¡®Fuego en la garganta¡¯, de Beatriz Serrano: una novela imprevisible para la generaci¨®n que creci¨® con Internet
La obra finalista del premio Planeta tiene a una protagonista con poderes sobrenaturales que transforman sus sentimientos en enfermedad o milagro curativo para otros. Redes, magia y una secta para ganar dinero se suman a una trama con final de cuento
La noche de la concesi¨®n del Premio Planeta, Beatriz Serrano, finalista, present¨® a su protagonista como una ni?a solitaria que, en la Valencia de los noventa, ¡°asesina a una compa?era de clase que se mofa de ella por su situaci¨®n de abandono familiar¡±. Entre murmullos peliculeros, alg¨²n periodista espet¨® que ¡°r¨¢pidamente le dir¨¢n que se ahorre esto de la muerte en las entrevistas¡±. La campa?a medi¨¢tica empezaba all¨ª para barrer cu¨¢ntos m¨¢s ejemplares mejor. Fuego en la garganta est¨¢ bien elegida para lograrlo porque ensanchar¨¢ el rango generacional. Si la obra ganadora, Victoria, es una novela para el lector babyboomer tradicional del Planeta, Fuego en la garganta gustar¨¢ a sus hijos (o m¨¢s bien hijas), a quienes descubrieron el mundo a la vez que internet.
No es f¨¢cil resumirla porque cada una de sus tres partes trunca el tipo de novela que el lector pronostica. S¨ª que hay una ni?a fallecida al principio, pero no por el asesinato sanguinario que sus declaraciones dieron pie a imaginar. Blanca, la protagonista, tiene poderes sobrenaturales (ese fuego en la garganta) que hacen que sus sentimientos se manifiesten en enfermedad o bien milagro curativo para otros. La primera parte parece anunciar un coming of age de una ni?a abandonada por su madre, una mujer frustrada que en la segunda cobra voz propia. Pero en la ¨²ltima parte la novela se convierte en un delirio de sectas, magia e internet que podr¨ªan haber escrito Los Javis y la figura de la madre se difumina. Para acabar, final de cuento que valora la sencillez y la familia elegida.
El tono se aplana en relaci¨®n con El descontento, su primera novela, que obtuvo ¨¦xito por su mordacidad al relatar el malestar laboral contempor¨¢neo. Ahora es m¨¢s distendida y afectada, como suelen serlo las novelas juveniles, aunque se vuelve sobria y directa al final. El punto de vista es el de Blanca, pero no solo. Una Serrano narradora, que ya ha vivido el Metoo y la crisis del 2008, se asoma de vez en cuando para reconocerse en el lector con complicidad. Ese reconocimiento es importante: son infalibles las cosquillas que se sienten cada vez que Blanca descubre El club de la lucha, Joy Division, los pantalones pitillo, La naranja mec¨¢nica o la primera edici¨®n de Operaci¨®n Triunfo.
El lector habitual de estas p¨¢ginas habr¨¢ descubierto conceptos como hangxiety o multimillonarios estadounidenses que parodian Succession gracias a Beatriz Serrano, periodista experta en tendencias y redes. Y como ya pasaba en la primera novela, Fuego en la garganta no se entiende sin internet. Blanca crece como muchos lo hicimos, desconectando el cable del tel¨¦fono para huir de la claustrofobia diaria en un internet incipiente y a¨²n no dominado por oligarcas tecnol¨®gicos. En ese mundo de foros y anonimidad, las comunidades eran posibles y gracias a ello Blanca accede a personas y cultura que ser¨¢n determinantes para sentirse menos diferente. Ahora todo eso lo hemos dejado atr¨¢s, y deslizamos Tiktok guiados por un algoritmo que no sabemos muy bien qu¨¦ nos ofrecer¨¢, pero que captura algo del tiempo, un poco como la novela de Serrano.
Fuego en la garganta
Planeta, 2024
408 p¨¢ginas. 21,90 euros
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