¡®Arias Navarro y la reforma imposible¡¯: a vueltas con la memoria hist¨®rica
Alfonso Pinilla ofrece una explicaci¨®n exacta en su relato sobre la actitud de quienes dirigieron los acontecimientos del final de la dictadura y comienzos de la Transici¨®n, que sin embargo no refleja su verdadera personalidad ni sus intenciones
¡°La historia es inaprensible¡±. Esta frase, que encabeza el estudio de Arnold Toynbee sobre La Europa de Hitler, resume mejor que ninguna otra la dificultad de los historiadores a la hora de establecer un relato de los hechos que escape a su versi¨®n ¡°subjetiva¡±. Pues, a?ade, ¡°la visi¨®n del historiador est¨¢ condicionada siempre y en todas partes por su propia ubicaci¨®n en el tiempo y en el espacio¡±. Suele decirse que la historia la escriben los vencedores, no solo los de las guerras, sino en ocasiones tambi¨¦n los triunfadores en las urnas. Las ¡°leyes de memoria hist¨®rica¡± responden con frecuencia al sectarismo del poder, tan propenso siempre a establecer una verdad oficial acorde con sus prejuicios, sus intereses y su ignorancia. En los tiempos que vivimos, esto es muy evidente en el desarrollo de las guerras culturales, cuyo temible objetivo es que los facciosos de turno, conseguido el mando, puedan adoctrinar a la poblaci¨®n con arreglo a sus particulares ideolog¨ªas y man¨ªas. Por lo mismo, es m¨¢s de agradecer el esfuerzo de los historiadores profesionales dispuestos a establecer, contra las versiones ¡°subjetivas¡± del pasado, un relato ¡°objetivo¡± que determine el desarrollo de unos hechos ya arrastrados ¡°por la corriente irreversible del tiempo¡±. Aunque ya Toynbee explica que ambas escuelas se contaminan mutua e irremediablemente.
Mis observaciones vienen a cuento del libro Arias Navarro y la reforma imposible, firmado por Alfonso Pinilla, director del Departamento de Historia de la Universidad de Extremadura. Se trata de un meritorio y desprejuiciado esfuerzo por analizar los ¨²ltimos a?os de Franco y el comienzo de la transici¨®n pol¨ªtica, un intento de establecer esa ¡°memoria hist¨®rica¡± de los hechos sin otro inter¨¦s que analizar la realidad de estos. El autor es especialista en la materia y experto en el an¨¢lisis de los medios de comunicaci¨®n de la ¨¦poca. Pero al hilo de la premoniciones de Toynbee, su explicaci¨®n sobre la actitud de quienes dirigieron los acontecimientos, con ser exacta en su relato, no refleja la verdadera personalidad ni las intenciones de quienes los protagonizaron; como si, de acuerdo con el refr¨¢n popular, los ¨¢rboles no le permitieran ver el bosque. Mi opini¨®n, por supuesto tambi¨¦n subjetiva, se basa en que en gran medida fui testigo, en butaca preferente, de los sucesos de la ¨¦poca. Convers¨¦ muchas veces con sus protagonistas y en ocasiones muy contadas colabor¨¦ con ellos. El d¨ªa del asesinato de Carrero me encontr¨® ejerciendo la direcci¨®n en funciones del peri¨®dico Informaciones, por entonces representante de un cierto liberalismo pol¨ªtico disidente como se pod¨ªa de la dictadura. Ejerc¨ª, adem¨¢s, la direcci¨®n de los servicios informativos de TVE durante ocho meses del Gobierno de Arias, en circunstancias que he explicado en mis memorias. En tan breve tiempo viv¨ª la revoluci¨®n portuguesa del 25 de abril, la enfermedad del dictador que dio paso a la interinidad del pr¨ªncipe Juan Carlos en la jefatura del Estado y el brutal atentado de la calle del Correo. La noche de la muerte de Franco estaba yo, como director adjunto de Informaciones, montando guardia ante el previsible acontecimiento. Y el d¨ªa de la destituci¨®n de Arias y nombramiento de Su¨¢rez como presidente dirig¨ªa EL PA?S y estuve en contacto directo con Areilza, uno de los perdedores de la jugada. Cosas as¨ª me permiten suponer que poseo no una mejor informaci¨®n de los hechos, rigurosamente detallados en el libro, pero quiz¨¢ una comprensi¨®n m¨¢s afinada de sus circunstancias y un v¨ªvido recuerdo de las pasiones de quienes los protagonizaron.
En mi opini¨®n, Arias no intent¨® ninguna reforma, no ten¨ªa ambiciones ni entendederas pol¨ªticas y se comport¨® solo como el incompetente mayordomo de la familia del dictador
Mi limitada discrepancia con Pinilla no se refiere a su an¨¢lisis de la confrontaci¨®n entre franquistas aperturistas y representantes del ¡°b¨²nker¡±. Su abundante documentaci¨®n le permite garantizar el rigor en los datos. Discrepo solo del perfil psicol¨®gico que hace del presidente Arias, de la interpretaci¨®n de su actitud frente a las vicisitudes de sus dos gobiernos y del verdadero sentimiento que le anim¨® en su ejercicio. Pinilla considera que los intentos de Arias de hacer una ¡°reforma imposible¡± supusieron un ¡°f¨¦rtil fracaso¡± para quienes anhelaban un cambio de r¨¦gimen. Pero, en mi opini¨®n, Arias no intent¨® ninguna reforma, no ten¨ªa ambiciones ni entendederas pol¨ªticas y se comport¨® solo como el incompetente mayordomo de la familia del dictador, encargado de salvar los muebles tras el incendio. Despu¨¦s del asesinato de Carrero, el poder de Franco se esfum¨®, se diluy¨® entre sus allegados, interesados no por el devenir pol¨ªtico del pa¨ªs o la unidad de Espa?a, sino en defender sus intereses y su seguridad personal y evitar cualquier tipo de represalias. De igual modo, la decisi¨®n de don Juan Carlos de prescindir de los aperturistas del franquismo, como Fraga y Areilza, la ten¨ªa tomada a?os antes del deceso del dictador y as¨ª me lo confes¨® personalmente en octubre de 1974. Nunca he cre¨ªdo, adem¨¢s, que la elecci¨®n de Adolfo Su¨¢rez por el monarca fuera tan improvisada como se sugiere en el libro.
Por lo dem¨¢s, el volumen ofrece gran cantidad de informaci¨®n, entre la que cabe destacar sus comentarios sobre el conflicto del S¨¢hara y la Marcha Verde, tan de actualidad. En su conjunto resulta una aportaci¨®n valiosa a la historia de la Transici¨®n. Su prosa es directa, de f¨¢cil comprensi¨®n, casi period¨ªstica. Y, pese a los matices ya expuestos, recupera la verdadera memoria hist¨®rica frente a la estulticia de quienes insisten en patearla a diestro y siniestro en defensa de sus ensue?os y en desprecio de la verdad.
Arias Navarro y la reforma imposible
Pr¨®logo de Enrique Moradiellos
Catarata, 2023
240 p¨¢ginas, 18,50 euros
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