Besos traicioneros: hay amores que matan
Marina Bobo publica su primer fotolibro, un peque?o pero contundente compendio de infamias que va m¨¢s all¨¢ de explorar los intrincados laberintos de la pasi¨®n e indaga en la mediatizaci¨®n de la violencia
Hay amores que matan y esconden algo m¨¢s que pasi¨®n. As¨ª, a lo largo de la historia han sido muchos los besos que han llevado a la muerte, siendo el de Judas el m¨¢s famoso y representativo de la traici¨®n. Detr¨¢s de ese gesto asociado al amor y al afecto, que se supone tan antiguo como la propia humanidad, se podr¨ªan ocultar las m¨¢s grandes perversidades. As¨ª lo demuestra Kiss, el primero fotolibro de Marina Bobo (Madrid, 1996). Un peque?o, pero contundente, compendio de infamias que va m¨¢s all¨¢ de explorar los intrincados laberintos de la pasi¨®n.
Kiss se presenta como un objeto llamativo. Su intenso color rojo despierta de inmediato la curiosidad del lector, a quien le espera una sustanciosa sucesi¨®n de 77 de besos desplegados a doble p¨¢gina. Solo si este se mantiene atento, lograr¨¢ percatarse de que a medida que avanza la secuencia el color rojo se ir¨¢ apoderando de la imagen, incrementando el impacto de la narrativa visual y evidenciando el reguero de sangre que en ¨¦l subyace.
Las im¨¢genes son de naturaleza diversa y aluden a una violencia afectiva que se extiende desde tiempos de Judas Iscariote hasta nuestros d¨ªas. Algunas proceden de archivos y fueron publicadas por distintos medios de informaci¨®n; otras pertenecen a las cuentas de las redes sociales de sus protagonistas. Se incluyen capturas de v¨ªdeo y fotogramas de pel¨ªculas, como El Padrino, mientras la reproducci¨®n de detalles de obras de arte ofrece un respiro al conjunto. La idea es que se mantenga el anonimato de los protagonistas hasta el final de la secuencia. De ah¨ª que no ser¨¢ f¨¢cil para el lector adivinar que la v¨ªctima siempre aparece a la izquierda y el asesino a la derecha. Tendr¨¢ que esperar a una nueva sucesi¨®n de p¨¢ginas, donde el color rojo de fondo ya se ha intensificado y, quedar¨¢n desvelados los cr¨ªmenes, o delitos, asociados a cada una de las im¨¢genes, mediante una serie de titulares procedentes de distintos tipos de publicaciones. De manera que, una vez desvelado el hilo conductor de la serie de im¨¢genes, se activa una mirada diferente sobre las fotograf¨ªas.
Es entonces cuando el lector constatar¨¢, que el primer beso de la serie es el del campe¨®n de lucha libre Chris Benoit a su esposa, Nancy Sullivan, a quien estrangul¨®, as¨ª como al hijo de ambos, antes de ahorcarse con el cable de una de sus m¨¢quinas de musculaci¨®n. Y, que la ¨²ltima imagen la compone la estremecedora mirada de horror de un anciano, Iv¨¢n el Terrible, que besa la cabeza de su hijo, a quien acaba de asestar un golpe mortal. Entre medias, otros muchos besos, como el de un youtuber ruso que emiti¨® en directo la muerte de su novia, sometida durante horas a bajas temperaturas; el del psic¨®pata Paris Bennet, que asesin¨® a su hermana porque quer¨ªa lastimar a su madre; tambi¨¦n el de una doctora que luchaba contra el coronavirus en Italia, y su novio, enfermero, la mat¨®. ¡°Ella me contagi¨®¡±, asegurar¨ªa el estrangulador; o el beso que le dio a un toro el matador Carlos Navarro, poco antes de clavar la estocada al animal y recibir como premio su oreja.
¡°La idea es profundizar en la complejidad de la pasi¨®n. La concepci¨®n edulcorada de la pasi¨®n es segada¡±, escribe Eduardo Sacheri. ¡°Hay que despojarla de esa cobertura pasteurizada que la envuelve en buena parte de la opini¨®n p¨²blica. Como si la pasi¨®n fuera buena, hermosa, y naif, cuando en realidad tiene algo de prisi¨®n, de c¨¢rcel para el que la tiene, capaz de llevarte a lugares muy oscuros¡±. La cita del escritor argentino invita a reflexionar sobre las consecuencias dolorosas de las pasiones y sus dualidades. ¡°Describe c¨®mo su autor ve la pasi¨®n en la vida de los jugadores de f¨²tbol¡±, advierte Bobo. ¡°Sin embargo, descontextualizada, esta reflexi¨®n podr¨ªa referirse al amor entre una pareja, o al de un padre y un hijo. Me hizo pensar en c¨®mo una imagen puede significar dos cosas opuestas al mismo tiempo y, en c¨®mo dependiendo de la informaci¨®n que tenga el espectador, puede variar la mirada hacia la misma¡±.
El proyecto fue el elegido para conmemorar la cent¨¦sima exposici¨®n de la Sala La Kursala, perteneciente a la Universidad de C¨¢diz; todo un referente de la fotograf¨ªa emergente, gracias al cuidado programa de exhibiciones y publicaciones que lleva a cabo su comisario, Jes¨²s Mic¨®. En este caso, de la publicaci¨®n del Cuaderno n? 100 se ha encargado a la editorial Dalpine. As¨ª, Kiss alude a c¨®mo la lectura de la fotograf¨ªa est¨¢ mediatizada por las creencias morales o sociales de quien observa. ¡°En primer lugar, la fotograf¨ªa, y despu¨¦s, el beso, se tornan en traici¨®n y, de golpe, estas im¨¢genes nos catapultan al horror, activando los distintos dispositivos morales que nos dictan lo que es pol¨ªticamente adecuado o correcto¡±, escribe Bobo.
Al tiempo, la publicaci¨®n supone una cr¨ªtica a la presentaci¨®n y trivializaci¨®n de la violencia afectiva en distintos medios de comunicaci¨®n. Agrupadas, las im¨¢genes responden ¡°a la necesidad de evidenciar la violencia medi¨¢tica y contrarrestar el goteo informativo que las banaliza por saturaci¨®n, alej¨¢ndolas de su prop¨®sito original para que puedan ser entendidas desde otra perspectiva¡±, apunta la autora. ¡°?Ampl¨ªan la tolerancia? ?Favorecen el desorden social? ?Normalizan la violencia?¡±, son algunas de las cuestiones que plantea Bobo. ?Resulta contraproducente la sobrecarga informativa?
De ah¨ª que Kiss advierte que, al igual que la pasi¨®n se transforma, tambi¨¦n podr¨ªa hacerlo el periodismo especializado en sucesos. Y se presenta como un revulsivo contra la mediatizaci¨®n del crimen, un contexto donde el amarillismo podr¨ªa prevalecer sobre el compromiso ¨¦tico del periodismo.
Kiss. Marina Bobo. Dalpine 312 p¨¢ginas. 25 euros.
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