Las tres lecciones de vida que Paolo Gasparini aprendi¨® de la fotograf¨ªa
El fotolibro ha sido una herramienta narrativa primordial en la trayectoria del autor, cuyas publicaciones recombinan el pasado y el presente de las ciudades de Am¨¦rica Latina en fragmentos en busca de la verdad
La Jet¨¦e (1962) es una obra fundamental dentro de la filmograf¨ªa de Chris Marker. Un corto de 28 minutos definido por el propio autor, integrante del llamado grupo Rive Gauche, como una fotonovela. Est¨¢ narrada a trav¨¦s de fotograf¨ªas fijas, a excepci¨®n de un solo instante, en el cual la protagonista, que est¨¢ con los ojos cerrados, los abre durante una fugaz secuencia en movimiento para luego continuar la narraci¨®n mediante im¨¢genes est¨¢ticas. Ese breve momento de transici¨®n result¨® ser una lecci¨®n para otro gran creador, Paolo Gasparini, (Gorizia, Italia, 1934). ¡°En ese preciso instante se abri¨® para m¨ª un mundo: el del fotolibro¡±, asegura el fot¨®grafo, a trav¨¦s de una videoconferencia desde su domicilio en Venezuela, donde reside desde 1955.
En realidad, la primera y esencial lecci¨®n que recibi¨® el artista sobre el fotolibro tuvo lugar a?os antes; cuando conoci¨® a Paul Strand, su maestro indiscutible. Un Paese, una de las publicaciones m¨¢s emblem¨¢ticas del autor norteamericano (cuyos textos fueron escritos por Cesare Zavatinni, impulsor del neorrealismo italiano) servir¨ªa de referencia a la hora de estructurar Bobare (1959), el primer libro de la abundante producci¨®n de publicaciones desarrollada por Gasparini. Fue, quiz¨¢, la primera impresi¨®n acompa?ada por fotograf¨ªas con tono de denuncia hecha en Venezuela, en tanto que visibilizaba las condiciones miserables de una comunidad rural.
Cuando inicialmente Gasparini ense?¨® a Strand el material acumulado para dar forma a Bobare, a este ¨²ltimo no le convenci¨®. ¡°Sugiri¨® acompa?arme en un viaje de 15 d¨ªas, desde Maracaibo hasta la pen¨ªnsula de Paraguan¨¢¡±, recuerda el autor. ¡°Durante la traves¨ªa me habl¨® mucho sobre el g¨¦nero del fotolibro. Comprend¨ª que era un racconto, un relato. Tambi¨¦n entend¨ª las posibilidades que adquir¨ªa la fotograf¨ªa a trav¨¦s de dicho formato; las posibilidades de la secuencia fotogr¨¢fica. Cuando se unen dos fotograf¨ªas se crean nexos que generan un muevo sentido, una tercera imagen. El verdadero fotolibro es el que narra a trav¨¦s de im¨¢genes. No es un mero conjunto de fotograf¨ªas. La fotograf¨ªa es ideolog¨ªa y solo a trav¨¦s del conjunto de esas ideas nace el trabajo que articula al fotolibro. En ese sentido, la mayor¨ªa de las publicaciones que se hacen hoy no son fotolibros. Su auge es insoportable. En su conjunto se desprende una gran futilidad. Una gran repetici¨®n. Es un fen¨®meno inconsistente, un producto de la industria editorial; una moda. Entre las publicaciones del a?o pasado solo destacar¨ªa American Geography de Matt Black. Refleja el esp¨ªritu del tiempo. Vivimos rodeados de grandes problemas y, en general, los fotolibros no los reflejan. Muchos son solo un pretexto para expresar algo personal¡±.
De esta forma, el fotolibro ha sido un mecanismo narrativo esencial dentro del itinerario marcado por el autor. Una ruta de seis d¨¦cadas que recorre Campo de Im¨¢genes, la exposici¨®n que le dedica la Fundaci¨®n Mapfre en Madrid. En la muestra, el fot¨®grafo, al que comisaria Mar¨ªa Wills define como el m¨¢s suramericano de los europeos, ha captado las contradicciones de Am¨¦rica Latina a trav¨¦s del tejido de sus ciudades, en resonancia con otras capitales de Europa.
Para verte mejor, Am¨¦rica Latina (1972), fue el tercer fotolibro publicado por Gasparini. Un cl¨¢sico dentro del g¨¦nero, cuyo esfuerzo iba dirigido a ¡°matar al lobo antes de que nos obligue a consumirnos consumiendo¡±. As¨ª, a trav¨¦s de preguntas cortas y concisas, impresas a gran tama?o, el lector es guiado por un paisaje urbano y social entendido como ¡°un vasto campo de batalla¡±, dividido ideol¨®gicamente entre el socialismo y el capitalismo. Edmundo Desnoes se encargar¨ªa de los textos, y Umberto Pe?a del dise?o. El fot¨®grafo qued¨® tan satisfecho con aquel trabajo que adopt¨® ¡°la teor¨ªa del fotolibro como una simbiosis inevitable entre el fot¨®grafo, el escritor y el dise?ador. Con el tiempo me di cuenta que no era as¨ª, que un fotolibro puede tener texto, o no, aunque creo que ayuda mucho en la comprensi¨®n y dice cosas que a veces las im¨¢genes no pueden por s¨ª solas¡±, a?ade el autor.
En Retromundo (1986) Gasparini invita a reflexionar sobre dos mundos en apariencia contrapuestos: el primer y el tercer mundo, a trav¨¦s de im¨¢genes formadas por varios planos o capas, entre las cuales se abre paso el lector en busca de detalles. Im¨¢genes de gran profundidad donde todo permanece enfocado. La publicaci¨®n recibi¨® varios premios, entre ellos la Medalla de oro de los libros m¨¢s bellos del mundo, en Leipzig, en 1987. ¡°Trabaj¨¦ con un gran dise?ador, ?lvaro Sotillo, quien estructur¨® el libro utilizando un tipo de papel para el primer mundo y otro distinto para el tercero¡±, recuerda el fot¨®grafo. ¡°Fue entonces cuando me di cuenta de que habitualmente los premios van al dise?o, no al contenido. Una gran contradicci¨®n. Se ha dado la vuelta al principio de la Bauhaus, que dec¨ªa que la forma sigue a la funci¨®n. En la actualidad un libro es bueno si est¨¢ bien dise?ado. No importa el contenido. Muchas veces el discurso de las im¨¢genes queda supeditado al dise?o, y este no ayuda a lectura de la publicaci¨®n, cuando un libro se hace para que sea le¨ªdo de la mejor manera¡±.
¡°Es muy importante el uso que se hace de las im¨¢genes. Lo estamos viendo ahora en la guerra de Ucrania¡±, contin¨²a el autor. ¡°En 1997, unos paramilitares llevaron a cabo una masacre en Chiapas en la que murieron mujeres y ni?os. Fui a la misa en homenaje a los muertos. Al sacar la c¨¢mara una mujer me llam¨® la atenci¨®n. ¡®Sepa usted que aqu¨ª convivimos con los muertos. Haga un buen uso de la fotograf¨ªa¡¯, me dijo. Aquella fue mi tercera lecci¨®n. Es importante que el fot¨®grafo tenga ciertos criterios para frenar ciertos usos de la fotograf¨ªa. La fotograf¨ªa est¨¢ donde no est¨¢n las palabras y, siempre representa a quien la saca¡±, subraya, mientras reconoce que las revoluciones casi siempre le acaban por defraudar. ¡°El trabajo de un fot¨®grafo tiene que ver con lo que ha vivido, pensado y tambi¨¦n cambiado a lo largo de los a?os¡±.
¡°Hay dos tendencias en la fotograf¨ªa: por un lado, la que busca embellecer las cosas, y hace uso de una fotograf¨ªa construida. La que puede hacer bello lo que no lo es. Por otro lado, est¨¢ la fotograf¨ªa que busca la verdad. En ese sentido me gustar¨ªa citar y agradecer a Antonio Mu?oz Molina, autor de uno de los textos que se incluye en el cat¨¢logo de la exposici¨®n que titula Una marca de belleza en el mundo. Cambiar¨ªa, o m¨¢s bien extender¨ªa, el t¨ªtulo para decir que la fotograf¨ªa es dejar una huella de verdad. Y los fotolibros, en general, ya no lo hacen¡±.
¡®Paolo Gasparini. Campo de Im¨¢genes¡¯. Fundaci¨®n Mapfre Madrid. Hasta el 28 de im¨¢genes.
¡®Paolo Gasparini. Campo de Im¨¢genes¡¯. RM. 344 p¨¢ginas. 55 euros.
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