Diamantes: tragedias, comedias y poemas
Lo que ni Aurora con su l¨¢piz, los ladrones y soldados con sus armas o los amantes de Truman Capote sab¨ªan es que el cielo puede estar repleto de inmensos brillantes
Llam¨¦mosla Aurora.
Nada hay m¨¢s potente que una ni?a con l¨¢piz enfrentada a una hoja de papel a la que mira con concentraci¨®n aguile?a. Ternura, simpat¨ªa¡ no, la potencia es lo que mejor define la imagen de Aurora. Potencia: capacidad de generar o liberar energ¨ªa convirti¨¦ndola, quiz¨¢s, en trabajo.
Aurora est¨¢ evaluando si escribir o dibujar. Lo primero le preocupa porque a¨²n no domina el asunto; lo segundo la ilusiona porque en lugar de constre?irle da alas a su mag¨ªn, libertad. Pero ha o¨ªdo en casa que la escritura la har¨¢ igual de libre que el arte. La llevar¨¢ a escribir poemas bonitos que pueden llegar a ser profundos y bellos; intrincadas ecuaciones matem¨¢ticas que la ayudar¨¢n a entender intimidades de la naturaleza o a dise?ar piezas de funcionamiento a¨²n incierto; croquis de edificios funcionales o suntuosos; bocetos de rostros con expresiones enigm¨¢ticas; apuntes del diario de laboratorio de conclusiones dudosas pero esperanzadoras.
Cualquiera que sea el viaje que emprenda Aurora, siempre recordar¨¢ que lo inici¨® alentada por el instrumento m¨¢s sencillo que habr¨¢ manejado: el l¨¢piz. Lo que no se preguntar¨¢, mir¨¢ndole la punta, es de d¨®nde viene esa bonita lanza vestida de madera de la que apenas asoma su afilado extremo. La nostalgia futura se le convertir¨¢ en fascinaci¨®n cuando averig¨¹e que el grafito del que est¨¢ hecha es un mineral m¨¢s antiguo que nuestro Sol y sus planetas. Lo forman l¨¢minas de ¨¢tomos de carbono separados entre s¨ª unas distancias exactamente iguales. Cada una de estas capas dista de sus vecinas unas pocas milmillon¨¦simas de metro. Si esas dos separaciones se igualaran, el blando, oscuro y sencillo grafito se convertir¨ªa en diamante.
Toda la potencia art¨ªstica y cultural del grafito se transformar¨ªa tan radicalmente como medita Sherlock Holmes mirando un bello diamante: Ha habido dos asesinatos, un atentado con vitriolo, un suicidio y varios robos, todo por culpa de estos 12 quilates de carb¨®n cristalizado. ?Qui¨¦n pensar¨ªa que tan hermoso juguete es un proveedor de carne para el pat¨ªbulo y la c¨¢rcel?
Se qued¨® corto.
Aurungzeb, hijo del emperador Jehan, famoso porque orden¨® la construcci¨®n del Taj Mahal, reg¨® la India de sangre, mand¨® degollar a sus tres hermanos y destron¨® al padre encarcel¨¢ndolo despu¨¦s para conseguir el gran diamante Kon-i-Noor o Monta?a de luz.
En Europa, en la batalla de Morat, en 1476, el pr¨ªncipe Carlos el Temerario, que andaba por all¨ª, extravi¨® el gran Sancy. Lo encontr¨® un soldado enemigo que se lo vendi¨® a un caballero franc¨¦s por un gal¨®n de aguardiente. Unos ladrones trataron de robar al se?or, y un sirviente fiel, bien para salvarlo de los malandrines o por si aquello acababa ventajosamente para ¨¦l, se trag¨® el diamante. Lo vieron, as¨ª que lo mataron y destriparon encontrando la bella piedra para jolgorio de todos. Tras una azarosa emigraci¨®n, el Sancy acab¨® en el Louvre.
?Cu¨¢ntos dramas se han escrito, incluso comedias y poemas, bas¨¢ndose en estas tr¨¢gicas historias!
Pensemos en los guiones de tres pel¨ªculas: Plan oculto, Diamante de sangre y, la ¨²nica rom¨¢ntica y divertida, Desayuno con diamantes.
En la pel¨ªcula de Spike Lee se comete un atraco bancario perfecto. Las intenciones de los asaltantes son vengarse y enriquecerse. La venganza la motiva el tipo de traici¨®n posiblemente m¨¢s execrable de la historia: salvarse del holocausto jud¨ªo mediante la delaci¨®n benefici¨¢ndose de ello. Los ladrones del banco solo quieren ocho bolsitas repletas de los diamantes acumulados por uno de esos felones como bot¨ªn y un documento para vengarse de ¨¦l.
En la segunda pel¨ªcula, la m¨¢s cruel violencia, en Sierra Leona primero y Liberia despu¨¦s, la llevan a cabo ni?os soldados. Lo que hay detr¨¢s del conflicto son las minas de diamante. Felizmente, el asunto acaba en La Haya con los principales criminales de guerra ante el magno tribunal y con el embri¨®n del acuerdo mundial de no traficar con los que desde entonces se llamar¨¢n diamantes de sangre.
Desayuno con diamantes est¨¢ basada en un relato de Truman Capote: Breakfast at Tiffany¡¯s. Los protagonistas son una jovenc¨ªsima prostituta bisexual y un aspirante a escritor que vive mantenido por una mujer casada y rica.
El amor es m¨¢s poderoso que los diamantes y la bella Holly acaba aceptando a Paul, el artista
El escritor y la scort se enamoran. La pobreza de ¨¦l y la pasi¨®n por el lujo de ella les impiden llegar muy lejos. Pero el amor es m¨¢s poderoso que los diamantes y la bella Holly acaba aceptando a Paul, el artista. En la novela de Capote la historia es m¨¢s desgarrada y termina mucho peor.
?Y qu¨¦ poema podemos traer a colaci¨®n de los diamantes? Uno convertido en bella canci¨®n: Diamonds, de Rihanna, la soldado de Barbados que junto a su sargenta abandonaron las armas para convertirse en cantantes de fama mundial. Dos versos bastan: Cuando me abrazas, estoy viva. / Somos bellos como diamantes en el cielo.
Lo que ni Aurora con su l¨¢piz, los ladrones y soldados con sus armas o los amantes de Capote sab¨ªan es que el cielo, efectivamente, puede estar repleto de inmensos diamantes. En el interior de los restos f¨®siles de infinidad de estrellas, como acabar¨¢ nuestro Sol, las condiciones de presi¨®n y temperatura han podido transformar el grafito en diamante igualando exactamente las distancias que separan a sus ¨¢tomos.
La literatura, el arte y la cultura en general tienen tanto o m¨¢s poder que la ciencia. Todos ellos forman el conjunto m¨¢s bello que ha engendrado la especie humana.
Manuel Lozano Leyva es catedr¨¢tico em¨¦rito de F¨ªsica At¨®mica y Nuclear de la Universidad de Sevilla. Es autor de ¡®Urania y Erat¨®. Un divertimento sobre la relaci¨®n entre la ciencia y la poes¨ªa¡¯ (Renacimiento, 2022).
Puedes seguir a Babelia en Facebook y X, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.