Ruth Orkin y el arte del tiempo
Una exposici¨®n re¨²ne la obra de la fot¨®grafa norteamericana, autora de una de las im¨¢genes m¨¢s famosas y controvertidas de la fotograf¨ªa de calle. Incorpor¨® los preceptos del cine para dar forma a su lenguaje fotogr¨¢fico
En 1952, la revista Cosmopolitan publicaba un reportaje titulado Don¡¯t be Afraid to Travel Alone (No tengas miedo a viajar sola). Inclu¨ªa una fotograf¨ªa destinada a convertirse en una de las im¨¢genes m¨¢s conocidas y pol¨¦micas de la fotograf¨ªa de calle del siglo XX, The American Girl in Italy (1951), en la cual una mujer atraviesa una calle de Florencia, cubierta por un chal, bajo la lasciva mirada de quince hombres, uno de los cuales descaradamente la silba o piropea. Aquella joven era una estudiante de pintura, Ninallee Craig (conocida entonces como Jinx Allen) y, hab¨ªa servido de modelo para la fot¨®grafa Ruth Orkin (Boston, 1921-Nueva York, 1985), quien la hizo repetir el paseo, una vez m¨¢s, antes de quedar satisfecha con el resultado. Muchos a?os despu¨¦s, la imagen ha sido interpretada como un s¨ªmbolo del acoso a las mujeres. Sin embargo, su protagonista aseguraba a The Guardian que su expresi¨®n no era fruto de la angustia. ¡°Me ve¨ªa a m¨ª misma como la Beatriz de Dante en la Divina Comedia. Entonces hab¨ªa que andar con plena seguridad y mantener la dignidad siempre. Nunca se me hubiese ocurrido mirarlos a los ojos y sonre¨ªr. No quer¨ªa incitarlos. La imagen ha sido interpretada como algo siniestro, pero fue lo contrario. Ellos se divert¨ªan y yo tambi¨¦n¡±.
La fotograf¨ªa en cuesti¨®n bien pod¨ªa haber sido el fotograma de una pel¨ªcula y ¡°Craig su ¨²nica actriz. Los dem¨¢s no interpretaban¡±, apunta Anne Morin, comisaria de Ruth Orkin. La ilusi¨®n del tiempo. La exposici¨®n puede verse en la sala Kutxa Kultur Artegunea de San Sebasti¨¢n y ofrece una lectura de la obra de la fot¨®grafa desde la temporalidad de la imagen, desde esa idea del tiempo, o ese juego temporal analizado tanto por la fotograf¨ªa como por el cine.
Lo cierto es que las j¨®venes americanas se conocieron la noche anterior en el hotel donde se alojaban. Juntas se dispusieron a escenificar sus experiencias como viajeras solitarias. ¡°La idea de esta imagen hab¨ªa estado en mi cabeza durante a?os, desde que hab¨ªa tenido la suficiente edad para yo misma experimentar dicha situaci¨®n¡±, dir¨ªa la autora. ¡°En aquella esquina de la Piazza della Reppublica, de repente surgi¨® el escenario perfecto esperado. Todos aquellos tipos estaban posicionados de forma perfecta, no hab¨ªa sol para distraer, el fondo era armonioso, y la intersecci¨®n estaba libre de tr¨¢fico, lo que me permiti¨® situarme en el medio por unos instantes¡±. De hecho, las j¨®venes debieron entablar amistad con el chico de la moto, ya que aparece en otra de las im¨¢genes de la serie. Las fotograf¨ªas servir¨ªan para ilustrar un texto que animaba a las mujeres a viajar sin sus familias, o m¨¢s bien sin un hombre; lejos de ser un problema, resultar¨ªa una experiencia recomendable.
¡°Parece que hab¨ªa una voluntad de exagerar el significado de la expresi¨®n de Craig¡±, apunta Morin, al tiempo que se?ala otra de las im¨¢genes de la serie, en la que, situada debajo de una de las majestuosas esculturas de la Piazza della Signora, la joven dramatiza su gesto, potenciando la narrativa de la imagen. ¡°American Girl in Italy es en cierta forma una fotonovela, una peque?a pel¨ªcula en la que se cuenta una historia a base de exagerar la m¨ªmica¡±, a?ade la comisaria. De este modo, en Don¡¯t be Afraid to Travel Alone, Orkin act¨²a como directora. Emplea el m¨¦todo de ese g¨¦nero h¨ªbrido, nacido en Italia en 1946, para dar forma a una serie de im¨¢genes cargadas de realismo y de teatralidad. ¡°Hacen referencia a las pel¨ªculas de cine mudo, donde se exageraban los gestos como principal herramienta para guiar al espectador¡±, observa Morin.
La madre de la fot¨®grafa fue una actriz de cine mudo, Mary Ruby, de ah¨ª que Orkin creci¨® en el ambiente del Hollywood de los a?os veinte y treinta. Trabaj¨® como mensajera para la Metro Goldwyn Meyer, mientras estudi¨® fotoperiodismo en Los ?ngeles City College. Sus reportajes se publicaron en Life, Look y Home Journal. Pero, es al analizar su obra detenidamente cuando sale a relucir el fantasma del s¨¦ptimo arte. ¡°En su obra est¨¢ impl¨ªcita su fascinaci¨®n por el poder heur¨ªstico del cine¡±, advierte Morin. ¡°Entonces era muy dif¨ªcil para una mujer alcanzar el sue?o de situarse detr¨¢s de la c¨¢mara como directora. Como referente estaba Alice Guy, que hab¨ªa llegado a ser la primera realizadora de cine a finales del siglo XIX, pero Orkin tuvo que renunciar a su vocaci¨®n, de ah¨ª que dio forma a un lenguaje que se sit¨²a en un territorio intermedio entre la imagen fija y la imagen en movimiento¡±.
La muestra re¨²ne im¨¢genes in¨¦ditas que hasta ahora hab¨ªan permanecido en el archivo custodiado por Mary Engel, la hija de la artista. Fotograf¨ªas que ilustran c¨®mo el movimiento y la temporalidad est¨¢n simulados de forma constante en la obra de la fot¨®grafa y ponen de manifiesto las capas menos visibles de su vocabulario art¨ªstico. ¡°Incorpora la secuenciaci¨®n, la descomposici¨®n del movimiento, la duplicidad y la simultaneidad para dar la sensaci¨®n de que hace cine¡±, destaca la comisaria. ¡°?No es el cine el arte del movimiento producido desde la quietud?, esto es lo que har¨¢ Orkin. Desde una imposibilidad o frustraci¨®n, logra reconducir su trayectoria profesional para adentrarse en la modernidad, una peculiaridad que no debe ser observada desde el prisma de la fotograf¨ªa, sino desde el del medio cinematogr¨¢fico¡±.
La muestra est¨¢ estructurada en cuatro partes. La primera, Una mirada moderna, adentra al visitante en la din¨¢mica cambiante de una ciudad, el Nueva York de los a?os cuarenta, donde a trav¨¦s de su c¨¢mara la artista se inclina sobre el mundo para transcribirlo por medio de una serie de picados, como una coreograf¨ªa interpretada por el incesante ir y venir de los habitantes de la ciudad. La segunda parte incide en la idea del tiempo mediante el uso de la duplicidad y el desdoblamiento. La autora desaf¨ªa la mirada del espectador haciendo uso de formas similares y discontinuas dentro de un mismo encuadre, o de un mismo personaje en dos momentos distintos. Las dos ¨²ltimas partes muestran c¨®mo la fot¨®grafa ir¨¢ elaborando peque?as pel¨ªculas con carretes de 12 o 36 im¨¢genes. All¨ª encontraremos una de sus series m¨¢s emblem¨¢ticas, Bycicle Trip, estructurada como un storyboard donde la autora pega las fotograf¨ªas en cuadernos para narrar un itinerario. ¡°En su intento constante de mostrar la ilusi¨®n del tiempo, retomar¨¢ el principio de la cronofotograf¨ªa inventada por Eadweard Muybridge, que consiste en cortar una secuencia narrativa en varias im¨¢genes est¨¢ticas, que ser¨¢n posteriormente colocadas una tras otra en orden cronol¨®gico¡±, advierte Morin. Una de estas series formo parte de The Family of Man, la conocida exposici¨®n organizada por Edward Steichen.
¡°La Nouvelle Vague nunca se habr¨ªa producido de no haber sido por El peque?o fugitivo (1953)¡±, asegur¨® Truffaut en cierta ocasi¨®n a The New Yorker, citando solo a uno de sus directores, Morris Engel, el marido de la fot¨®grafa. Orkin se encargar¨ªa tambi¨¦n de dirigir y escribir el guion de la pel¨ªcula junto con Ray Ashley. De ah¨ª que se hayan utilizado varias secuencias de la cinta como complemento a la exposici¨®n. ¡°Nunca obtuvo el reconocimiento merecido a su aportaci¨®n¡±, a?ade la comisaria, ¡°de este modo, la exposici¨®n sirve para reparar la historia y restablecer su figura¡±.
Durante la ¨²ltima etapa de su vida, enferma de c¨¢ncer, la fot¨®grafa sal¨ªa poco de su piso en Nueva York. Desde su ventana, con vistas a Central Park, fotografi¨® el parque a lo largo de las distintas temporadas. Siempre desde el mismo ¨¢ngulo y con el mismo encuadre. Un gui?o a las catedrales de Monet y a las treinta y seis vistas del monte Fuji pintadas por Hokusai. A la idea de volver al mismo referente en distintas temporalidades. Otra referencia m¨¢s a una de las artes del tiempo, el cine.
Ruth Orkin. La ilusi¨®n del tiempo. Kutxa Kultur Artagunea. Fundaci¨®n Kutxa. Edificio Tabakalera. San Sebasti¨¢n. Hasta el 6 de noviembre.
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