La humildad de construir sembrando
Jeanne Gang, Lina Ghotmeh y Tatiana Bilbao marcan la senda del urbanismo que viene: reparaci¨®n f¨ªsica, reconquista social y di¨¢logo con la naturaleza
Dos de los edificios m¨¢s sorprendentes ¡ªel espect¨¢culo se ha convertido en anatema en la arquitectura del siglo XXI¡ª inaugurados en lo que va de a?o son reformas. Como los cruces que se dan en la naturaleza, los inmuebles que parten de otros son una constante en la historia de la arquitectura. Esa puesta al d¨ªa implica a veces un destrozo, otras una transformaci¨®n, rara vez un ejercicio de humildad y, tal vez con demasiada frecuencia, la construcci¨®n de una duda.
Las dudas son edificios que ni acompa?an ni molestan. M¨¢s que abrir caminos o dialogar, emiten un mensaje recatado. Cuando proliferan esas dudas, las ciudades se desvanecen. Desaparece de ellas la visi¨®n que levanta una identidad.
La ampliaci¨®n del Museo de Historia Natural de Nueva York, firmada por Studio Gang, da un volantazo escenogr¨¢fico a ese panorama de ¡°s¨ª pero no¡± con una estructura que reivindica un uso libre del hormig¨®n. Esa libertad, en manos de Jeanne Gang, no es soberbia sino humildad. Parte de atender a las leyes de la naturaleza antes que a las de la geometr¨ªa. As¨ª, la imagen cavern¨ªcola y sin embargo luminosa del Gilder Center ampl¨ªa el museo con una estructura de hormig¨®n proyectado sobre las barras de refuerzo estructurales. ¡°Esa t¨¦cnica ¡ªel shotcrete¡ª la ide¨® hace un siglo un taxidermista llamado Carl Akeley¡±, explica. Eso hace la naturaleza: mantener el conocimiento vigente.
Lejos de domesticar la naturaleza, Jeanne Gang (Belvidere, Illinois, 1964) ha buscado aprender de ella. El estudio de la autora de la Torre Aqua y la Torre Vista de Chicago trabaja en la ampliaci¨®n de uno de los aeropuertos con m¨¢s tr¨¢fico del mundo ¡ªO¡¯Hare, en su ciudad¡ª. Y ha concluido otro proyecto que resuelve un problema parecido al de Nueva York: la necesidad de ampliar, reformar y poner al d¨ªa haciendo algo m¨¢s que no molestar. El Arkansas Museum of Fine Arts lleva la sorpresa al techo. Como una escultura, una cubierta de hormig¨®n se repliega para unir los ocho inmuebles que han ido sum¨¢ndose al museo original de 1937. El hormig¨®n se extiende en voladizos que ampl¨ªan el museo hasta el parque vecino. Esa idea, sumarse a un espacio natural, no es decimon¨®nica ¡ªcomo unir el Prado y el Retiro o el Louvre y las Tuller¨ªas¡ª sino clave en el siglo XXI: reparar para subrayar la vocaci¨®n p¨²blica de las instituciones.
Otra arquitecta que ha optado por reparar es la libanesa asentada en Par¨ªs Lina Ghotmeh. La autora del Pabell¨®n de la Serpentine, que todav¨ªa puede visitarse en Londres, concluir¨¢ este oto?o el Centro Nacional de Danza de Tours (Francia), llevando la capacidad expresiva de la danza a la vitalidad de su edificio. ?C¨®mo se traduce vitalidad en arquitectura? Buscando el futuro en el pasado, dice ella. No son ¡°referencias¡±, es una decisi¨®n f¨ªsica: su centro se levanta con restos materiales de antiguos barracones militares.
Tatiana Bilbao trabaja en el Bot¨¢nico de Culiac¨¢n con un plan maestro inspirado en un ¨¢rbol tropical, el huanacaxtle
Hay una tercera arquitecta trabajando en lo que ella misma ha bautizado como ¡°un paisaje social¡±. En M¨¦xico, Tatiana Bilbao lleva una d¨¦cada reconstruyendo el Jard¨ªn Bot¨¢nico de Culiac¨¢n, al noreste del pa¨ªs. Bilbao habla de ¡°reconciliar la naturaleza con el orden arquitect¨®nico¡±. Como Gaud¨ª demostrara en el parque G¨¹ell, se trata de una tarea imposible de realizar sin la ayuda del tiempo, ese gran escultor. Pabellones conviviendo con palmeras, bamb¨²es junto a esculturas, auditorios y senderos topogr¨¢ficos. La arquitecta y su equipo trabajan en el nodo sur siguiendo un plan maestro inspirado en la ramificaci¨®n del huanacaxtle, un ¨¢rbol tropical.
Emparentado formalmente con la Casa da M¨²sica de Oporto, pero multiplicado en escala, The Factory, el nuevo icono de OMA, se inaugurar¨¢ en octubre. Facetada y troquelada por un gran ventanal, la sede del Festival Internacional de M¨¢nchester habla un idioma macro y global. Acoger¨¢ danza, ¨®pera, conciertos y exposiciones. ?C¨®mo? ¡°Gracias a las nuevas tecnolog¨ªas¡±, responden los arquitectos. Y una no puede dejar de pensar en los 20 a?os que dedic¨® Utzon a que su ic¨®nico auditorio de S¨ªdney hiciera convivir ¨®pera y m¨²sica sinf¨®nica. Cerca de ese s¨ªmbolo, el estudio Moreau Kusunoki trabaja en el Powerhouse de Parramatta, un nuevo barrio al oeste de la ciudad australiana que Utzon no lleg¨® a intuir. Cuando se inaugure en 2024, ser¨¢ un museo enjaulado en una celos¨ªa estructural, un exoesqueleto que le permite dotar a los interiores de amplitud ininterrumpida. Moreau y Kusunoki hablan de ¡°un veh¨ªculo social y un v¨ªnculo c¨ªvico¡±. ?Qu¨¦ describen? Un museo levantado junto a un parque.
Hoy no hay cultura sin espacio p¨²blico. La creaci¨®n se acerca a la naturaleza desdiciendo el peor de los equ¨ªvocos urban¨ªsticos: el que opone lo urbano a lo vivo. Son muchos, muchas, las arquitectas que est¨¢n revisando, como hicieran Aino y Alvar Aalto, la modernidad desde ese punto de vista: el m¨¢s humilde, el que, lejos de imponer, construye sembrando.
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