechos que le hab¨ªa arrebatado durante a?os de explotaci¨®n. Canci¨®n de Navidad es un relato universal por muchos motivos: la redenci¨®n, la posibilidad de cambiar de vida para mejor, la Navidad, su elogio de la tolerancia. Pero, sobre todo, porque narra como pocas veces en la literatura la importancia de la dignidad laboral. Y eso no son paparruchas.
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