Las cosas de Miguel ?ngel Tornero: cuando las fotograf¨ªas desean ser objetos
En su ¨²ltima serie, el artista da forma a distintos escenarios donde las im¨¢genes se apoderan del espacio, y se yuxtaponen y contaminan entre ellas en busca de nuevos significados
Manojo (2024) es el t¨ªtulo de la obra principal que conforma la segunda exposici¨®n de Miguel ?ngel Tornero (Baeza, 1978), en la Galer¨ªa Juan Sili¨® de Madrid, donde una mano de gran tama?o corona una acumulaci¨®n de elementos dispares: columnas de piedra, cajas de cart¨®n, vegetales, una barra de pan, que fragmentados y descontextualizados se yuxtaponen y se contaminan entre ellos en busca de nuevos significados. Una sugerente amalgama, a medio camino entre el collage, el bodeg¨®n, la escultura y el diorama, compuesta por im¨¢genes capaces de desbaratar cualquier expectativa que se rebelan para reclamar su espacio y corporeidad. ¡°Imaginemos que las im¨¢genes hablaran y pudieran decidir sobre su propio destino¡±, propone el autor. ¡°La mayor¨ªa estar¨ªa encantada de quedarse en su esfera digital, en las pantallas, pero otras ya no se conformar¨ªan, desear¨ªan ser objetos¡±.
As¨ª, en Las Cosas (bodeg¨®n falaz), la imagen ha dejado de ser en cierta medida reproducible para reclamar su aura m¨¢s emocional. Tornero acepta el reto dando forma a una serie de escenarios cuidadosamente construidos que trasladan al visitante a extra?os y an¨¢rquicos universos donde conviven fragmentos arrebatados a la ciudad. Piezas que en su totalidad invitan a ser rodeadas, a descubrir sus dos caras, sus engranajes, su vulnerabilidad. Construidas mediante m¨®dulos, podr¨ªan plegarse y guardarse. La serie alude a la contradicci¨®n de llamar a las im¨¢genes cosas, mientras en su t¨ªtulo resuenan Las cosas de George Perec, la novela que consagr¨® al escritor franc¨¦s a mediados de los sesenta, cuyos insatisfechos protagonistas solo encontrar¨¢n en la posesi¨®n de objetos la esencia del ser; el temprano reflejo de una sociedad banalizada y rendida a la sociedad de consumo.
Las cosas de Tornero pertenecen a la parte menos atractiva de la ciudad. Carecen de importancia, forman parte de lo cotidiano, del pulso de un barrio: bolsas de El Corte Ingl¨¦s, ropa tendida, jamones, cajas de refrescos, guantes y la peluca de un maniqu¨ª. Tambi¨¦n hay figuras humanas, sombras, un p¨¢jaro disecado, un gato, un Nokia 3310 y zapatos Castellanos. Es la propia aglomeraci¨®n de elementos la que hace que se enriquezcan entre ellos y tambi¨¦n se diferencien dentro del conjunto. Una organizaci¨®n donde resuena la idea de un rastro, donde conviven un centenar de cosas que carecen de importancia. ¡°Nunca miramos solo una cosa; siempre miramos la relaci¨®n entre las cosas y nosotros mismos¡±, dec¨ªa John Berger.
¡°No he pretendido en ning¨²n momento un retrato de Madrid¡±, destaca el autor. ¡°Me considero fot¨®grafo en la manera en la que me relaciono con el mundo a trav¨¦s de la c¨¢mara. En c¨®mo salgo a la calle atento a lo que sucede, a algo que te despierta los sentidos¡±. La serie supone una reconciliaci¨®n con la ciudad, con los gestos del fl?neur, despu¨¦s de Quemar Ram¨®n y La noche en Balde, donde el paisaje vegetal vertebra la obra. Tornero retomar¨¢ el esp¨ªritu de The Random Series, para la cual, casi de forma compulsiva, fue fotografiando distintas ciudades. En esta ocasi¨®n, las im¨¢genes le sirvieron como materia prima para la elaboraci¨®n de unos collages realizados aprovechando el error de un programa de inteligencia artificial; un software que no estaba entrenado para coser im¨¢genes de distinta ¨ªndole.
Las cosas (bodeg¨®n falaz), es un paso m¨¢s en su indagaci¨®n sobre el papel de las im¨¢genes. Un proceso en el que la intuici¨®n y la libre asociaci¨®n desempe?an un importante papel y los l¨ªmites del medio fotogr¨¢fico se ensanchan. ¡°Mi trabajo tienen mucho que ver con lo que ha ido pasando estos ¨²ltimos a?os en el escenario de las im¨¢genes; con la reconfiguraci¨®n de lo que es la experiencia fotogr¨¢fica, con las revoluciones digitales, con la posfotograf¨ªa en general. Trata de mi reacci¨®n ante ello¡±, apunta el autor. ¡°Casi nunca lo que muestro es lo que disparo¡±, advierte. Ser¨¢ a trav¨¦s de los distintos tipos de manipulaciones e investigaciones que va incorporando a su quehacer art¨ªstico como dar¨¢ forma a sus piezas. En esta ocasi¨®n hace uso de la fotogrametr¨ªa y el escaneado en 3D incorporado a los tel¨¦fonos m¨®viles como un nuevo formato de registro. ¡°Me interesa usar t¨¦cnicas dom¨¦sticas que de alguna manera todo el mundo tiene a su alcance. El ir de lo digital a lo manual, adoptar los avances tecnol¨®gicos sin sentirme dominado por ellos¡±.
El cuerpo tatuado de una diva: Altamira
El artista andaluz estar¨¢ presente este a?o en la pr¨®xima edici¨®n de Paris Photo, que regresa al Grand Palais entre el 7 y 10 noviembre. Lo har¨¢ presentado por la Galer¨ªa Juan Sili¨® dentro del sector Emergence. Comisariado por Anna Planas, directora art¨ªstica de la feria, presentar¨¢ 23 exposiciones individuales que abarcan las distintas propuestas experimentales de una nueva generaci¨®n de artistas ¡ªentre ellas las de otro espa?ol, Jon Gorospe, representado por la galer¨ªa C¨¢mara Oscura¡ª. Tornero presenta Rockstar, un proyecto creado espec¨ªficamente para el Museo de Altamira. ¡°Tiene que ver con el propio t¨¦rmino, ¡°estrella de la roca¡±. Altamira se presenta como una diva, pero tambi¨¦n como un templo o cuerpo tatuado, como podr¨ªa ser el de Keith Richards¡±, explica el autor. Nuevamente, mediante el uso del collage y la incorporaci¨®n del flash, el autor ir¨¢ inspeccionando y reinterpretando la cueva en busca de nuevas formas. ¡°Quise ver qu¨¦ cuenta ese cuerpo tatuado hace miles de a?os. Observarlo como un palimpsesto donde se encuentran las primeras formas del arte. Un mito vivo que sigue generando nuevos significados¡±, a?ade el autor. ¡°Una cueva es un lugar duro, un buen lugar para replantearse el concepto de la belleza. Una tierra extra?a para el hombre, donde se entra por accidente, y se ven las entra?as de la tierra. Desde su grotesca oscuridad surgen formas caprichosas y extravagantes que, sin embargo, nos acercan a lo sublime. Me propuse construir una nueva escenograf¨ªa con todos los elementos que la constituyen. Sus superficies, y vol¨²menes, y tambi¨¦n sus misterios y c¨®digos a¨²n por descifrar¡±.
Las Cosas (bodeg¨®n falaz). Miguel ?ngel Tornero. Galer¨ªa Juan Sili¨®. Madrid. Hasta el 8 de noviembre.
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