Pasado y presente de una Florida hecha de fantas¨ªa y realidad
Un libro se adentra en las contradicciones del estereotipado estado sure?o de la mano de Walker Evans y Anastasia Samoylova, dos autores distanciados en el tiempo que indagan en la idiosincrasia del lugar
¡°Los paisajes pueden ser enga?osos¡±, escribe John Berger en Un hombre afortunado (Alfaguara). ¡°A veces dan la impresi¨®n de que no fueran el escenario en el que transcurre la vida de sus pobladores, sino un tel¨®n detr¨¢s del cual tienen lugar sus afanes, sus logros y los accidentes que sufren¡±. Esto ocurre con Florida, conocido como el estado del sol. Un lugar definido por clich¨¦s donde los turistas encuentran la felicidad entre palmeras y blancos arenales mientras los caimanes chapotean en las marismas; arcadia de los inversores inmobiliarios que a veces se torna en infierno, bajo la amenaza cada vez m¨¢s real del cambio clim¨¢tico; un territorio plagado de contradicciones que escapan a la indulgencia de su belleza y holgura.
All¨ª lleg¨® Walker Evans (St. Louis, 1903- Connecticut, 1975) por primera vez en 1934, con motivo de un encargo profesional. Y fue precisamente ah¨ª donde fue consciente del camino que iba a tomar su fotograf¨ªa. Durante las siguientes cuatro d¨¦cadas, y por distintos motivos, no dejar¨ªa de regresar al estado sure?o reuniendo una cantidad considerable de fotograf¨ªas. Obra a¨²n poco conocida, que muestra una cara distinta de la visi¨®n estereotipada de esta tierra de exceso y placer. La decadente arquitectura, los carromatos del circo, o los vagones del ferrocarril se convirtieron en sujetos para este pionero de fotograf¨ªa documental americana, que con el esp¨ªritu de un poeta y la precisi¨®n de un cart¨®grafo dar¨ªa forma a un diccionario visual de una Am¨¦rica en proceso de modernizaci¨®n.
Del mismo modo, en 2016, la fot¨®grafa Anastas¨ªa Samoylova (1984, Mosc¨²) se instal¨® en Miami Beach, dispuesta a atrapar con su c¨¢mara la vivificante luz del lugar en hermosas e inquietantes im¨¢genes. All¨ª remat¨® Landscape Sublime, un collage fotogr¨¢fico compuesto por im¨¢genes de paisajes encontradas en Internet que alude a la sobresaturaci¨®n de representaciones idealizadas dentro de la sociedad de consumo. Floodzone (Steidl), fue su siguiente proyecto; el elegante y sutil documento visual que explora los estragos ocasionados por la subida del nivel del mar en distintos lugares del sur de Estados Unidos. En uno de aquellos desplazamientos por la costa oeste de Florida la fot¨®grafa descubri¨® The Mangrove Coast. The Story of the West Coast of Florida, un libro escrito por el periodista Karl Bickel e ilustrado por Evans en 1942. As¨ª, de la misma forma que el fot¨®grafo americano vio en el franc¨¦s Eug¨¨ne Atget un esp¨ªritu parejo, Samoylova reconoci¨® en Evans una profunda afinidad. Analog¨ªa que ha dado forma a Floridas, el segundo libro publicado por la autora con la prestigiosa editorial Steidl. ¡°Un libro sobre dos Floridas muy distintas, pero emparentadas, fotografiadas por dos de sus observadores m¨¢s agudos y reflexivos¡±, escribe el escritor y comisario David Campany, en un texto que incluye la publicaci¨®n. ¡°Dos autores preocupados por las profundas verdades que emergen de superficies complejas y estratificadas. Ambos conscientes de la ecuaci¨®n cambiante que se establece entre la imagen y la realidad y que acecha a cualquier fot¨®grafo que desee comprender Florida¡±.
¡°El a?o en que comenc¨¦ a fotografiar Florida result¨® muy intenso¡±, recuerda Samoylova en conversaci¨®n telef¨®nica. ¡°Faltaba poco para las elecciones del 2016 y cre¨ªa necesario expandir mi trabajo m¨¢s all¨¢ de la vertiente medioambiental; mostrar la complejidad de Florida. Algo que de alguna forma supon¨ªa representar una versi¨®n concentrada de los Estados Unidos, donde se palpan todas sus tensiones. Dentro del terreno pol¨ªtico es reconocida como un estado bisagra determinante e imprevisible en los comicios. En ocasiones parece anclada en otro tiempo, a pesar de su imparable desarrollo urban¨ªstico y del influjo que ejerce sobre la numerosa poblaci¨®n de inmigrantes. La divisi¨®n y la diversidad se encuentra en su coraz¨®n, y por encima de todo ello est¨¢ su apabullante belleza natural¡±.
Concienzudamente secuenciado, el libro nos adentra en paisajes ricos en texturas en ocasiones surcados por figuras, que no consiguen romper con el silencio que se apodera de la imagen. A veces surge la acci¨®n, extra?amente atenuada por la definici¨®n de los elementos formales. As¨ª, las fotograf¨ªas de Samoylova se intercalan con aquellas de Evans y en ocasiones resulta dif¨ªcil identificar a su autor. Ambos autores comparten una mirada anal¨ªtica y directa aderezada por aquello a lo que Campany se refiere como ¡°una profunda ¨¦tica de contenci¨®n. Las fotograf¨ªas son tan reflexivas y acr¨ªticas como descriptivas¡±. Lo suficientemente ambiguas como para ser le¨ªdas relacionadas entre s¨ª.
¡°Evans iba muy por delante de su tiempo¡±, destaca la fot¨®grafa. ¡°Ya en 1934, apuntaba a aquellos artefactos que dan pistas sobre las capas m¨¢s profundas de la sociedad. Habla de la atm¨®sfera urbana, algo con lo que yo me identifico mucho, en su curiosidad por c¨®mo la gente se relaja, por la publicidad, por el prototipo de Am¨¦rica. A¨²n siendo americano, siempre se consider¨® de alguna forma un outsider. Lo mismo me ocurre a m¨ª. Existe una especie de desapego que ofrece una mirada m¨¢s fresca del lugar¡±.
Samoylova lleg¨® a la fotograf¨ªa tras estudiar arquitectura y dise?o en Mosc¨². Documentando edificios ¡°se percat¨® de que la capacidad de la fotograf¨ªa para registrar el espacio es inseparable de su tendencia a reinventarlo¡±, destaca Campany. Y, al igual que Evans, quien hizo de la arquitectura uno de sus primeros temas, vio en ella una forma de escarbar en la sociedad. As¨ª, en sus coloridas im¨¢genes, resuenan los sue?os perdidos de Am¨¦rica, la disonancia entre la fantas¨ªa y la realidad. El color es una decisi¨®n consciente que utiliza Samoylova para atraer la atenci¨®n del espectador as¨ª como para dar significado a la imagen. Una herramienta de la que a veces prescinde con el fin de no distraer. El libro incluye tanto obra en blanco y negro y en color as¨ª como las polaroids realizadas por Evans en los setenta, y algunas de sus pinturas. ¡°La fotograf¨ªa en color es vulgar¡±, dir¨ªa este monstruo sagrado de la fotograf¨ªa documental sin temor a contradecirse, ya que su obra a color conforma una cuarta parte de su archivo.
La galeria Sabrina Amrani ofrece estos d¨ªas la oportunidad de disfrutar de la obra de Samoylova en Madrid y presenta parte de la serie Floridas. El viaje emprendido a pie y por carretera por la artista rusa, a lo largo de cuatro a?os, iluminando rincones perdidos. Parajes de una Florida tan extra?a como familiar. ¡°Son muchos los que hoy distinguen a Evans como un precursor del posmodernismo, debido a su conciencia del mundo fotografiado. Algo que yo tambi¨¦n tengo muy presente al fotografiar; soy consciente de las im¨¢genes que ya existen en nuestro mundo, de c¨®mo este ya ha sido fotografiado. Y Florida es obviamente uno de los m¨¢s fotografiados debido a su reclamo tur¨ªstico¡±, explica la autora. As¨ª, los clich¨¦s del para¨ªso tropical quedan subvertidos y el tiempo se detiene en la obra de Samoylova para fundirse con la de Evans. Ambos autores ¡°nos invitan a aceptar el aspecto del lugar¡±, apunta Campany, ¡°sabiendo que su obviedad es el camino hac¨ªa una comprensi¨®n m¨¢s profunda¡±.
Charla de Anastasia Samoylova y presentaci¨®n de Floridas en el Speaker¡¯s corner de Arts Libris / ARCO. Jueves 24 de febrero a las 16.00.
Floridas. Anastasia Samoylova. Exposici¨®n en la galer¨ªa Sabrina Amrani. Madrid, Hasta el 19 de marzo.
Floridas. Anastasia Samoylova. Walker Evans. Steidl. 192 p¨¢ginas. 58 euros.
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