La sabidur¨ªa del aforismo
La ¡°microforma m¨¢s perdurable¡± es el g¨¦nero significativo de una ¨¦poca, como la nuestra, que se ha cansado de los sistemas bien armados que no requieren interpretaci¨®n
1. Perplejidades
?Ah, la equidistancia, qu¨¦ infierno! Gracias a Movistar Plus, que incluye las tres emisoras en su cada vez m¨¢s mon¨®tono, cutre y aburrido paquete, he estado un tiempo viviendo la experiencia de escuchar d¨ªa a d¨ªa, mientras las tropas se mov¨ªan a uno y otro lado de la te¨®rica frontera de lo que los putinistas llaman ¡°el Occidente colectivo¡±, tanto las estupideces neoimperialistas de la CNN y la Fox como la burda propaganda de la RT, la televisi¨®n rusa en castellano. Escuch¨¢ndolas perplejo y desarbolado me ven¨ªa a la cabeza una obviedad que Wittgenstein, que ten¨ªa raz¨®n hasta cuando se callaba (y lo hac¨ªa a menudo), nos devolv¨ªa en forma de aforismo: ¡°Un hombre est¨¢ preso en una habitaci¨®n que no tiene llave y cuya puerta se abre hacia adentro, si no se le ocurre tirar de ella en vez de empujarla¡± (en Aforismos. Cultura y valor; Austral). Como demuestra Andrew Hui en Teor¨ªa del aforismo: de Confucio a Twitter (C¨¢tedra), un libro que no deber¨ªa pasar inadvertido entre tanta trivialidad, el aforismo, la ¡°microforma m¨¢s perdurable¡± (que se lo digan a Pascal, Nietzsche o Monterroso), es el g¨¦nero m¨¢s significativo de una ¨¦poca, como la nuestra, que ¡ªpara bien o no¡ª se ha cansado de los sistemas bien armados que no requieren interpretaci¨®n.
El mismo aforismo m¨¢s arriba citado servir¨ªa tambi¨¦n para aplicar a la perplejidad que suscitan las primeras respuestas de los dos grandes partidos nacionales despu¨¦s del espectacular ¡°todos pierden¡± (menos Vox, cada vez m¨¢s crecido) de las elecciones de CyL. El peligro de ese mexican standoff o ¡°tablas mexicanas¡± (que es como se llama en las pel¨ªculas de narcos el momento crucial en que unos apuntan a otros y nadie se atreve a disparar) entre los grandes partidos es que la ciudadan¨ªa menos politizada se canse y pueda salir por peteneras m¨¢s o menos fascistoides. Y que el personal, como el narrador del tema Antes de morirme, de C. Tangana, se diga: ¡°Yo no quiero hacer lo correcto / pa esa puta mierda ya no tengo tiempo¡±. En fin, que m¨¢s vale que los dem¨®cratas se pongan las pilas, que a Abascal le va creciendo la barba y viene un a?ito cargado de comicios m¨¢s feos que Picio.
2. Megamesa
Adem¨¢s de la curiosa papilla ideol¨®gica (a base de nacionalismo ¡°gran-ruso¡± adobado con vac¨ªa ret¨®rica neoestalinista), lo que m¨¢s me ha llamado la atenci¨®n de las apariciones de Putin en la tele rusa son los muebles que se gastan en el Kremlin. Seg¨²n mis c¨¢lculos, la horter¨ªsima mesa lacada en blanco con detalles de oro (y procedente de f¨¢bricas valencianas partidarias de la est¨¦tica fallera que ya hab¨ªan abastecido de mobiliario a los directores de arte de series televisivas como Falcon Crest o Dinasty), y desde cuyos extremos discutieron Putin y Macron, med¨ªa algo m¨¢s de cuatro metros. A m¨ª me parece un espanto, pero reconozco que me vendr¨ªa muy bien algo as¨ª para gestionar mejor la avalancha de t¨ªtulos que me llegan cada semana.
Por ejemplo, para poder clasificar la creciente abundancia ¡ªla ¨²ltima forma de imperialismo editorial¡ª de libros feministas. Ya s¨¦ que me la juego diciendo esto, despu¨¦s de cuatro o cinco milenios de falocracia editorial (supongo que la preterici¨®n de las mujeres ya ten¨ªa lugar cuando se horneaban las tablillas sumerias) en la que las mujeres han sido olvidadas, escondidas, plagiadas, tergiversadas, puteadas. Pero si la proliferaci¨®n actual sigue a este ritmo, los libros escritos por mujeres ocupar¨¢n la mayor¨ªa del espacio en las mesas de novedades, lo que no tiene por qu¨¦ ser extra?o. A la irrupci¨®n de novelas escritas por mujeres ha seguido abundancia de ensayos de autores (incluye as, os, es) pertenecientes a las cuatro olas feministas (por cierto, este mes se conmemora el centenario de Betty Friedan, cuya M¨ªstica de la feminidad fue junto con El segundo sexo, de Beauvoir, otro cl¨¢sico de la ¡°segunda ola¡±, los primeros libros expl¨ªcitamente feministas que ley¨® mi generaci¨®n, m¨¢s ellas que nosotros). Como ¡ªy en la misma proporci¨®n¡ª en los libros escritos por varones, entre los ensayos feministas que me llegan los hay excelentes, buenos, regulares, malos, totalmente prescindibles y al caj¨®n de desechables (los varones no tienen la exclusiva del fracaso).
Selecciono aqu¨ª algunos de fondo de armario feminista que me han parecido m¨¢s interesantes o sugerentes entre los recibidos las ¨²ltimas semanas. En la Antolog¨ªa feminista (Debate), seleccionada por el colectivo interdisciplinario Lastesis, se re¨²nen algunos de los textos clave ¡ªy otros que si¨¦ndolo son menos conocidos¡ª de la evoluci¨®n del feminismo y m¨¢s all¨¢, desde Mary Wollstonecraft o Mina Loy hasta Paul B. Preciado o Judith Butler; particu?larmente interesante me ha resultado Mujeres artistas (Alianza), de Linda Nochlin (1931-2017), que incluye (seleccionados por Maura Reilly) una treintena de ensayos fundamentales (incluyendo el ya famoso ¡®?Por qu¨¦ no ha habido grandes mujeres artistas?¡¯, de la gran historiadora del arte estadounidense); Las que faltaban: una historia del mundo diferente (Taurus), de Cristina O?oro, ofrece una contralectura en clave feminista de las narraciones legadas por la cultura oficial. M¨¢s leve (pero da ideas a las mujeres que deseen entregarse a lo que Henry James llamaba ¡°la moderna indignidad de viajar¡±) es Odiseas femeninas (Anaya Touring), de Olga Garc¨ªa Arrabal, que re¨²ne 11 historias de mujeres del pasado que se decidieron a emprender solas la aventura de conocer el mundo. Por ¨²ltimo, tras los muy vendidos ¨¢lbumes de iconos como Bowie, Frida Kahlo o Marilyn, la ilustradora y escritora onubense-sevillana Mar¨ªa Hesse contin¨²a haciendo caja con su Malas mujeres (Lumen), en el que repasa y da la vuelta (sin excluir los motivos autobiogr¨¢ficos y personales) a las diferentes m¨¢scaras que la cultura machista ha impuesto a las mujeres (a las reales y a las ficcionalizadas).
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