¡®Las fr¨ªas noches de la infancia¡¯, el terror de la vida cotidiana

En las editoriales y en la cr¨ªtica actuales se percibe un extra?o empe?o en llamar autoficciones a libros que yo creo que no lo son. Como si la palabra ¡°autobiograf¨ªa¡± diese calambre ¡ªcalambre de soberbia¡ª y la ¡°ficci¨®n¡±¡ªcuriosamente a salvo de vanidades demi¨²rgicas¡ª protegiese a quien escribe de sus propias palabras. Como si las ficciones no formaran parte del cuerpo y la verdad de cada cual. Tezer ?zl¨¹ escribe un grito en el que encierra su vida. La vida que ella ha sentido. La verdad subjetiva que no deja de ser parte de la verdad como suma de lo real y del modo de decirlo. Toma distancia ling¨¹¨ªstica para que el lenguaje alumbre y podamos entender el fr¨ªo de la infancia, la terapia electroconvulsiva, el ¡°sacramento de la belleza¡± con que se redime el dolor. Nos habla y saca conclusiones: despu¨¦s de haber cre¨ªdo que la vida estaba fuera, m¨¢s all¨¢ de los muros de los sanatorios donde es ingresada ¡ªla vida al otro lado, siempre en otra parte nos espera una vida mejor¡ª, al final Tezer ?zl¨¹, autora y narradora y protagonista de este libro, se da cuenta de que todo est¨¢ en la ¡°masa conmovedora y compacta¡± de la plaza Taskim.

En el centro de una existencia marcada por est¨ªmu?los contradictorios, piedrecitas de mosaico que al ser colocadas unas al lado de otras a veces se rompen: una ni?a experimenta diferentes formas del desarraigo que se relacionan con la oposici¨®n campo/ciudad, con las religiones y la educaci¨®n recibida, con la lengua materna y la lengua literaria. Todas esas contradicciones, que son intelectuales y a veces fermentan en patolog¨ªas, se resuelven en la conciencia de un amor pante¨ªsta y pol¨ªtico en el que se produzca ¡°una fusi¨®n de una cultura occidental, una cultura milenaria de nuestra tierra y una cultura socialista¡±. Los espacios ¡ªEstambul, Berl¨ªn, Par¨ªs¡ª, los amores, las ¨¦pocas vividas, el yo y el nosotras, tambi¨¦n se solapan. Esa es Tezer ?zl¨¹. Su m¨¢scara, sus delirios, su escritura, su tentativa de identidad y conocimiento.

Entre tanto, un libro glorioso. La violencia de los acontecimientos producidos en Estambul en 1971 no se puede separar de la violencia ejercida contra ?zl¨¹ en su tratamiento psiqui¨¢trico. Ella dice que la cura el miedo, que ¡°el terror sabe ocultarse en el interior de la vida cotidiana¡± y, al recordar la infancia, escribe: ¡°Aquellos a?os han muerto. Nos hicieron vivirlos de forma que los mat¨¢ramos¡±. La manera de decir da en el clavo y nunca es la misma en los distintos periodos vitales que encierra este libro escueto en n¨²mero de p¨¢ginas, pero de profundidad abisal en el entramado ling¨¹¨ªstico. Una escritura con relieve, tan dif¨ªcil de encontrar, evoca la figura de una mujer l¨²cida para contar una existencia que, sin embargo, casi no supo vivir o, al menos, vivi¨® con extra?eza.

La voz recreada de la ni?a se expresa con emoci¨®n, pero sin hostilidad. Con una serenidad que nos provoca temblor

El relato oscila hacia delante y hacia atr¨¢s, pero org¨¢nicamente madura en este libro-cuerpo: los ojos grandes de una ni?a matan a Dios y no aprenden nada en el colegio. La voz recreada de la ni?a se expresa con emoci¨®n, pero sin hostilidad. Con una serenidad que nos provoca temblor. Con una aparente quietud que encierra una larva autodestructiva. Luego, llega la forma de elocuci¨®n existencialista. Luego, la sintaxis subordinada, las enumeraciones, el estilo complejo. El delirio. El entrecortado flujo de conciencia del electroshock. Y, al final, la comprensi¨®n de que nos fundimos con los cuerpos de los otros, amorosa y pol¨ªticamente, el verbo luminoso, mediterr¨¢neo y fragante de Tezer ?zl¨¹, a quien quiz¨¢ le habr¨ªa sorprendido el t¨¦rmino ¡°autoficci¨®n¡± para definir sus bell¨ªsimos escritos.

Las fr¨ªas noches de la infancia

Autor: Tezer ?zl¨¹.

Traducci¨®n: Rafael Carpintero Ortega.

Editorial: Errata Naturae, 2022.

Formato: tapa blanda (98 p¨¢ginas. 14 euros).

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