¡®Loving the Alien¡¯, una carta de amor a lo diferente
La nueva exposici¨®n de la madrile?a La Casa Encendida explora la idea de la alteridad a trav¨¦s de las obras de cuatro artistas dispares en sus fondos y formas
Louis Marcussen (1894-1985) fantaseaba con visitar Argentina con tanta determinaci¨®n que lleg¨® a apuntarse a clases para aprender espa?ol. En 1923 cumpli¨® su sue?o y viaj¨® al pa¨ªs sudamericano, donde se instal¨® durante seis a?os. De regreso a su Dinamarca natal, aquejado de una enfermedad de la mente, pas¨® los siguientes 56 en un centro psiqui¨¢trico de Aarhus, donde se reinvent¨® de diversas maneras: cambi¨® de sexo (a mujer y luego, de nuevo, a hombre) y se dedic¨® apasionadamente al arte bajo el pseud¨®nimo de Ovartaci, produciendo obras realizadas con materiales de uso cotidiano que remiten a temas como la reencarnaci¨®n y el multiverso, el cuerpo y la identidad. Solo a trav¨¦s de aquellas pinturas y esculturas que recrean escenas evanescentes pobladas de figuras que asemejan fantasmas o incluso marcianos pudo encontrar su lugar en el mundo. Fuera de las fronteras de aquel espacio inventado, en la realidad compartida por el com¨²n de los mortales, Ovartaci era siempre la otra, la diferente. Alguien que no encajaba.
En torno a esa idea de la alteridad y lo ajeno; de aquello y, sobre todo, aquellos que supuestamente no pertenecen a un determinado contexto, gira la exposici¨®n de la madrile?a La Casa Encendida Loving the Alien, una colectiva comisariada por Laura L¨®pez Paniagua que pone en com¨²n varios trabajos de Ovartaci con los de otras tres artistas contempor¨¢neas: la japonesa Mari Katayama (1987); la congole?a Sandra Mujinga (1989) y la coreana Anne Duk Hee Jordan (1978). El t¨ªtulo de la exposici¨®n toma prestado el de la canci¨®n de 1984 de David Bowie, que ya alud¨ªa a esa noci¨®n de for¨¢neo, incluido, tambi¨¦n, lo extraterrestre. En una ¨¦poca en la que los discursos sobre la identidad basculan entre los extremos, la exposici¨®n pone en perspectiva el significado y el valor de ser uno mismo en un mundo cambiante donde, dependiendo de d¨®nde nos situemos en el mapa, a todos se nos puede considerar extranjeros.
Uno de los principales hallazgos de la muestra radica en la pertinente disparidad de las propuestas de cada artista. Tanto a nivel formal como conceptual, poco o nada tienen que ver. Con obras de materiales y medios diversos, el nexo lo proporciona ese trasfondo que alude a aquello que les hace, y nos hace, distintos.
Como espejos enfrentados, los autorretratos de Mari Katayama miran al espectador generando un bucle infinito de reflejos. T¨² eres yo, yo soy t¨². Todos somos todos. Desde esa vocaci¨®n de eternidad apelan a lo inconcluso. La artista, a la que le faltan las piernas, se convierte en sus fotos en un maniqu¨ª sobre el que va superponiendo identidades. Su discapacidad se encuentra en centro porque es lo que la distingue pero, al pelar las capas de interpretaci¨®n, aparece un estrato de sentimientos compartidos: la fragilidad y la fortaleza, el sufrimiento y el amor.
En una habitaci¨®n iluminada de verde croma ¡ªese lienzo del audiovisual donde todo se puede pintar¡ª las obras textiles de Sandra Mujinga trenzan l¨ªneas paralelas a base de telas nuevas y usadas que invocan la circularidad del tiempo: lo que existe y lo que existi¨® conviven en un mismo espacio. Rodeada de cuatro figuras, la pieza central de su instalaci¨®n representa un dinosaurio a medio componer. No est¨¢ claro si se forma o se desintegra. Es un dinosaurio en una sala de exposiciones como podr¨ªa ser un elefante en una cacharrer¨ªa o un pulpo en un garaje. No tiene sentido que est¨¦ ah¨ª y tiene todo el sentido que est¨¦ ah¨ª.
Con sus trabajos en v¨ªdeo, Anne Duk Hee Jordan evoca otro tipo de alteridad: la que separa a los humanos de otras especies animales, y a estas las unas de las otras. En una pantalla, vemos un bosque sueco infectado por la enfermedad del olmo holand¨¦s, un agente extra?o que va dejando un rastro de destrucci¨®n tras su paso. Tambi¨¦n, la promesa de algo nuevo: los olmos que mueren servir¨¢n de alimento para todo tipo de insectos.
¡®Loving the Alien¡¯. La Casa Encendida. Madrid. Hasta el 28 de abril.
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