Zemmour, entre la erudici¨®n de sobremesa y la reescritura nacionalista del pasado

?ric Zemmour, cuando era ni?o, asist¨ªa maravillado a las sobremesas familiares. Era finales de los a?os sesenta o principios de los setenta. Los hombres de la casa ¡ªel padre, los t¨ªos, el abuelo: jud¨ªos nacidos en Argelia que hab¨ªan emigrado a Francia por la guerra de independencia¡ª discut¨ªan de pol¨ªtica y de historia. Lanzaban sus teor¨ªas, algunas seguramente descabelladas, e interpretaban con ingenio episodios del pasado. Zemmour, candidato a las elecciones presidenciales de abril en Francia, recordar¨ªa tiempo despu¨¦s: ¡°Las voces retumbaban, los vasos temblaban, las manos y los brazos se agitaban, llov¨ªan los insultos¡±. Fue su educaci¨®n c¨ªvica y pol¨ªtica.

Durante sus a?os de tertuliano y autor de ensayos superventas, Zemmour usaba la historia de Francia para fundamentar sus opiniones contra los inmigrantes y los musulmanes y agitar el fantasma de la guerra civil. La suya no era una historia acad¨¦mica. Como en las discusiones familiares, mezclaba la provocaci¨®n m¨¢s o menos ingeniosa con la erudici¨®n de sobremesa. Ahora que aspira a la m¨¢s alta magistratura, su particular reescritura del pasado es la aut¨¦ntica marca de f¨¢brica de la candidatura.

Zemmour plantea un dilema al gremio de los historiados. Una opci¨®n habr¨ªa sido ignorarlo. ?Merece la pena dedicarse a desmentirlo? Como sucede con las noticias falsas, raramente su desmentido tiene un efecto entre los votantes. El caso de Donald Trump lo demuestra. Por eso varios historiadores y pol¨ªticos en Francia han considerado, a pocas semanas de las elecciones, que hab¨ªa mucho en juego y que era necesario desmontar el discurso zemmouriano.

¡°Lo que caracteriza a ?ric Zemmour es el uso abundante que hace de la historia¡±, escribe el historiador Laurent Joly en La falsification de l¡¯Histoire (La falsificaci¨®n de la historia, no traducido, como el resto de los libros citados en este art¨ªculo), e inscribe esta pr¨¢ctica en la tradici¨®n del movimiento Acci¨®n Francesa y de Charles Maurras, ide¨®logo del nacionalismo antisemita, xen¨®fobo y mon¨¢rquico. A?ade Joly: ¡°Si logramos imponer nuestra reinterpretaci¨®n del pasado, quiz¨¢ estemos en condiciones de imponer nuestras ideas, afirmaba el amo de la Acci¨®n Francesa¡±. ¡°Toda [su] tarea se apoya en la reescritura de los hechos hist¨®ricos para ponerlos al servicio de su ideolog¨ªa¡±, concurre el ex primer ministro Manuel Valls en Zemmour, l¡¯antir¨¦publicain (Zemmour, el antirrepublicano).

Zemmour, en libros como Le suicide fran?ais (El suicidio franc¨¦s) o Destin fran?ais (Destino franc¨¦s), ofrece una visi¨®n a la vez gloriosa y apocal¨ªptica del pasado. La suya es una historia de h¨¦roes, de Clodoveo a Napole¨®n, pasando por Luis XIV. Y es la historia de un derrumbe: desde una Francia idealizada y heredera de Roma al pa¨ªs actual, supuestamente al borde de la extinci¨®n. En su relato, la ca¨ªda empez¨® con el Mayo del 68, o con la ocupaci¨®n nazi de 1940, o con la derrota de Napole¨®n en Waterloo en 1815. O incluso, como detect¨® un articulista de Le Monde tras releer la obra de Zemmour, en 843, cuando el Imperio carolingio se reparti¨® entre los nietos de Carlomagno¡­ Es decir, antes de que existiese Francia.

En su opini¨®n, las ¨¦lites han nutrido la leyenda negra seg¨²n la cual Francia es un pa¨ªs culpable por la colonizaci¨®n o la colaboraci¨®n con los nazis

Las ¨¦lites han nutrido, en su opini¨®n, la leyenda negra seg¨²n la cual Francia es un pa¨ªs culpable por la colonizaci¨®n o la colaboraci¨®n con los nazis. El presidente Jacques Chirac es uno de los grandes villanos de esta historia por admitir, en 1995, la responsabilidad de Francia en la deportaci¨®n de jud¨ªos durante la ocupaci¨®n. El historiador estadounidense Robert Paxton es el otro villano por publicar a?os antes el libro de referencia sobre el r¨¦gimen colaboracionista de Philippe P¨¦tain. Zemmour cree que esta leyenda negra pretende ¡°culpabilizar al pueblo franc¨¦s¡± para que ¡°se someta a la invasi¨®n migratoria y a la islamizaci¨®n del pa¨ªs¡±.

Seg¨²n Zemmour, P¨¦tain ¡°salv¨® a los jud¨ªos franceses¡±, afirmaci¨®n por la que en enero fue juzgado, y que Joly deconstruye en La falsification de l¡¯Histoire y en Zemmour contre l¡¯Histoire, un libro de 60 p¨¢ginas donde un colectivo de historiadores corrige varios errores de su relato hist¨®rico. Se lee en el pr¨®logo: ¡°La inexactitud se erige en m¨¦todo, la mala fe en el motor del conocimiento; se convoca la historia como un ¡®arma pol¨ªtica¡¯ despreciando trabajos y usos cient¨ªficos¡±.

Seg¨²n ?ric Zemmour, el colaboracionista Phillippe P¨¦tain ¡°salv¨® a los jud¨ªos franceses¡±, afirmaci¨®n por la que en enero fue juzgado

El libro no se centra solo en Vichy. Los historiadores abordan la idea de Zemmour seg¨²n la cual la Cruzada de 1099 fue ¡°una inmensa victoria francesa¡±, confundiendo el t¨¦rmino ¡°francos¡± con el de ¡°franceses¡± y obviando que en la cruzada tambi¨¦n hab¨ªa ingleses, bretones, normandos, flamencos, genoveses, castellanos¡­ Desmontan la insinuaci¨®n de que los protestantes masacrados en el siglo XVI fueron verdugos y no v¨ªctimas, en un intento por parte del candidato ultra de compararlos con los musulmanes actuales. O recuerdan que no existe base factual alguna para otra de sus insinuaciones m¨¢s osadas: que Alfred Dreyfus pudo ser culpable de espionaje y el proceso contra ¨¦l, expresi¨®n del antisemitismo franc¨¦s, fue justificado.

El programa de Zemmour es un programa en la tradici¨®n nacionalista de escritores como Maurras y Maurice Barr¨¨s o de historiadores como Jacques Bainville. Tambi¨¦n hay una voluntad transgresora que dinamita consensos y tab¨²es. Funciona: el candidato que reivindica a P¨¦tain obtiene en torno al 15% de intenci¨®n de voto en los sondeos. Es un candidato que dice a los franceses que lo que les han contado no es cierto, que los historiadores extranjeros como Paxton o los conservadores renegados como Chirac les han enga?ado, que ¨¦l es m¨¢s listo y les explicar¨¢ la verdad.

Y es as¨ª como, si hici¨¦semos caso al candidato, Dreyfus quiz¨¢ fue culpable, y P¨¦tain no fue menos heroico que el general De Gaulle, y durante la ocupaci¨®n nazi ¡°el soldado alem¨¢n [fue] el vector de la emancipaci¨®n de la mujer francesa porque la mujer francesa ir¨¢ en masa hacia los vencedores, los soldados alemanes¡±. El discurso sobre la historia, al final, es un reflejo del discurso sobre el propio pa¨ªs: a Zemmour no le gusta Francia. Ni tal como es hoy ni su pasado. Adora el pa¨ªs so?ado; le irrita el que existe y existi¨®. Para un nacionalista como ¨¦l, la glorificaci¨®n de la patria y de su historia se confunde con su detestaci¨®n.

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