¡®Todo, a todas horas, en todas partes¡¯, contra los libertarios a la violeta

La posmodernidad es la cultura del neoliberalismo. Esta es a la vez la conclusi¨®n y el prejuicio que ilustran el sugerente libro de Stuart Jeffries Todo, a todas horas, en todas partes, t¨ªtulo que sin duda inspir¨® el de la pel¨ªcu?la premiada este a?o con el Oscar (Todo a la vez en todas partes). Esta se estren¨® en marzo de 2022 en el festival de Austin (Texas) y el libro en cuesti¨®n apareci¨® en el Reino Unido en noviembre de 2021. Otra cosa m¨¢s tienen ambas obras en com¨²n, y es que son dignas representantes de la cultura posmoderna, a la que adem¨¢s ataca virulentamente Jeffries.

Bi¨®grafo a su manera de los m¨¢s dignos representantes de la Escuela de Fr¨¢ncfort, el autor, que fue director adjunto del diario The Guardian, intenta ahora explicar el nacimiento y desarrollo de una posmodernidad que hoy d¨ªa parece abarcarlo todo. Al igual que el neoliberalismo, ese movimiento cultural ¡°se expresaba en t¨¦rminos de liberaci¨®n¡±, pero a su juicio ha terminado por ser c¨®mplice de la nueva tiran¨ªa del mercado.

Lo m¨¢s parad¨®jico y excitante es que esta obra anti posmoderna es una muestra ejemplar del posmodernismo mismo

El posmodernismo es una corriente art¨ªstica y de pensamiento impulsada mayormente por intelectuales franceses e italianos que criticaron la existencia de una raz¨®n o verdad objetiva y universal. Hasta el punto de poner en cuesti¨®n la noci¨®n cient¨ªfica del saber. Como dijo Michel Foucault, uno de los parteros m¨¢s reconocidos del posmodernismo, ¡°cada sociedad tiene su r¨¦gimen de verdad¡±, su ¡°pol¨ªtica general de la verdad¡± y tambi¨¦n ¡°sus encargados de decir lo que es verdadero¡±. De modo que verdad y saber son compa?eros indispensables del poder, econ¨®mico o pol¨ªtico. Jeffries se?ala que ese pensamiento inicialmente liberador que pudo echar sus ra¨ªces en Mayo del 68 (prohibido prohibir) ha terminado por ser el mejor c¨®mplice de la dictadura del mercado. ¡°Apenas somos capaces¡±, dice, ¡°de imaginar la pol¨ªtica como una actividad comunitaria, porque nos hemos acostumbrado a ser consumidores en vez de ciudadanos. Los pol¨ªticos nos tratan como consumidores a los que deben satisfacer¡±. As¨ª que ya hemos visto a Pedro S¨¢nchez anunciar que los mayores de 65 a?os podremos ir al cine por solo dos euros. Rebajas de primavera del proyecto socialista, convertido en una tienda del todo a cien.

Lo m¨¢s parad¨®jico y excitante es que esta obra anti posmoderna, tal y como est¨¢ escrita, es una muestra ejemplar del posmodernismo mismo. Como en ¨¦l, todo est¨¢ a la vez y en todas partes. Trata de construir la verdad objetiva de la dominaci¨®n neoliberal utilizando de manera subjetiva los destrozos del libertarismo cultural. Dividida en 10 cap¨ªtulos, cada uno de ellos es un juego de inestables tr¨ªos en los que se enlazan relatos, entre muchos otros, sobre el patr¨®n oro, los Sex Pistols, Madonna, Lyotard, Margaret Thatcher, la teor¨ªa queer, Quentin Tarantino, la guerra del Golfo, Steve Jobs, Diana de Gales, las pol¨ªticas de g¨¦nero, los atentados del 11-S, Silicon Valley o la impagable deuda de nuestras econom¨ªas. Son fragmentos desperdigados de esa ¨²nica realidad neoliberal que nos esclaviza. Y lo hace hasta tal punto que ya no es precisa la existencia de ning¨²n Gran Hermano que vigile nuestras vidas: gracias a los tel¨¦fonos inteligentes nos encargamos de hacerlo nosotros mismos.

Trump puede ser un posmoderno de cat¨¢logo, pero es excesivo definir a Thatcher como punk por ser destructiva

El libro resulta tan entretenido y brillante como en ocasiones confuso y agotador. Pero es muy recomendable para todo aquel que quiera tener una visi¨®n posmoderna, y por lo mismo abreviada, fragmentada y l¨ªquida, de en qu¨¦ consiste la posmodernidad. En los albores del movimiento, Toni Negri percibi¨® al hilo del ¡°pensamiento d¨¦bil¡± de Gianni Vattimo como un reverdecer del romanticismo. Entre nosotros, Alfonso Sastre apod¨® a los posmodernos de libertarios a la violeta. Yo mismo sent¨ª a veces la tentaci¨®n de comparar sus connotaciones est¨¦ticas y art¨ªsticas con los proleg¨®menos del nazismo. No extra?a por eso que Jeffries describa a Donald Trump como un posmoderno de cat¨¢logo. Pero parece excesivo definir a Margaret Thatcher como representante de la cultura punk, bas¨¢ndose ¨²nicamente en su capacidad de destruir lo establecido.

Aunque la posmodernidad es, como su nombre indica, lo posterior a la modernidad, Matei C?linescu, fil¨®sofo rumano que ejerci¨® su magisterio en Estados Unidos, la consideraba una fase de la modernidad misma. Antes ya hab¨ªa experimentado otras etapas y adoptado otras facetas, como la de las vanguardias, la decadencia o el kitsch. Si esto fuera cierto, habr¨ªa que concluir que el posmodernismo no es nada m¨¢s que la modernidad de nuestros d¨ªas. ¡°Es una paradoja¡±, dice ?Jeffries. Funciona tanto como coartada del orden neoliberal que como acusaci¨®n contra ¨¦l. Reconozco por eso haber disfrutado durante algunas horas de la lectura de su libro, que padece un exceso de citas y un defecto en su concepci¨®n: el intento de describir un proceso temporal, una historia de la cultura posmoderna que, en s¨ª misma, no puede tener historia alguna, pues no incorpora ninguna noci¨®n de desarrollo. Por lo dem¨¢s, participo de muchas de las matizadas cr¨ªticas que hace respecto a los desvar¨ªos de la cultura queer, o los aportes de la tecnolog¨ªa digital y las redes sociales a la potenciaci¨®n de las peores formas de la actual cultura. Pero esos fen¨®menos no pueden confundirnos hasta el punto de suponer que la soluci¨®n al nuevo desorden mundial, tan amenazante en lo universal como en lo cotidiano, es emprender el regreso al pasado. En opini¨®n de Umberto Eco, bastar¨¢ con ¡°volver a visitarlo, con iron¨ªa y sin ingenuidad¡±. Para que el simulacro actual de nuestras vidas, tan posmodernas, no triunfe sobre la realidad.

Todo, a todas horas, en todas partes

Stuart Jeffries
Traducci¨®n de Mar¨ªa Serrano Gim¨¦nez
Taurus, 2023
472 p¨¢ginas. 21,75 euros

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