¡®Tan solo el fin del mundo¡¯: un drama po¨¦tico mal empastado
La puesta en escena de la c¨¦lebre obra teatral de Jean-Luc Lagarce dirigida por Israel Elejalde resulta fr¨ªa
Jean-Luc Lagarce escribi¨® Tan solo el fin del mundo cinco a?os antes de su muerte. Era el a?o 1990 y acababa de saber que ten¨ªa sida. Comienza con una pirueta temporal que nos sit¨²a directamente en un plano po¨¦tico: el soliloquio de un hombre de 34 a?os, la misma edad que ten¨ªa Lagarce entonces, que nos habla desde el futuro, un a?o despu¨¦s, cuando ya est¨¢ muerto. Ese hombre, que podr¨ªa ser un alter ego del autor, nos cuenta que sabe que va a morir y por ello ha decidido hacer una visita a su familia, con la que no se comunica desde hace a?os. ?Quiz¨¢ con el anhelo de un acercamiento? Durante la funci¨®n veremos que no es exactamente eso: es m¨¢s bien un acto de reconciliaci¨®n consigo mismo. Aunque no es una pieza autobiogr¨¢fica, tal vez Lagarce escribiera este texto tambi¨¦n por eso. Como si ¨¦l mismo nos estuviera hablando desde la tumba. Tal vez tambi¨¦n por eso el reconocimiento de la obra creci¨® una vez muerto el autor y se dispar¨® con la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica dirigida por Xavier Dolan en 2016, que gan¨® la Palma de Oro en Cannes.
En su quinto trabajo como director teatral, el tambi¨¦n actor Israel Elejalde aborda Tan solo el fin del mundo desde un plano igualmente po¨¦tico. No hay otra manera. No solo por la circunstancia de que el personaje principal nos habla despu¨¦s de muerto, sino porque el lenguaje de Lagarce no es naturalista. La obra intercala los soliloquios del protagonista con escenas que recrean su visita a la casa familiar en las que aparecen la madre, el hermano, la hermana y la cu?ada. Pero sus interacciones son muy extra?as porque en realidad no dialogan: son casi mon¨®logos con los que cada uno intenta revelar lo que siente, no tanto a sus interlocutores sino al p¨²blico. Parlamentos entrecortados con numerosas autocorrecciones temporales, ling¨¹¨ªsticas o emocionales. Como si a la vez estuvieran formulando la imposibilidad de comunicarse o expresar con precisi¨®n sus recuerdos, sentimientos, insatisfacciones y rencores. Es muy dif¨ªcil interpretar todo eso sin que resulte artificial y no siempre lo consiguen los actores de esta producci¨®n. Solo cuando el personaje del hermano estalla (gran trabajo de Ra¨²l Prieto) se alcanza una cierta verdad esc¨¦nica. El resto es fr¨ªo.
El director acierta al introducir desde el principio elementos alejados del realismo (un bailar¨ªn, una escenograf¨ªa metaf¨®rica, proyecciones de im¨¢genes) aunque algunos son demasiado obvios y da la sensaci¨®n de que no est¨¢n bien empastados. En consecuencia, la funci¨®n se ralentiza.
Tan solo el fin del mundo
Texto: Jean-Luc Lagarce. Dirección: Israel Elejalde. Reparto: Irene Arcos, Yune Nogueiras, Raúl Prieto, María Pujalte, Eneko Sagardoy y Gilbert Jackson. Naves del Español en Matadero. Madrid. Hasta el 7 de enero.
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