El realismo m¨¢gico caribe?o de Marlon James, ser actriz para sobrevivir en el gulag, las memorias de Jarvis Cocker y otros libros de la semana

Dos libros de Marlon James ocupan un lugar destacado en nuestro suplemento cultural. John Crow¡¯s Devil (El diablo de los buitres, 2005, publicado recientemente por Libros del Kultrum) fue la ¨®pera prima del escritor Jamaicano que salt¨® a la fama tras ganar en 2015 el Man Booker Prize con Breve historia de siete asesinatos. Pero su estreno como novelista sufri¨® innumerables rechazos de editoriales, hasta 78 seg¨²n el autor, hasta que finalmente llego a los lectores. En esta prime...

Dos libros de Marlon James ocupan un lugar destacado en nuestro suplemento cultural. John Crow¡¯s Devil (El diablo de los buitres, 2005, publicado recientemente por Libros del Kultrum) fue la ¨®pera prima del escritor Jamaicano que salt¨® a la fama tras ganar en 2015 el Man Booker Prize con Breve historia de siete asesinatos. Pero su estreno como novelista sufri¨® innumerables rechazos de editoriales, hasta 78 seg¨²n el autor, hasta que finalmente llego a los lectores. En esta primera obra, una historia oscura sobre la rivalidad de dos predicadores a¨²n m¨¢s oscuros y envilecidos, ya se ve¨ªan los elementos que caracterizan la escritura de Marlon James, e incluso se vislumbra una suerte de realismo m¨¢gico caribe?o que impregna su literatura. En segundo lugar, Seix Barral acaba de publicar Bruja Luna, Rey Ara?a, la segunda entrega de una trilog¨ªa que comenz¨® en 2019 con Leopardo Negro, Lobo Rojo. Situada en el ?frica precolonial del espiritismo y de una cultura tribal envuelta en enigmas, hechicer¨ªa y pavor, la historia se entronca con las sagas de Juego de tronos o El se?or de los anillos.

Babelia ha pedido a Guillem Gisbert, el cantante del grupo catal¨¢n Manel, que analice las memorias del l¨ªder de Pulp, Jarvis Cocker. Qu¨¦ mejor que un colega de profesi¨®n para revisar una vida de melod¨ªas y letras. En Buen Pop, Mal Pop. Un inventario, Jarvis Cocker recurre a las cosas y recuerdos que hab¨ªa acumulado en el desv¨¢n medio olvidado de su vivienda en Londres para recapitular una existencia a base de objetos, algunos muy significativos y otros en apariencia insignificantes. ¡°El resultado es divertido, ameno, seductor¡­ Pop¡±, asegura Gisbert.

Otra autobiograf¨ªa analizada esta semana es Memorias de una actriz en el gulag, en la que Tamara Petk¨¦vich recuerda su paso por los campos de trabajos forzados de Stalin y c¨®mo la cultura y la creaci¨®n la ayudo a sobrellevar el horror.

Entre las narraciones destacan Yo que fui un perro, donde Antonio Soler recrea el diario de un maltratador que somete a su novia. Un relato de celos enfermizos y manipulaci¨®n que oscila entre la agresividad y el victimismo, entre la dominaci¨®n y el cuidado; Osebol, de Marit Kapla, en la que la reportera sueca narra la historia de su agonizante pueblo a trav¨¦s de los testimonios de sus 40 habitantes; Tu nombre no es tu nombre. Historia de una identidad robada en la dictadura argentina, una investigaci¨®n de Federico Bianchini sobre el secuestro de ni?os durante la dictadura argentina, centrada en la historia de Claudia Poblete Hlaczik, criada como Merceditas Landa por un militar y su esposa; Los hijos dormidos, de Anthony Passeron, que pone el foco en la atormentada vida de los enfermos de sida y sus familiares en los ochenta, cuando la enfermedad se consideraba casi un castigo que hab¨ªa que soportar con silencio, verg¨¹enza y humillaci¨®n; y Fidela, de Elvira Valga?¨®n, sobre la enigm¨¢tica desaparici¨®n de Vera, una se?orita de la buena sociedad, cuando se est¨¢ celebrando un cumplea?os.

Por ¨²ltimo, nuestros cr¨ªticos rese?an dos ensayos: Breve historia de los jud¨ªos en Espa?a, de Paloma D¨ªaz-Mas, que es un repaso hist¨®rico al antisemitismo en la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica, con el punto de inflexi¨®n que supuso la expulsi¨®n de los jud¨ªos en tiempos de los Reyes Cat¨®licos; y T¨² no eres especial. Mascotas, selfies y psic¨®logos, el alegato contra el individualismo y a favor de los relatos colectivos de Alejandro P¨¦rez Polo.

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