Gu¨ªa de los nuevos espacios expositivos: faros con otra luz
Emerge un nuevo modelo de galer¨ªa de escala m¨¢s ¨ªntima, menos global y m¨¢s singular, guiada por otro patr¨®n de negocio. Estos son algunos de esos nuevos espacios en Madrid (y m¨¢s all¨¢)
Tal vez sea solo simb¨®lico, pero el cierre del espacio madrile?o de la veterana Juana de Aizpuru parece marcar un punto de inflexi¨®n en el mapa de las galer¨ªas espa?olas. Tambi¨¦n la fusi¨®n entre proyectos como la nueva Prats Nogueras Blanchard, con sedes en Barcelona y Madrid, o la apuesta por grandes espacios, como el de L21 en Palma de Mallorca, o los de Albarr¨¢n Bourdais, Maisterravalbuena y Sabrina Amrani en la capital. Es tan sencillo como pensar en el ciclo de la vida: las mayores se retiran, las galer¨ªas medias crecen y las j¨®venes echan a andar. Lo hacen con fuerza desde la pandemia, especialmente en Madrid. En aquel 2021, contra todo pron¨®stico, nacieron El Chico, Pradiauto, Arniches 36 y Picnic. Intersticio lo hizo un poco antes y en 2022 renaci¨® con el nombre de Belmonte. Un a?o m¨¢s tarde se sumaba a esta nueva escena La Oficina. Ha sido un tiempo de aprendizaje y de hacerse al terreno. De estirar y expandir la propia idea de lo que es una galer¨ªa.
Ahora, un tiempo despu¨¦s, empiezan a tener herramientas para poder entrar en otra dimensi¨®n del juego. En ello pone el foco la exposici¨®n Ensanchar la puerta. Nov¨ªsimo galerismo en Madrid, comisariada por Joaqu¨ªn Garc¨ªa Mart¨ªn, que se inaugura la semana que viene en CentroCentro. Una apertura de miras y una energ¨ªa compartida con otros proyectos m¨¢s all¨¢ de la capital. La lista es larga: Bombon Projects o Racoon en Barcelona, El Sielo en L¡¯Hospitalet de Llobregat, Vangar en Valencia, Cibri¨¢n y Villa Magdalena en San Sebasti¨¢n, estructuras como Pols en Valencia y Fluent en Santander, o bien Fermay en Palma de Mallorca. Esta ¨²ltima accede en esta edici¨®n de Arco a la secci¨®n Opening, dedicada a los espacios emergentes, junto a la citada Pradiauto, lo que tambi¨¦n indica un inter¨¦s creciente por este nuevo modelo por parte de la feria, consciente de su necesidad de renovaci¨®n gradual.
El cambio de modelo es el mayor reto al que las galer¨ªas se enfrentan desde hace a?os. Con siglo y medio de recorrido, el modelo tradicional apenas ha planteado otras formas de crecer y ocupar nuevos territorios pese a atesorar experiencias, conocimientos, contactos y activos de todo tipo. La historia todav¨ªa est¨¢ por construir en uno de los sectores m¨¢s importantes del sector cultural. Con cada crisis, todo se tambalea y todo se replantea. Aunque las dudas siempre ofrecen nuevos avances. Hay dilemas que vienen de lejos y que todav¨ªa no est¨¢n resueltos. Est¨¢ el IVA excesivamente alto y una ley de mecenazgo que no acaba de establecerse. Tambi¨¦n el excesivo centralismo de Madrid, en detrimento de otras ciudades, pese a que la actividad no cesa de aflorar en la capital.
Dos espacios pujantes, Pradiauto y Fermay, entran este a?o en Arco, s¨ªntoma de su inter¨¦s creciente por este tipo de lugares
Hay galer¨ªas internacionales que han abierto sede aqu¨ª, como Carlier Gebauer, Pedro Cera o El Apartamento, u otras de fuera de la capital que se han mudado buscando un nuevo inicio, como La Gran y Rosa Santos, y se han creado proyectos como 1 Mira Madrid al sol de esta ciudad que vuelve a vibrar. Aun as¨ª, el coleccionismo en Espa?a sigue siendo escaso y es por tradici¨®n, aunque el que hay es bueno y leal. Incrementar el inter¨¦s por el arte, su valor cultural, pasa por una apuesta fuerte por la educaci¨®n, uno de los sectores m¨¢s precarizados del arte, y ah¨ª encontramos la primera piedra en el zapato de este camino de largo alcance.
El puzle parece de dif¨ªcil encaje, aunque el esfuerzo es constante, y la energ¨ªa, envidiable. Hace tiempo que la estrategia colectiva ha llegado para quedarse con asociaciones de galer¨ªas y aperturas conjuntas. Adem¨¢s, el cambio generacional viene con un nuevo modo de entender las cosas. Muchos han ocupado antes el puesto de ¡°asistente¡± de galer¨ªa (gallerinas, se las llamaba a?os atr¨¢s) y conocen bien otro de sus problemas end¨¦micos: exige mucho y se paga poco. A los que les parece una locura que abran tantas salas, responden que es normal emprender proyectos propios. Son galer¨ªas que demandan una nueva forma de consumo cultural, a otro ritmo y a otra escala, menos global y m¨¢s singular. En general, se mueven por esa otra institucionalidad que no est¨¢ tan atada al museo, sino a un sinf¨ªn de otros formatos de exposici¨®n y comunicaci¨®n art¨ªstica.
Tras el momento que vivi¨® Madrid con la eclosi¨®n de galer¨ªas en la calle del Doctor Fourquet, hace una d¨¦cada, el barrio de Carabanchel coge el relevo como epicentro de nuevos espacios, arremolinados en torno a la calle de Sallaberry y paralelas. Tiene l¨®gica: el crecimiento de la ciudad pasa por el sur. Si algo caracteriza a esta nueva escena es esa idea de ¡°lugar destino¡±, que descentraliza lo que se entiende por ¡°ruta tradicional¡±. A los nuevos galeristas les da libertad para elegir espacios y precios que en el centro casi no existen. Una oficina, un escaparate, un taller mec¨¢nico, un abrevadero de vacas¡ Al espectador se le exige compromiso, el primer paso para un cambio real y positivo. El nuevo coleccionista parece saber de arte y es m¨¢s consciente de los precios aqu¨ª y fuera, y ya no pide tanto un descuento como sistemas de financiaci¨®n.
El modelo que persiguen: acompa?ar a los artistas desde una idea de galer¨ªa m¨¢s abierta y que excede la exposici¨®n, desde el podcast impulsado por El Chico a las residencias para artistas que ofrece La Oficina. El modelo de negocio tambi¨¦n es flexible y en muchos casos se apoya en brazos econ¨®micos que van m¨¢s all¨¢ de las ventas. Es decir: galeristas que no trabajan solo para la galer¨ªa. Parecen tener clara una m¨¢xima, aparentemente obvia pero no tan asimilada en el contexto del arte: la importancia de entender cu¨¢l es el lugar de cada cual en cada momento, siempre abiertos a que los roles evolucionen, muten y crezcan. O simplemente se transformen. Y, ya lo sabemos, sin cambios no hay avance.
Puedes seguir a Babelia en Facebook y X, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.