¡®Perder el juicio¡¯, de Ariana Harwicz: la condici¨®n materna

El ¡°narrador sospechoso¡±, tal y como lo propone Wayne Booth en La ret¨®rica de la ficci¨®n, es un narrador que provoca la desconfianza en el lector mintiendo o, al menos, ocultando partes importantes de la trama. A veces es un narcisista o psic¨®pata, representando el mundo de manera deliberadamente oportunista para exagerar sus virtudes, avanzar sus intereses, y enterrar sus cr¨ªmenes. Otras veces es un idiota, que se deja enga?ar y no se entera de las cosas por falta de luces o de atenci¨®n. Cuando es una mujer, sin embargo, basta con que describa con precisi¨®n lo que le est¨¢ pasando para provocar desconfianza. Nadie cree las cosas que le pasan a la mujer.

Ni los padres, ni los maridos, ni los m¨¦dicos que, a lo largo de la historia, han patologizado la experiencia femenina como neurosis, histeria, somatismo, psicosis, posesi¨®n diab¨®lica, brujer¨ªa y otras condiciones derivadas de su animalidad uterina o su imaginaci¨®n desviada y febril. Pero, muy especialmente, los jueces. ¡°La ley no entiende, los jueces no entienden, o hacen de cuenta que tienen problemas cognitivos¡±, se queja Lisa, la protagonista de la ¨²ltima novela de la escritora argentina Ariana Harwicz. Una madre extranjera separada de sus hijos podr¨ªa ser propensa a perder el juicio, el propio y el de los dem¨¢s. En honor a la verdad, Lisa no pone mucho de su parte.

¡°En casos como el suyo, no puede vestirse con cuero, con animal print, con escotes, con tacones de madera ¡ªle dice la abogada del estado¡ª, no la beneficia, ?me entiende? No la puedo representar si no colabora¡±. Lisa no colabora. Habla raro, hace cosas raras, hace exactamente lo contrario de lo que le dicen. Piensa mal y se porta mal. En la oficina del tribunal de familia le dicen que se calme. ¡°Todo lo que haga de m¨¢s la lesiona¡±. Su mirada es asfixiante y pegajosa; un flujo que invade superficies con la consistencia del alquitr¨¢n. Acecha a sus hijos, merodea la casa del marido y bebe medias botellitas mientras espera a que llegue el juicio del t¨ªtulo. Su comportamiento es tan alarmante que cuesta pararse en la premisa de origen: ¡°En casos como el suyo¡±. ?Qu¨¦ caso es?

Perder el juicio podr¨ªa ser un thriller matrimonial de divorcio contencioso en la era del ¡°desacoplamiento consciente¡±. Si no fuera por la insinuaci¨®n de un odio antisemita, de un r¨¦gimen asfixiante de suegros que invaden la vida y la casa, de una burocracia g¨¦lida que responde s¨®lo para corregir comportamientos y extender sanciones. Un mundo ¡°donde reina el odio al odio y a dejarse decapitar sin chistar¡±.

En las fiestas sirven quesos grasos con moho, los autos frenan ¡°como un infarto agudo de miocardio¡±, Lisa ve en sus hijos ¡°la desconfianza del cerdo cuando se da cuenta de que lo van a seccionar¡±. La nieve ¡°puede diluirse o volverse un arma letal¡±, los camiones de carga ¡°llevan armas a Bajmut¡±. Su relato recibe interferencias de finales crueles que se confunden con la realidad. Toda esa malevolencia, ?est¨¢ en el entorno o es el ojo que proyecta sobre el mundo su mirada torcida?

La narradora sospechosa es la herramienta habitual en el linaje de escritoras de terror feminista, materno y medioambiental que une a Jean Rhys y Shirley Jackson con la nueva literatura argentina de Samanta Schweblin, Mariana Enr¨ªquez y Dolores Reyes. Harwicz se distingue por su sensibilidad decididamente francesa, m¨¢s burocr¨¢tica y escatol¨®gica.

Su primera novela, Matate, amor, fue finalista del premio Booker International y est¨¢ en proceso de convertirse en una pel¨ªcula producida por Scorsese, dirigida por Lynne Ramsay y protagonizada por Jennifer Lawrence. Anagrama ha recopilado sus tres primeras novelas en el volumen Trilog¨ªa de la pasi¨®n. La autora dice que sus novelas han sido utilizadas en el juicio de su propio divorcio para demostrar su condici¨®n de mala madre. ¡°Fui juzgada por una ley del siglo XIX que estipula que, aunque separada hace a?os, hasta que no sale la sentencia de divorcio hay que mantenerse casto, tuite¨® en 2021. ¡°Fui sentenciada por un Tribunal franc¨¦s a llevar el cartel de ¡®Ad¨²ltera¡¯. No muy lejos, hubiera recibido azotes o lapidaci¨®n¡±. Perder el juicio est¨¢ siendo adaptada al teatro y al cine.

Perder el juicio

Ariana Harwicz
Anagrama, 2024
136 p¨¢ginas, 17,90 euros

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