Una bomba llamada Sex Pistols
La cr¨®nica ¡®Dios Salve a los Sex Pistols¡¯, escrita por Fred y Judy Vermorel en tiempo real en la breve vida del grupo y que se publica ahora en espa?ol, es lo m¨¢s cerca que estuvieron sus protagonistas de contar su propia historia
¡°El rock se hab¨ªa vuelto muy aburrido¡±. Con esta frase, dicha por Alan Edwards, periodista musical y publicista de grupos punk, comienza Dios Salve a los Sex Pistols (Contra, 2021), el libro que publicaron en 1978 el periodista Fred Vermorel y su pareja, Judy. Una cr¨®nica documentada y precisa escrita en tiempo real sobre la aparici¨®n del grupo m¨¢s escandaloso que hasta entonces hab¨ªa dado la m¨²sica popular: los Sex Pistols, una patada en el est¨®mago del establishment brit¨¢nico, una bomba de dinamita explosionada en el lustroso decorado de un pa¨ªs no preparado para ellos.
Un comienzo as¨ª anticipa un libro que promete luchar contra el aburrimiento. Y lo hace en su manera de tomar pulso al presente como un collage de entrevistas, recortes de prensa y todo tipo de material que sirva para ilustrar aquellos agitados d¨ªas hasta convertir a Dios Salve a los Sex Pistols en la forma m¨¢s cerca que estuvieron los protagonistas de contar su propia historia. Traducido ahora al espa?ol por el m¨²sico Ibon Errazkin, este poli¨¦drico documento llega 43 a?os despu¨¦s de su salida en Reino Unido, cuando todav¨ªa los Sex Pistols estaban activos y se hab¨ªan erigido como una referencia, m¨¢s por actitud que por cuestiones art¨ªsticas, para una generaci¨®n de j¨®venes desencantados.
Si bien es cierto que la verdadera referencia literaria sobre la banda y el punk es England¡¯s Dreaming, el can¨®nico libro escrito por el periodista Jon Savage, Dios Salve a los Sex Pistols permite casi formar parte en tiempo real de todo lo sucedido entre 1975, a?o de fundaci¨®n del grupo, y 1978, cuando los Pistols hicieron su calamitosa gira por Estados Unidos y se separaron con solo un disco en el mercado, el rabioso Never Mind the Bollocks. De hecho, a trav¨¦s de entrevistas con Johnny Rotten, Glen Matlock, Steve Jones y Paul Cook, miembros originales de la banda, el libro da pistas de los a?os previos a la formaci¨®n oficial y de c¨®mo conocieron a Malcolm McLaren, el manager del grupo, un h¨¢bil buscavidas y negociante, al que visitaban en su tienda de discos y ropa en King¡¯s Road, y que supo aprovechar en todos los frentes posibles tanta energ¨ªa combativa.
Esa energ¨ªa se transmiti¨® desde los conciertos iniciales en garitos de Londres. Tal y como cuenta Dave Goodman, productor de las primeras canciones: ¡°Sus conciertos remov¨ªan el veneno que llevaba la gente dentro¡±. Insultaban al p¨²blico sin parar, esquivaban botellas, aporreaban guitarras, escup¨ªan y se dejaban escupir¡ El espect¨¢culo era grotesco y descerebrado, pero aquellos adolescentes, liderados por McLaren y est¨¦ticamente tan rupturistas bajo la mano de Vivienne Westwood, ten¨ªan una idea muy clara de c¨®mo presentarse, pero tambi¨¦n qu¨¦ provocar en su p¨²blico. A fin de cuentas, los Sex Pistols ven¨ªan a ser la respuesta agresiva a un mundo del rock anquilosado, que se miraba su propio ombligo con estrellas como los Rolling Stones y que hab¨ªa dejado de representar a muchos j¨®venes sin un duro y emocionalmente desorientados, incapaces de conectar con los jipis viejos de la d¨¦cada anterior ni, como explicaba el bajista Glen Matlock, con los nuevos talentos como David Bowie o Roxy Music, que eran todos ¡°muy calculados y con mucha pose, un rollo muy arty¡±. Por eso, Terry Slater, representante de EMI Music, la primera discogr¨¢fica que fich¨® a los Sex Pistols, afirm¨®: ¡°Cuando los vi, record¨¦ los tiempos en los que todo estaba empezando¡ Y me di cuenta de que era algo que ten¨ªa que ocurrir para llenar ese vac¨ªo que ha creado la industria¡±.
El vac¨ªo se cubri¨® con un veneno nunca visto y con la mecha de la dinamita corriendo a toda prisa. Los Sex Pistols saltaron a la primera l¨ªnea medi¨¢tica solo m¨¢s poner un pie en el negocio. La cr¨®nica escrita por Fred y Judy Vermorel repasa todos los sucesos que ayudaron a su impacto, como sus incidentes en la televisi¨®n brit¨¢nica y con las discogr¨¢ficas. El libro incluye una transcripci¨®n de la entrevista televisiva que lanz¨® al grupo a la fama en el programa de Bill Grundy, un presentador que intent¨® re¨ªrse del grupo y le sali¨® el tiro por la culata. Los Pistols le respondieron airosamente y soltaron palabrotas, prohibidas en la parrilla televisiva. De la lectura se extrae que Grundy tambi¨¦n intent¨® beneficiarse del esc¨¢ndalo, aunque luego fue suspendido por dos semanas. Tal y como afirma John Peel, reputado music¨®logo brit¨¢nico y presentador de la BBC: ¡°Me qued¨¦ horrorizado porque, si paras por la calle a cualquier grupo de cuatro o cinco chavales, les haces sentirse importantes, les pones hasta arriba de cerveza y les pides que digan algo ofensivo, van a decirte algo ofensivo. Me parece de una hipocres¨ªa desvergonzada¡±.
Sin embargo, la maquinaria de los Pistols funcionaba porque se recib¨ªa con ganas fuera. La sociedad conservadora brit¨¢nica guardaba mucho de esa hipocres¨ªa desvergonzada a la que se refer¨ªa Peel y siempre ha tenido una relaci¨®n perversa con el esc¨¢ndalo. El libro tambi¨¦n recoge los recortes de prensa de los tabloides haci¨¦ndose eco del suceso televisivo. Recortes como el del Daily Mirror, reflejando la indignaci¨®n de muchos ciudadanos, entre ellos un camionero de 47 a?os llamado James Holmes que sentenci¨®: ¡°Yo a veces tambi¨¦n digo tacos, pero no quiero esa suciedad en mi casa a la hora del t¨¦¡±.
La suciedad acab¨® por salpicar a todas horas. La banda llevaba la anarqu¨ªa dentro y no se libraban ni las discogr¨¢ficas. EMI y A&M los ficharon a bombo y platillo, pero los acabaron echando por sus pol¨¦micas, que tambi¨¦n tra¨ªan cancelaciones de sus conciertos. Dios Salve a los Sex Pistols recoge entrevistas con los responsables discogr¨¢ficos, justificando que sus ¡°empleadas se negaban a tocar un solo disco de la banda¡±. La banda era una fiera que no admit¨ªa domesticaci¨®n, pero s¨ª toda la promoci¨®n posible: al fichar por Virgin, exigieron la presentaci¨®n de la canci¨®n ¡®God Save the Queen¡¯ a bordo de un barco por el T¨¢mesis justo en el a?o del Jubileo de la Reina.
Provocar y exprimir a los sellos discogr¨¢ficos era parte de su credo. En palabras de Johnny Rotten, recogidas en el libro, todo era una forma de incordiar a una sociedad cohibida y mojigata: ¡°Est¨¢n reprimidos. Les han hecho creer que no tienen derecho a opinar. As¨ª que cuando llega alguien con algo tan descarado, los muy jodidos se asustan. Ya sabes qu¨¦ tipo de armas usaron contra nosotros: que esa letra es muy ingenua. ?Por qu¨¦ co?o va a ser ingenua? ?Qu¨¦ esperaban? ?Un poema? Algo que lo disimule, ?verdad? Lo primero que aprend¨ª en la clase de lengua es que si puedes decir algo con una palabra, dilo con una palabra. No uses dos. Eso es buen ingl¨¦s¡±.
La parte menos conocida de una historia mil veces contada se guarda en los diarios de Sophie, la secretaria de Malcolm McLaren. Esta cr¨®nica cotidiana desde dentro ofrece una visi¨®n extraordinaria y jugosa porque desmitifica este periodo tan intenso como breve, apenas tres a?os de excesos, convulsi¨®n y caos, amplificados con Sid Vicious, que sustituy¨® a Glen Matlock y que se suicid¨® a los 21 a?os. Sophie se encarga de sacar adelante las tareas del grupo, mostrando que McLaren controlaba hasta el ¨²ltimo detalle, al tiempo que aporta reflexiones sobre su impacto en una sociedad polarizada, donde crece la popularidad del Frente Nacional y de otros movimientos brit¨¢nicos de extrema derecha. ¡°Lo que m¨¢s preocupa es el fascismo. En esta situaci¨®n pol¨ªtica, esta postura de rebeld¨ªa puede girar tanto a derecha como a la izquierda. Por eso, es importante ser expl¨ªcito¡±. O aporta una visi¨®n acertad¨ªsima del secreto de la banda que iba a ser devorada por su propio veneno, aunque termin¨® por hacer estallar los cimientos de la industria musical y de toda una generaci¨®n. ¡°En estos tiempos, la mayor¨ªa de los hombres y las mujeres viven en un estado de callada desesperaci¨®n. Y los Sex Pistols son una ruidosa desesperaci¨®n¡±.
¡®Dios salve a los Sex Pistols¡¯. Fred y Judy Vermorel. Traducci¨®n de Ibon Errazkin. Editorial Contra, 2021. 344 p¨¢ginas. 19,86 euros.
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